marzo 13, 2007

Oratoria. Y ahora, ¿quién podrá ayudarnos?



Así diría alguien implorando la presencia del Chapulín Colorado en un programa de televisión por demás conocido; pero hoy, en todo el país es la incógnita que prevalece en la juventud mexicana.

Esta interrogante puesta de moda por el escritor y actor contemporáneo que mas ha difundido nuestra comedia mexicana por el mundo, y me refiero a Roberto Gómez Bolaños, ha cobrado vigencia entre la comunidad de hombres y mujeres que gustan y aman a esa rama de la cultura como lo es la oratoria.

Pero, ustedes se preguntarán: porque abordar a la oratoria en este espacio virtual? Es simple, más simple de lo que se cree.

En fechas recientes se acaba de llevar a cabo la entrega de la Medalla Dr. Belisario Domínguez en el Senado, la cuál fue decretada por Adolfo Ruíz Cortines  para premiar a los hombres y mujeres mexicanos que se hayan distinguido por su ciencia o su virtud en grado eminente, como servidores de nuestra Patria o de la Humanidad. En este año fue entregada al Dr. Jesús Kumate, quien fuera Secretario de Salud en México en el periodo 1988-1994.

Sin duda una distinción muy atinada la que realizó el Senado de la República. Hablar del Dr. Kumate es hablar de alguien que con anterioridad ha recibido distinciones por su aporte a la ciencia en los países de Guatemala, Francia, Japón, Italia, entre otros más; así como de organizaciones internacionales como el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia. En resumen: Se distinguió a alguien que se ha distinguido por su caminar ético y de investigación.

Sin embargo, hablar de Belisario Domínguez Palencia no se reduce a hablar solo de esta medalla. Es hablar mucho más allá, todavía por arriba de ese excelso discurso pronunciado en septiembre de 1913 en el Congreso Mexicano y que fuera el motivo de su asesinato por el Presidente Victoriano Huerta. Le cortaron la lengua.

En tierras chiapanecas, en el municipio de Comitán de Domínguez, lugar que es la cuna de ese prócer mexicano, se honra año con año su memoria con un evento solemne, muy solemne.  Y ahí, se lleva a cabo un discurso.

¡Libres por la palabra Libre! Es una frase que retumba y forma parte del discurso oficial. El orador se llena la boca con esa frase….. y se acabó. No hay más.

Pero ¿porque todo este antecedente?  Por una razón: se ha quedado en el olvido el fomento de lo que sirvió a Belisario Domínguez Palencia para alertar a la patria de los abusos de Victoriano Huerta, y estoy hablando de la Oratoria.

Año con año, en ese bello municipio se llevaba a cabo un Concurso Nacional en el seno del Teatro Junchavin, lugar en donde se daban cita los mas grandes oradores que han pasado por la historia nacional de nuestro país.

El Concurso Nacional de Oratoria “ Dr. Belisario Domínguez” era un punto de referencia entre la comunidad de oradores de México. Esta fiesta de la palabra, tuvo sus orígenes en el sexenio del General Absalón Castellanos Domínguez, quien fuera Gobernador de Chiapas específicamente en 1984. 

Fue la Asociación de Estudiantes Comitecos radicados en el DF., quien se encargaba de llevar a cabo los aspectos organizativos y de logística, con apoyo, por supuesto, de los gobiernos del estado y municipal. Es en 1986, cuando se concibe también organizar anualmente el Certamen Nacional de Declamación "Rosario Castellanos".

Ambas justas lograron con el paso del tiempo el reconocimiento nacional e incluso internacional, porque acudían a la entidad los maestros del buen decir aglutinados en clubes y círculos de expresión artística de todo el país. Hoy todo ha quedado en el olvido. Ni oratoria ni declamación. 

"Ni pa’tras ni pa’delante"  –dirían en mi pueblo-.

En pocas palabras: ¿la cultura? ¡No importa!

Y aquí no se vale decir que sólo es responsabilidad de los gobiernos municipales el llevar a cabo la realización de estos eventos, el de Comitán para ser más específicos.  

No, aquí hay que hablar de la participación de los gobiernos estatal y federal. 

Tener al Consejo Nacional para la Cultura y las Artes al mando de Sari Bermudez Ochoa, tener al Consejo Estatal para la Cultura y las Artes de Chiapas al mando de Oscar Oliva Ruiz; a una Secretaría de Educación a cargo de Reyes Taméz y a Alfredo Palacios a nivel federal y estatal, respectivamente; es hablar de que dentro de su Programa Operativo Anual no se contempla a la Oratoria ni a la declamación como objetivos importantes. Ni pensar en el Plan Nacional de Desarrollo.  Vicente Fox no gusta de ello o al menos, eso es lo que deja ver.

