septiembre 26, 2013

Cuando la lógica no falla

He tenido la oportunidad de observar muchas oficinas. Públicas y privadas. 

Y en cada una de ellas he salido con muchas interrogantes sin respuesta. Mi naturaleza me obliga a reflexionar sobre lo que observo, lo que encuentro.

Muchos no se dan cuenta que una imagen vende más que cualquier currículum vitae. 

Por eso, cuando la persona que me recibe en una oficina me garantiza eficiencia en su actuar, solo me limito a escucharlo y compararlo con lo que veo.

La lógica es un camino muy claro, muy abierto. En donde no se requiere de mucha ciencia para saber la resultante de la sumatoria de factores en una fórmula.

Si no existe una organización en lo más importante que cualquiera que ejerce una profesión (y me refiero a sus papeles de trabajo), la conclusión a la que llego es catastrófica.

Es imposible que nos amparemos en aquella frase trillada que muchos usan para escudar su falta de atención en una organización aplicada como un verbo.

"Yo tengo un orden en mi desorden" . Es lo que muchos sueltan en el mismo momento de que alguien les hace el señalamiento de su escasa -o nula- organización en su trabajo.

Si un funcionario, servidor público, empresario, oficinista o cualquiera que maneje documentación no se da el tiempo para archivar los expedientes, es imposible que exista un control.

Si no hay archivo de expedientes, por consecuencia no hay un control en los papeles que lo integran.

Si los papeles no están integrados en los expedientes, resulta claro que no se han leído.

En caso de que ya se hayan leído, me queda claro que el "seguimiento" del caso no es estricto.

Todos amparados en la eficiencia de unas letras en un "post-it" para recordar algo. Todos con los papeles cerca para que "lo tengan presente" y no se les olvide. Con la computadora de marca prestigiada dejando en claro con lo que muestran que no conocen las herramientas que la misma computadora les ofrece. 

Con casos de este tipo los japoneses se frustrarían con las 5's y Toyota destrozaría toda su trayectoria y prestigio ganado en el ramo automotriz basado en ese modelo de calidad.

Pero bueno, lo aquí expuesto son solo eso, mis reflexiones. Atreviéndome a pensar que si así se manejan en lo más elemental que tiene todo profesionista, quizá así se manejen en otros aspectos.

¿ Nadie reflexionará que todo lo relativo al producto forma parte del producto y el cliente en el momento de comprar se fija en lo que comprará ? Y cada empleado en una organización es el producto de la misma empresa.

Pero más aún...¿no se darán cuenta que, haciendo a un lado a la empresa, todo lo que proyectamos habla de nosotros mismos?

Forma es fondo. Aunque muchos se nieguen a reconocerlo.

Y tan simple que es empezar a trabajar con calidad en lo más simple.

septiembre 23, 2013

Hacia un trabajo en equipo. Plática empresarial

Una de las acciones más importantes en cualquier disciplina profesional es no quedarse en el aula y trasladarse hacia la meta de toda profesión administrativa, es decir, hacia las empresas.

Por ello, y en colaboración con un prestigiado laboratorio de análisis clínicos, desarrollamos un acercamiento con el recurso humano que tiene como parte de su fuerza laboral.

Sin duda una de las más grandes experiencias representa el escuchar de viva voz del empleado todos aquellos aspectos que les frena su desarrollo como prestador de servicio.

En esa ocasión, hicimos importantes reflexiones sobre una premisa " resultados malos son consecuencia de instrucciones malas". Y en evitarlas deben de trabajar las áreas de la empresa.

Así también, señalamos la importancia de impulsar liderazgos en el recurso humano por parte de los directivos. 

Fue una enriquecedora dinámica en donde se puso de manifiesto la necesidad de ver proyectos laborales en vez de empleos. Muchos de los asistentes coincidieron en que la actitud es el primer eslabón de la cadena hacia el trabajo en equipo. 

Todos estuvimos de acuerdo en que los objetivos del recurso humano deben estar alineados a los de la organización. Solo así se logra la identidad organizacional y solo así se logra trascender en la sociedad como una empresa que presta servicios de calidad y en donde lo más importante es la satisfacción del cliente.

