noviembre 19, 2009

Perdonar el éxito



El fin de semana sucedió.


Estuve sentado en una mesa en un convivio social. No fui obligado. Pocas veces hago las cosas por compromiso. Si no me nace hacer algo, simplemente no me muevo.

Ni al escribir aplico la obligación. Tiene que existir un tema que me haga meditar o que me apasione para poder sentarme frente a mi computadora personal para teclear.

En fin, el asunto es que quise acudir al evento y así lo hice.

Y en esa reunión, pude platicar con una mujer con la que me une una amistad de muchos años. Casi el mismo tiempo que tenía de no verla.

Fue extraño. Siendo amigos, platicamos como unos desconocidos. No sabía nada de su vida, de sus aventuras, de sus viajes, de su familia, de sus logros. Platicar con esa ignorancia sobre ella, me permitió conocer aspectos que me hicieron no comprender algunas cosas que me explicaba.

Con su plática, pude darme cuenta de muchas aristas de su personalidad. Y es que ahí, sentada a mi lado, estaba una mujer verdaderamente exitosa en la vida.

Con una profesión que le había permitido tener la solvencia económica para viajar por el mundo.

Se había hecho sola. 36 años de su vida y ya tenia al éxito transpirando por los poros de su piel.

Poseedora de una belleza tan natural, que podía ser admirada hasta por los que la veían caminar de espaldas. Con una elegancia que podía distinguirse con solo observar el barniz de las uñas de sus pies.

Con una carrera muy sólida en el mundo de la capacitación empresarial. Laborando en la Ciudad de México para una firma que asesora a grandes compañías en todo el país. Ahí estaba la mujer de éxito.

Pero yo notaba algo en su plática. Y su mirada me lo confirmaba.

Por la confianza que caracterizó mi amistad con ella en la adolescencia, le comenté lo que yo observaba.

Y lo hice porque de no haberlo hecho, yo explotaría.

Cuando le expresé que yo notaba una mirada triste en ella, como un resorte giró su rostro hacia mí, con un gesto que me hizo recordar a un alumno cuando, en pleno examen, le dije que había descubierto su acordeón.

Se quedó en silencio por breves segundos. Y así, sin más, me dijo que todo lo que tenia, todo lo que ella poseía, gustosa lo cambiaria por una familia.

Esas palabras todavía caminan y chocan en las paredes de mi mente tratando de encontrar una salida.

Si, la mujer exitosa, la asesora ejecutiva, la que cuenta con departamento en zona exclusiva en la capital del país, la que posee dinero suficiente para darse sus gustos y caprichos como ropa, joyas, zapatos y demás; estaba confesándole a un amigo “desconocido” que todo eso no tenia valor en comparación con una familia.

Me hizo saber que ella en lo personal, desde niña anhelaba ser una mujer exitosa. Y fue caminando por su vida hasta alcanzarlo. Pero que se dio cuenta que no podía tener una pareja por los tiempos que su profesión maneja.

Me comentó que no ha podido mantener una relación duradera. El final de las historias de amor que ha vivido siempre tienen el mismo final. Ellos se van.

Me comentó que muchas veces pensó que sus relaciones terminaban por el tiempo que no les daba; pero en el fondo, ella sospechaba que su éxito opacaba a sus parejas.

Ganaban menos sueldo que ella. No tenían el mismo nivel que ella. No tenían la misma proyección que ella.

Y era así porque los de su mismo nivel económico buscaban a parejas con un abolengo familiar. Apellidos con un lugar en la sociedad.

La solución a su problema no la encontramos en esa plática. Terminamos de conversar con los correspondientes comentarios de mi parte hacia ella. Me despedí expresándole que su vida me resultó interesante, digna de una reflexión como la que hoy estoy haciendo en mi blog.

Sin faltar a la ética y tratando de no defraudar su confianza, le pedí me permitiera escribir sobre lo conversado. Solo sonrió, aprobando con ello mi petición.

Y aquí estamos, compartiendo con ustedes esta historia que quizá para muchos tenga una explicación lógica. Pero para otras personas, como yo, no es tan sencillo de comprender.