¿Que incongruencias, no? Se recuerda al Prócer chiapaneco pero se olvida fomentar entre la juventud a lo que lo hizo Prócer. ¡Bah!

Todo esto sale a flote, debido a que fui invitado a participar como parte del Jurado Calificador del “1er. Concurso Interuniversitario de Oratoria 2006”junto al lado de dos personalidades de la oratoria y de la declamación del Estado de Chiapas.

Claudia Orantes Palomares – actual Regidora Municipal de Tuxtla Gutiérrez-  y Carlos Sergio Montesinos Kramsky – funcionario de primer nivel del Congreso del Estado- fueron las personas con las que tuve la difícil tarea de elegir al orador mas destacado de esta competencia.  Los dos grandes oradores chiapanecos.

Fuimos convocados por la Cámara JuniorInternacional de San Cristóbal de las Casas, Chiapas; la cual está encabezada por el Lic. Rodolfo Samayoa Zepeda y por Ana Valdivieso Hidalgo, Vicepresidenta Ejecutiva Nacional. La ganadora de este concurso fue Marlene Marisol Gordillo Figueroa, alumna de la Facultad de Derecho de la Universidad Autónoma de Chiapas.

Los discursos, los temas de agenda nacional, los jóvenes en pleno en el auditorio, los oradores, los padres de familia, las autoridades de la Facultad de Derecho –anfitriona del evento- todo ello se conjugaba en un mismo tiempo, en un mismo escenario, cada uno de ellos fueron el confeti de la fiesta del buen decir.

En este Certamen pude corroborar que el gusto por la oratoria es un común denominador entre la juventud chiapaneca, y que decir de la de todo el país, toda vez que existen generaciones que claman por este bello arte y que año con año se quedan con las maletas en la puerta esperando la realización del tan sonado y aclamado Concurso Nacional de Oratoria Belisario Domínguez y por lo visto, seguirán así. Esperando.

¿Nombres? Aquí van: Omar Venegas Quintana de Chihuahua; Gabriela Gaxiola de Baja California Norte; Moisés Molina Reyes de Oaxaca; Jesús Peña Santamaría de Veracruz; Layla Lorena Flores Terrazas de Quintana Roo; Alfonso Martínez Córdova del D.F.; Héctor Manuel Hidalgo Torres y Victor Kan Izquierdo de Tabasco, Leobardo Rodríguez Juárez de Puebla, Susano García García de Tamaulipas; Reyes Eliud Cíntora y Jennifer Islas del Estado de México, Adolfo Rodríguez Tapia de Morelos, Fernanda López Villegas de Queretaro; entre muchos más. Un verdadero Bloque Nacional Juvenil de la oratoria.

Jóvenes que vienen a representar el compromiso y la entrega que por la palabra existe en el país. Oradores que han destacado en sus respectivos Estados y que dan muestra que la preparación y el talento cuando se unen siempre dan como resultado el éxito.

Cada uno de ellos ha demostrado que los campeonatos estatales y nacionales ganados, no son como respuesta de la improvisación o del dedazo. Que en cada tribuna han puesto todo para hacer que la palabra siga caminando por todo el país.

Que gusto me dará que al pasar los años todos los citados sigan en la oratoria, pero más aún, logren alcanzar sus objetivos profesionales apoyados en el arte de la palabra.

Y cito esta referencia porque al igual que mis amigos oradores de todo México, en el evento realizado por la Cámara Junior Internacional, es un claro ejemplo de que ahora son las organizaciones sociales las que están buscando continuar con el fomento y desarrollo de las diversas disciplinas que son tema de este espacio.

Considero que debe de existir una reorientación de las políticas públicas en este sentido. El gobierno debe de tener presente que lo que nos ha distinguido a nivel internacional y que nos da presencia en el ámbito mundial son precisamente los hombres y mujeres que han aportado a la cultura importantes legados.

¡Por favor!  Que retomen lo que nos está permitiendo tener la nariz por arriba del agua. La oratoria y la declamación necesitan urgentemente ser sacadas del ostracismo y sean impulsadas para darle espacio de participación a los jóvenes que tienen puestas sus esperanzas en ellas. A México le hacen falta oradores de buen nivel, preparados y con visión estadista.

No caigamos en ese “ lado cómodo” y dejemos solas a las organizaciones sociales en el desarrollo de algo que nos interesa a todos. Ellas están haciendo su labor, pero el gobierno debe de cumplir con su obligación.

Porque a diferencia de la televisión, los mexicanos no contamos con un Chapulín Colorado que pueda decir ...“no contaban con mi astucia".