
Hace ya varios ayeres, tuve la oportunidad de convivir con un grupo de jóvenes.
Fui invitado a impartir un curso de oratoria a muchachos preparatorianos que estaban por ir a representar a su escuela -y a Chiapas- en un concurso nacional.
Por la limitación del tiempo no pudimos desarrollar un curso de manera formal, por lo que me limité a dar algunos consejos.
Analizamos videos, criticamos a detalle a oradores de la historia universal. Realizamos ejercicios de oratoria y concluimos esa charla.
Para muchos esta historia aquí pudo acabar. Sin embargo, fué caminando hacia la puerta de salida del Instituto cuando inició. Fue a partir de ahí cuando la verdadera historia se empieza a escribir.
A escasos metros por dejar a ese grupo de jóvenes alegres y jubilosos por ir a su encuentro nacional, escuché una voz que me detuvo.
Regresé la mirada y un joven, de los oradores con los que yo había convivido minutos antes, me pidió mi correo electrónico para poder intercambiar puntos de vista sobre la oratoria.
Gustoso accedí. No hay tema que me apasione más que ver a un joven tratando de aprender.
Tiempo después y conversando con él, pude conocer que es un muchacho que siente que no se encuentra en el estereotipo tradicional de la juventud.
¿Licenciado, que joven de mi edad tiene música andina y colombiana en todo su ipod? ¿Qué chavo de mi edad se dedica a leer libros y a escribir poesía durante toda la noche?
Esas fueron sus preguntas, mismas que yo les di una connotación como de desesperanza.
Pero de esa plática, surgió lo que hoy motiva estas líneas.
Por ello, quiero aprovechar este espacio para poder compartir con ustedes un poema de su autoría, deseando que ojalá sea el inicio de una gran trayectoria para ese joven que por las noches, mientras todos duermen, el se dedica a escribir las historias que quizá, en un mañana, sean motivo para que dos seres se enamoren y se unan para la eternidad.
En un mundo en donde la juventud se encuentra totalmente desubicada, casos como los de este poeta anónimo, me deja ver una pequeña luz de esperanza y me hace sentir que no todo está perdido.
Aquí pues el poema que, aunque corto, viene de la mano de un joven creativo.
Noche de los Dos
Puedo sentir transpirar nuestros cuerpos
y oir su voz, susurrándome.
Sus uñas van desgarrando mi espalda
sus movimientos aceleran mi sed.
Y la pasión, invadiendo mi alma
y su perfume, embriagándome.
Una vez más, me transporta en el tiempo
ya nada existe, solamente nuestro amor.
No puedo pensar en vivir sin esa mujer
que me hizo perder la razón y el corazón.
Sé que no estará junto a mi al amanecer
y me quedaré con su amor sobre la piel.
Hoy ya no está, y el silencio me alcanza
se hace imposible respirar la soledad.
Debo esperar, a que llegue la noche
para escaparnos juntos a otra realidad
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