Y esto lo comento porque muchas veces he escuchado a mis amigas decir que por tener una familia sacrificaron su carrera y el éxito.

Que prefieren el éxito obtenido en el hogar y en su familia. Y cuando hablan de ello, el orgullo les sube por las venas, como sube la marea en la playa al entrar la noche.

Pero en la otra sala, están las exitosas en la oficina. Las que brillan en el ámbito laboral. Las que los cargos públicos y los puestos de alta jerarquía les llegan por si solos.

Que se preparan para ello y no se detienen hasta conseguirlos. Las que opinan que es mas fácil cuidar una oficina que tener paciencia para cuidar a los hijos.

Y por la maternidad ni se preocupan. Ser madre soltera es una opción. Aunque también existen otras mujeres que opinan que tener hijos solas es un acto egoísta, toda vez que privan de que el niño goce de un padre y por consecuencia una familia. Todos los puntos de vista los respeto a morir.

El asunto es que ambas son exitosas. Ambas destacadas. Una en el hogar y la otra en la oficina.

Sin embargo, cuando “las exitosas del hogar” ven llegar a “la exitosa de la oficina”, cuando ambas coinciden en el mismo lugar, la incomodidad las toma del brazo y las zarandea. Y la mirada por la comisura de los ojos no se deja esperar.

Mientras una presume cuerpo, ropa, peinado y calzado y una sonrisa con dientes blanqueados; la otra presume hijos sanos, estabilidad en el hogar, una familia sólida y una leve sonrisa de satisfacción dibujada en el rostro.

Mientras una presume viajes con las amigas, la otra presume excursiones con los hijos. 

Mientras una pregona como educa a sus hijos, la otra se vanagloria de cómo coordina a su personal.

Ambas se sienten exitosas. Y no deberían de “sentirse”. A mi juicio, son exitosas.

Lo que no logro comprender es el motivo por el cual, una envidia el éxito de la otra. Si, envidia de tener lo que la otra tiene. Una el cargo publico, y la otra, la familia de la vecina.

Y lo más curioso es que no lo hacen en público. Esa envidia les camina por todo el cuerpo como hormigas hasta hacerlas gritar con un rictus desesperado en la soledad de ese bosque obscuro llamado “yo interno”.

Mi opinión es que la mujer puede lograr el éxito en el hogar, en la familia, en la oficina, en los negocios. En cualquier lugar la mujer es exitosa.

Ellas nacieron para triunfar. No importa los ambientes o los escenarios. Ellas lo logran. Ya sea sola o acompañada, en el hogar o en el trabajo. El éxito siempre las alcanza.

Y tal y como me sucedió con la plática de mi amiga, quizá en este escrito no encuentre la solución a la problemática.

Pero surge una interrogante…¿Por qué desear lo de la otra cuando se es exitosa? ¿Es acaso propio de la naturaleza humana? ¿Se puede perdonar el éxito?¿Una envidia a la otra?




Derechos Reservados para Luis Alberto Luna León

noviembre 17, 2009

Concurso Municipal de Oratoria

Hoy quiero ser el instrumento para difundir una noticia que me llena de gusto y mucha satisfacción.

Siempre he manifestado que soy partidario del uso de la palabra. Ya sea escrita o hablada. La oratoria es una de mis pasiones. Y como tal, me aferro a sus manos y me dejo llevar por ella.

Por eso, cuando me entero que organismos públicos encaminan sus esfuerzos a fomentarla, no puedo mas que agradecerlo y contribuir , aunque sea con un minúsculo grano de arena, a que se lleven a cabo.

Es por eso que hoy, aprovecho mi blog para promover, muy a mi manera, la Convocatoria al Concurso Municipal de Oratoria 2009, organizado por el Instituto Municipal de la Mujer.

Este concurso, tiene como temática un rubro que, en lo personal, procuro y respeto.

Y me refiero a la Igualdad de Género.

Para aquellos que desconozcan a lo que se refiere este tema, quiero comentarles que es muy simple.

Es hablar de la igualdad que ante una sociedad, y en cualquiera de sus roles, deben de tener las mujeres con respecto a los hombres. Mismas oportunidades y mismos derechos, pero tambien, mismas obligaciones.

