Siempre he creído que la vida me ha dado grandes
satisfacciones.
Unas han sido con perfil laboral, otras familiares y unas más,
las emocionales.
Y dentro de éstas últimas, me refiero a coincidir con
personas que van caminando construyendo, sumando, uniendo y fortaleciendo la
palabra en las nuevas generaciones de Chiapas.
Grandes oradores de los que he podido aprender.
Y es Alexander Dominguez Mendoza, Ángel Herrera Águila y
Rubiel Gamboa Munza un claro ejemplo de ellos.
Para ellos todo mi reconocimiento a su talento, pero sobre todo, a su enorme necedad para que la oratoria siga viva para hacer de ésta, una mejor sociedad.
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