De las
grandes oportunidades que la vida me ha brindado día a día.
Establecer
puentes de comunicación, lazos afectivos.
Compartir
formas de ver la vida y encontrar coincidencias.
Conocer
a un grupo de trabajo y hacerlo mi equipo de trabajo. Sentirme y hacerlos
sentir que todas y todos sumamos para el resultado. Y de ahí, partir para las
grandes amistades y lealtades. Todos en reciprocidad y todas y todos al mismo
nivel.
Y como
consecuencia de ello, recibir muestras de aprecio.
Ese
fue el caso de hoy. Un pequeño detalle que, al recibirlo con afecto, se vuelve
en un gigante.
Muchas
gracias por ello.
Estoy
seguro que me acompañará en cada uno de los pasos que me esperan en mi vida académica
y en la administración pública.
Me
sentí muy halagado. Gracias a las manos que lo elaboraron, pero, además, agradecido
eternamente por quien me lo obsequió.