Y la fecha llegó. El 21 de septiembre se celebra la
paz en el mundo.
Tres letras con miles de significados.
Letras y tinta se han escurrido en nombre de la
paz. Gestas, traiciones, movimientos sociales, pactos y asambleas se han
llevado a cabo en su búsqueda. La historia las registra y es motivo de estudio
en las aulas no solo de México sino de todo el mundo.
Pero me surge la duda del hasta donde podemos
mencionar a la paz. Y a mi juicio, no podemos hablar mucho sobre ello. De hecho
escribir sobre la paz me resulta emocionante, pero las cifras y la estadística
en contra me sepultan la emoción.
Y esto es porque creo que como país y como sociedad
le quedamos debiendo mucho a la paz.
Para nosotros -y hablo de los seres humanos- la paz
es letra muerta, tan fría como cada uno de los muertos que hay bajo una lápida
en cada rincón del mundo producto de la violencia.
Y es que le quedamos debiendo a la paz porque puedo
recordar al gobierno de México metido en una guerra contra el monstruo de
mil cabezas, luchando contra un titán que le vomita plantas en churros e
inyectando sustancias sintéticas en las venas a los mexicanos.
Y todo es tan irónico en esto de la guerra, que por
un lado el ejército mexicano está combatiendo en las calles al capo de moda, y
por otro se rumora que es el propio gobierno mexicano quien facilitó el
escape de la cárcel de otro capo, más poderoso aún a aquellos a los que México
combate.
Y en esta guerra, muchos hombres y mujeres que,
bajo un fuego cruzado, mueren siendo inocentes.
Más de 60 mil muertos se han obtenido de esta
guerra en casi 6 años. Casi cerca de la cifra de muertos que arrojó la
guerra civil en El Salvador que se llevó en los años ochentas por 12 años ¡el
doble de años lo que lleva México combatiendo al narco!
Le quedamos debiendo a la paz porque puedo recordar
a Estados Unidos estableciendo guerras contra gigantes de papel, avanzando
pecho tierra en la Segunda Guerra del Golfo o mejor conocida como la Operación
Libertad Iraquí.
Y en esta guerra contra Irak, el Reino Unido y
grupos pequeños de Polonia, Dinamarca y Australia se sumaron para pegarle de
patadas en las rodillas a ese gran gigante llamado Irak, asumiendo que es
ahí en donde se gesta el terrorismo en el mundo, olvidándose Estados
Unidos que en el mercado negro, ellos son los principales compradores de
armas, esas que vienen precisamente de Irak.
Le quedamos debiendo a la paz porque puedo recordar
a la ETA en España, la principal organización terrorista en el
mundo, causando miles de muertos en su "lucha" por la democracia
y el desarrollo de ese País, luchando contra gobiernos que por la mañana
los combaten y por la noche, firman pactos con ellos en beneficio de sus
propios intereses.
Le quedamos debiendo a la paz porque puedo recordar
que la Paz es mucho más que una paloma blanca ondeando banderas. La paz es
mucho más que discursos oficiales o combates bélicos. La paz es mucho más allá
de NO guerras, de un escrito o un artículo.
Todo es incongruencia en el tema de la paz.
Algo parecido a lo que sucede en nuestro Estado,
cuando ves a los niños cantando la primer estrofa del himno a Chiapas "Compatriotas,
que Chiapas levante una oliva de paz inmortal....." y, saliendo de las
escuelas, muchos de esos mismos niños forman parte de la delincuencia, con
una sociedad tan pasiva como aquella estatua que se encuentra en el
mirador de Los Amorosos en Tuxtla Gutiérrez, sentada en la banca, observando,
sin moverse, viendo como en la ciudad se balean, acuchillan, asaltan,
violan y despedazan lo poco que nos queda como sociedad.
Por estas razones y por muchas más, no puedo
escribir acerca de la paz con la tranquilidad en mi alma.
Sería un texto gris, sin atractivo e interés para
muchos, porque hoy veo a unos jóvenes más preocupados por su vida social,
que por fomentar sus propios valores, sumidos en una pelea con cada integrante
de su propia familia y agarrando a puñetazos los principios morales recibidos
en casa.
Con padres de familia que gritan a pulmón abierto
que necesitamos la paz, y cerrando la puerta de su casa, protagonizan las
múltiples averiguaciones previas que se asientan por violencia familiar o bien,
protagonizando esas sangrientas novelas que nunca salen a la luz y que solo son
escuchadas por los vecinos de la cuadra cuando el padre tunde a la esposa bajo
los efectos del alcohol.
Creo que la paz solo se alcanzará cuando los seres
humanos, todos por igual, podamos darnos cuenta que la puerta de la
permisibilidad la hemos abierto tanto que ya no nos damos cuenta de lo que hemos
dejado pasar. Hoy todo se vale, hoy todo se permite.
Hoy la paz en el mundo me genera un dolor muy fuerte en el pecho. Pero
es un dolor con esperanza y no un dolor con resignación. Y por ello vivo en mi
dolor, con la emoción de que algún día se comprenda que falta mucho por hacer.
Que cada uno de nosotros tenemos el gran compromiso histórico de abonar con
nuestro actuar a favor de la paz. De querer una mejor sociedad y un mejor
futuro.
Porque más allá de casas, de dinero o de cualquier
tipo de riquezas, hoy lo que debería de buscar cualquier ser humano es vivir en
paz consigo mismo y lo que es mejor, en paz con todos los que lo rodean.