Toma de Protesta a Licenciados en Administración

En fechas recientes tuve la oportunidad de estar en un evento muy importante para mí.

La Universidad Maya llevó a cabo la ceremonia en donde se le tomó la protesta a los nuevos Licenciados en Administración de Empresas, todos ellos egresados de nuestras aulas.

Sin duda un evento emotivo. El ver cristalizar los sueños de los jóvenes es algo que me alienta y me motiva a seguir en el mundo de la docencia.

Muchos de los nuevos profesionistas fueron alumnos míos. Conozco del esfuerzo y del sacrificio que tuvieron que empeñar para terminar la carrera profesional.

Junto al Maestro David Cruz Vargas y al Maestro Guadalupe Juárez LLaven integramos el grupo de Sinodales que dimos fe y constancia del acto de ley.

No me queda más que continuar ahí, acompañando a los jóvenes, construyendo junto a ellos a esos profesionistas; pero además, el seguir caminando a su lado en su trayectoria laboral hasta que se conviertan en los profesionales de la administración, esos que tanto necesita nuestro mundo empresarial. Éxitos a todos. 

septiembre 19, 2013

A veces soy invisible

Estuve parado en una plaza comercial.  Era una tarde lluviosa y estaba esperando que terminase la tormenta para poder salir hacia mi destino.

Y era tanta la espera que me dediqué a ver a los que transitaban por los pasillos.
Todos caminaban como autómatas. Muchos en líneas rectas y otros caminando en ruedas eternas. Y nadie se fijaba en ello. Solo caminaban.
Lo más triste es que a veces yo también camino así. Viendo pero no observando. Clavado en mi celular. Absorto en lo que dice la línea de tiempo de mi twitter o mi facebook. 



Leyendo lo que otros piensan pero sin darme cuenta que con ello dejo de pensar. Viviendo con sus estados la vida de mis contactos sin ocuparme en vivir la mía.
Y observando a esos que caminaban frente a mí, me di cuenta que unos caminan abrazando al amor del momento. A la pareja ideal. Entusiasmados con helados en mano. Emocionados en lo dulce del momento.
Pero también en esos pasillos transitaban los "caras tristes" y los menos –o quizá los más- caminando al lado de quién ya no los hace feliz. 
Y me di cuenta porque ellos caminan más despacio y van sonriendo con los labios pero con la tristeza en los ojos. Cada quién en su mundo, en su propia realidad.
Y de todos los que caminaban por ahí, nadie me veía. Nadie se daba cuenta de que yo, parado, casi frente a ellos, los observaba, los analizaba.
Y me di cuenta que ante sus ojos yo era un completo holograma. Me di cuenta que para ellos, yo estaba en ese lugar sin estar.
Y al percatarme de ello, sentí ganas de ser invisible siempre. De que nadie me viera o me observara. ¿Para qué? No sé. Solo me dieron ganas de serlo.
Pero algo movió de pronto mi mente. Me metí en mis pensamientos. Recordé mi realidad y pude darme cuenta que estaba yo equivocado. Que en ese momento estaba deseando ser algo que en alguna ocasión en mi vida ya lo había sido.
Que los seres humanos a veces somos invisibles. Y siendo honesto, yo creo que es nuestro estado natural.
Recordé que en el ayer, alrededor de una mesa, compartiendo con una pareja de amigos, observábamos al cantante del lugar.
Todos los comensales conversando, todos brindando, todos riendo o platicando el tema del momento. Todo pasaba en cada una de esas mesas. De todo platicaban los parroquianos. 



De todo, menos del cantante.
Y aunque el cantante ponía su máximo esfuerzo para agradar al público presente, nadie lo observaba. Su voz era una simple música de fondo y su presencia un simple decorativo más del lugar.
Y los aplausos del público eran por una simple reacción al terminar la canción.
Y nadie se daba cuenta que para el cantante las cosas eran diferentes, ya que esos momentos eran la oportunidad para destacar, para decirle al mundo que estaba preparado vocalmente, que había ensayado muchas veces para estar ahí, ofreciendo su espectáculo.
Que no importó el haberse endeudado para comprar su traje fino y la corbata roja para ir vestido a la altura del lugar y de ese público. Porque para los comensales, el cantante era uno hoy y mañana podría ser otro. Para ellos no existía.
Y recordé las muchas veces que en el trabajo pones tu máximo esfuerzo para poder destacar. Eso no sirve de nada ya que para muchas organizaciones hay empleados que son invisibles. Son un simple número en la nómina.
Y así, sin importar la preparación que tengas y de lo destacado que seas en tu labor, en los recortes de personal, pareciera que somos invisibles. Nadie nos observó y lo peor: si nos vamos nadie lo notará.