Los jóvenes siempre nos quejamos de que el gobierno nunca abre espacios de participación a la propia juventud. A todos gritamos que el gobierno no nos toma en cuenta como jóvenes que somos.

Hoy tenemos uno. Frente a nosotros. Hagamos uso de el para demostrar ese gran potencial que caracteriza a la juventud en Chiapas.

Aún y cuando existe una bolsa económica para ser distribuido como premio para los tres primeros lugares, creo que el simple hecho de participar nos hace vivir experiencias que no podriamos comprarlas en la tiendita de la esquina.

Porque participar en un concurso de oratoria, nos hace sentir una adrenalina indescriptible. Nos hace sentirnos vivos. Saber que tendremos la oportunidad de decirle al mundo lo que sentimos y lo que pensamos.

De poder alzar la voz para hablar por los que no pueden hacerlo. De medir nuestra capacidad con nosotros mismos. De conocer hasta donde podemos llegar por el solo hecho de decidirnos a hacerlo.

Ojalá que muchos, pero sobre todo, muchas lectoras de mi blog puedan darse esa oportunidad.

Para incribirte en este concurso, puedes hacer en linea en la página http://www.tuxtla.gob.mx/ o si lo prefieres, accesa a ...

Quiero inscribirme en el Concurso Municipal de Oratoria 2009

O bien, acude a las oficinas del Instituto Municipal de la Mujer, ubicado en la 1a av. sur poniente número 339, en el 4to. piso. En la convocatoria se señala como fecha límite para inscribirte el 20 de noviembre; sin embargo, se amplió hasta el 24 de noviembre.

Para ver a detalle los temas del concurso, la manera en la que se desarrollará y los criterios que calificará el jurado, haz click aqui ...

Concurso Municipal de Oratoria 2009 Igualdad de Género

noviembre 03, 2009

La sinceridad

Siempre he sido de la idea de que no hay mejor manera de hacer trabajar a un hombre que manteniéndolo siempre bajo presión.

Lo viví como alumno y como hijo, lo apliqué como docente y hoy lo observo como ciudadano.

La presión hace que un hombre trabaje, que un hombre hable. A los políticos también se les aplica. Ejercer presión siempre hace que el grano estalle.

Y hay dos caminos por los cuales un hombre transita cuando siente la presión. O lo hace bajo mentiras o bien, lo hace bajo verdades.

Pero sorpresas que da la vida. Mientras que unos son admirados por ser siempre sinceros, otros son navajeados por la sociedad. Se les desecha, se les elimina, se les hace a un lado del grupo solo por ser sinceros y decir siempre la verdad.

La sinceridad, para muchos, es pecar. Amparado en ella podemos decir lo que nunca imaginamos.

Hay personas que caminan por la vida con esa sinceridad pesándole en la espalda. Cual vil pipila, van andando y con ello, se van hundiendo y quedando solos.

Un hombre aplaude la sinceridad del otro siempre y cuando esa sinceridad no sea aplicada en su contra. Que hablen de las verdades del otro pero no de las mías. Esa es la ley de toda sociedad en México.

Muchos se rasgarán las vestiduras negándolo. Pero nadie puede engañarse a sí mismo. La sinceridad nos arde cuando es dejada caer en nuestra propia humanidad.

Al gobierno de Felipe Calderón por años los empresarios le han exigido números reales en las cifras del desempleo, de la economía, de la devaluación, de la inflación.

En lo que lleva de su mandato, han sido los empresarios los que han levantado la voz diciendo que Calderón los engaña con el manejo de sus estadísticas. Le han pedido en infinidad de ocasiones que sea sincero y que no engañe al pueblo.

Quizá esa presión caló hondo en la humanidad del presidente de México. Talves lo motivó a armarse de valor y a darles la sinceridad que tanto piden.

