Cito:
El viernes recibí el libro “Una Juventud sin
Jóvenes. Cuando participar es un deber”, de mi apreciado amigo chiapaneco Luis
Luna León.
Agradezco enormemente la cortesía de su parte de
contemplarme dentro de sus lectores.
Paradójicamente, consciente de que los jóvenes de
hoy en día -citando una expresión de Les Luthiers -, ya no leen, él se da a la
tarea descomunal de convocarlos a través de un espécimen en peligro de
extinción: el libro.
En su obra, Luis Luna hace un llamado a esos
jóvenes sumergidos en las redes sociales para que, a la manera del mítico
Ulises que pidió ser atado a un mástil para evitar ser presa del canto de las
sirenas, no se dejen envolver por ese mundo irreal y efímero.
Sin titubeos y en un lenguaje sencillo, como debe
ser ante los jóvenes, los invita a ver la realidad y a ser partícipes y
transformadores de ella.
Los invita a participar en política, no sin antes
advertirles que los políticos son la mayoría de las veces mentirosos y
demagogos: “…el candidato hace todo con tal de que vote a su favor, incluso
hasta mentirles. Mentira tras mentira. Como si fueran gotas de lluvia”.
Ellos, sus representantes populares, no son
necesariamente lo más brillante o preparado de nuestro país. “…la conformación
de las cámaras de representantes en cualquier nivel de gobierno, no tiene como
característica principal o común denominador ni la experiencia, ni
honorabilidad ni mucho menos un perfil académico o profesional meritorio para
el cargo ocupado por las y los legisladores triunfadores de las elecciones”.
Por ello, antes de sumergirse en ese fango, deben
preguntarse para qué quieren participar: “…¿para hacer uso del dinero público y
beneficiarse de él? ¿para usar las necesidades de la sociedad? ¿para granjearse
beneficios personales ante una instancia gubernamental? ¿para robar?”…
Las elecciones, momento crucial de la democracia,
no están exentas de riesgos. La compra del voto es un fantasma que las recorre
y las pone en peligro.
¿Por qué entonces deben participar los jóvenes en
este fango político? Porque son ellos quienes pueden hacer un cambio en este
país.
“No importa la trinchera que se escoja para
participar. Lo que verdaderamente importa es cómo participan. Hacerlo con
convicción de servir. De realizar actos no para la foto que después colocarán
en las redes sociales sino para buscar el desarrollo de la sociedad”.
De otra manera, si los jóvenes no atienden este
llamado, “…la sociedad seguirá caminando. Manchando sus pies o sus zapatos con
lodo y pateando el bote de la pobreza”.
El mensaje me parece de tal trascendencia que, pese
a lo enorme del reto, hago eco de este llamado que Luis Luna hace a la
juventud, citando las palabras del poeta Juan Padrón: “Lanza tú un aeroplano de
papel. ¡Quién sabe! Tal vez un ave pase, le dé vuelo y llegue a su destino”.
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