Que no importan los años de trabajo y de responsabilidad entregados a la organización si en la primera de cambio te despiden sin mediar justificación alguna.
Y a mi mente también vino lo que pasa en los noviazgos. De lo que muchas veces sucede. De la entrega de ambos pero que a veces, uno de los dos pone de más.
Que el caballero es invisible para ellas, ya que la presencia del patán siempre roba más cámara y las hace voltear hasta enamorarlas de quién les abofetea el alma .
Y en los matrimonios las cosas son igual. Ahí uno de ellos cambia para apoyar al otro y sostener la relación. Que de nada sirve la ardua lucha que uno de los dos hace por conseguir dinero que no da la felicidad pero si la tranquilidad momentánea.
De que no importa cuántos empleos tengas ni de lo cansado que te sientas por las jornadas laborales. Nada importa sino agradar al otro en un matrimonio.
Que no se valora lo que uno de ellos pudo conseguir porque siempre la pareja está deseando lo que tienen en la cochera de enfrente.
Que no importa que seas un buen padre, un esposo responsable y hasta un hombre con aspiraciones. Hay esposas que no lo ven. Porque prefieren una maleta llena de dinero y no de sueños.



Que no importa lo comprometido que estés. Que para tu pareja no importan tus sueños del mañana si no se traducen en dinero en el ahora.
Nada importa. Y a diferencia del cantante que recibe aplausos producto de una simple reacción del público, en un matrimonio los aplausos nunca llegan por parte de la pareja. Todo esfuerzo es invisible a los ojos del otro.
Pareciera que la vida es una señora muy huraña. Porque a veces el esfuerzo no se ve, nadie lo observa. En la vida todo se traduce en una simple fotografía de momentos. 



Únicamente sonrisas y felicidad, porque nadie fotografía a la tristeza propia.
Y pareciera que para que ese pastel de cumpleaños llegase a la mesa del festejado nadie hizo nada. Que por arte de magia todo aparece frente a nosotros. Pareciera que lo que se tiene en una casa es obra de la divinidad porque para muchos nadie trabajó para ello.
Pareciera que cada cosa que poseemos nos la regalaran de la nada. Porque nadie se da cuenta que absolutamente todo es resultado de algo y de alguien. Y el que lo consiguió no existe. Es invisible.
Que no importa que seas una buena esposa, ya que hay esposos que no lo ven y respiran los aromas de otro cabello. 



Que no importa cuanto la mujer se conduzca en el matrimonio. Que no importan sus valores, sus cuidados, el esmero por ser una buena madre, una buena esposa. El hombre nunca lo ve.
Que no importa cuanto acompañó la esposa a su pareja en la época de crisis. Él se va cuando llega el dinero y la bonanza. Todo para él fue invisible por parte de ella.
Que no importa que seas un buen hijo, ya que para algunos padres el hermano mayor o el menor siempre es mejor. 



Y con los amigos todo es igual. Ya que no importa lo leal que seas en una amistad a lo largo de los años, ya que tu amigo siempre prefiere al “sin escrúpulos” que conoció ayer. 



Que no te das cuenta que mientras tú los consideras "tus amigos" y les ofreces apoyo, ellos solo ven en ti a quién les ayuda en su mundo laboral ya que te ven como su empleado ocasional.

Pero curiosamente, el día que yo los deje de apoyar, el invisible se hará notar y todo mundo sabrá que soy un "mal amigo".



Y al darme cuenta de todo esto, me resulta irónico que yo desee ser invisible si muchas veces ya lo he sido.
Y es aquí en donde confirmo mi teoría, ya que he vivido cosas que fueron pasajes invisibles de mi vida que, curiosamente, yo mismo me perdí.



Así que mientras yo me tenga a mí y no me pierda a mí, que todo siga rodando.




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