Ayer tuve una
conversación con mis alumnos fuera del aula. Siempre procuro llegar a la
Facultad, impartir mi clase y retirarme. No socializo mucho. Quizá por los
tiempos que me imponen mis demás actividades.
Pero ayer las cosas se
acomodaron de tal modo que tenía tiempo disponible y que ellos tuvieron una
hora libre. Y conversé con ellos, y me hicieron varias preguntas. Y una de
ellas, llamó mi atención.
Me hicieron saber que
han entrado a mi página web y que ven publicaciones de mis actividades, pero que
todas ellas hablan de mi lado académico y profesional, “todo serio” como dirían
ellos, pero que no conocen al ser humano. No ven publicaciones que hablan de
mí, de lo que denomino mi “yo interno”.
Y en esos pasillos de
la Facultad les platiqué de mí. Les hice saber cosas personales. De mis
pasatiempos.
Es por eso que hoy,
decidí compartir algo en este espacio virtual. Y aprovecharé para matar dos
pájaros de un solo tiro.
En principio, porque
lo que hoy publicaré habla de mi gusto por la música, por las canciones. De lo
melómano que soy.
Creo que las canciones
nos permiten hacer llegar el mensaje de lo que existe en nosotros y que muchas
veces la vida no nos permite decir con la prestancia que quisiéramos. Es como
mandar tuits a la vida, en donde debemos decir todo en sólo 140 caracteres. Resumido,
pero con esencia. Así son las canciones para mí.
Y, por otro lado,
publicaré canciones que encierran ideas con las que yo crecí. Letras que son
caminos hacia los sentimientos que habitan en cada uno de nosotros. Letras que
sólo cobran vida cuando nos encontramos en momentos difíciles en la vida.
Es normal que todos
huyan -o huyamos- de estos momentos. Nadie quiere pasar por momentos difíciles.
Sin embargo, siempre
he creído que las crisis son buenas. Si, paradójico. Las crisis son buenas y
hasta cierto punto necesarias.
Todo aquello que ha
pasado por una crisis, logra conocer lo que verdaderamente había en ello.
En los amigos, las
crisis permiten reconocer si verdaderamente había amistad entre dos personas.
En un trabajo,
reconocer si verdaderamente nos sentimos a gusto en esa oficina.
En una pareja,
identificar si verdaderamente había amor.
Y en cada una de
ellas, en la amistad, en el trabajo y en el amor, sólo si existe algo positivo
se luchará por ello.
Y cuando no hay nada,
cuando todo estaba vacío, pues simplemente las crisis servirán como el pretexto
perfecto para mandar todo al baúl de “no me importa nada” y huir de ahí.
Así que, sin más, aquí
comparto letras con ropaje de canciones. Ideas que habitan en mi con música de
por medio. Salsa, rock, baladas. No importa cuál. Todo me agrada cuando hay
alegría o nostalgia.
Y poco a poco iré
compartiendo cosas. Saludos.
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