En la inauguración del 41 Foro de la Industria Química, efectuado en la ciudad de México, Calderón se dio gusto dándole gusto a los empresarios, esos que tanto le pedían que hablara con la verdad.
Sin tomar agua para acicalar la voz, Calderón, parado, con las manos en la palestra, y frente a las cámaras de las televisoras más importantes de México y del mundo que cubren sus actividades, tragó saliva y pronunció quizá las palabras mas sinceras de todo su gobierno. Y me atrevo a decir que las únicas que han sido sinceras desde que era candidato.
Dijó: “…es inaceptable que las grandes corporaciones empresariales pidan al gobierno de México establecer impuestos a los alimentos y medicinas de la gente más pobre, mientras pagan solo el 1.7 por ciento de impuestos. Esto ya no puede ser…”
El Presidente dejó en claro que sabe de las artimañas que utilizan los empresarios para darle la vuelta al gobierno y no pagar impuestos. Porque fue muy certero al mencionar que “…está bien que tengan actividades filantrópicas, patrocinen eventos deportivos y regalen a los gobiernos equipamiento médico, pero deben contribuir con el gasto público…”
Y el mandatario mexicano sin duda se dio cuenta de que sus palabras tendrían un efecto negativo. Se quiso curar en salud manifestando: “…Y no estoy pidiendo sacrificios, no le estoy pidiendo a las empresas de México que paguen más de lo que paga un dentista o lo que paga un empleado: les estoy pidiendo que pongan su parte, que cumplan con la ley...”
Uff. La sinceridad borboteando de los labios.
Sin duda somos los ciudadanos los que más aplaudimos esta sinceridad. Y lo aplaudimos porque esto es algo que sabemos todos. Los privilegiados en ese paraíso fiscal son los señores del costal (de dinero).
Sin embargo, hay algunas interrogantes que salieron disparadas de ese foro en el momento mismo de bajarse de la palestra.
Y es que yo no se que opinen los empresarios.
Pero, aquí en confidencial, me gustaría conocer cual es la opinión de tres grupos específicos de empresarios de México.
¿Qué opinaran los dueños de Cemex, América Móvil, Kimberly Clark, FEMSA, Bimbo, Wal Mart, Televisa, BBV Bancomer, Banamex, HSBC, Banorte, Santander, Inbursa y los grupos Carso, México, Posadas, Maseca y Saba?
¿Qué opinaran los empresarios que respaldaron, apoyaron y quizá hasta le aportaron dinero a aquel Felipe Calderón Hinojosa, entonces candidato a la presidencia de la República?
¿Qué opinaran los empresarios que dan vida y destino al Partido Acción Nacional, ombligo político de Felipe Calderón?
Conocer esas respuestas será una verdadera odisea. Saber que piensan será como una completa excursión a escenarios naturales maravillosos e interesantes.
Por lo pronto, Ricardo Salinas Pliego ya se pronunció.

El hombre que maneja una de las Fundaciones que más apoyos ha llevado a los mexicanos ya levantó la mano y dijo que las empresas si pagan impuestos, mencionando que es el gobierno el del problema, al aplicar mal sus recursos, emanados de una mala planeación del gasto publico.

Salinas Pliego, considerado el cuarto hombre más rico de México con una fortuna de 6.3 miles de millones de dólares según el último ranking de Forbes, criticó los aumentos impositivos y la subida de precios.

En fin. La sinceridad pedida a Calderón, no fue nada grata para los empresarios.

Pero para los ciudadanos de a pie, los que día a día se levantan para ir a trabajar y que dependen de un sueldo quincenal, esa sinceridad fue aplaudida a rabiar.

“Ya era hora” fue el comentario que en la sociedad se generó al escuchar al Presidente hablarles así a los empresarios.

Pero creo que las cosas se van a tornar de un color diferente. Las represalias están a la vuelta de la esquina.

Y tan lo sabe el gobierno, que el Secretario de Hacienda Agustín Carstens ya salió al quite de la declaración de su jefe, manifestando que “…el gobierno de México no busca lastimar las finanzas de las empresas…”

Por lo pronto, nosotros como ciudadanos estaremos atentos al actuar del Presidente.

Veremos si Calderón sigue por el mismo camino, exigiéndole a los empresarios para llevar el beneficio de la ciudadanía; o bien, redirecciona su andar y se va por el camino de los empresarios, con los pasos mas medidos, cual bebé hacia los brazos de papá.