Por: Luis Alberto Luna León
No
hay cosa que más me emocione que reconocer el trabajo y la dedicación de un ser
humano en vida. Por esta razón, acudí al llamado que me hicieran para rendir tributo a la
trayectoria de Alexander Domínguez Mendoza.
Tuve
la oportunidad de conocerlo cuando, en mi adolescencia, yo participaba en los concursos de oratoria.
Infinidad de ocasiones él fue parte del jurado que evaluaba el desempeño retórico de quienes nos atrevíamos a buscar el anhelado campeonato. Duro, analítico, tajante en sus apreciaciones pero justo. Esas fueron las aristas que caracterizaban su actuar como calificador.
Infinidad de ocasiones él fue parte del jurado que evaluaba el desempeño retórico de quienes nos atrevíamos a buscar el anhelado campeonato. Duro, analítico, tajante en sus apreciaciones pero justo. Esas fueron las aristas que caracterizaban su actuar como calificador.
Primero
mi jurado, después mi amigo. Hoy ese sentimiento ha llegado a la hermandad, esa
que es entrelazada por algo tan fuerte como lo es la oratoria.
Por
ello, no dudé un solo momento en hacer uso de la tribuna en su homenaje, el cual fue realizado
por el Gobierno del Estado de Chiapas a través del Coneculta por 25 años de trabajo impulsando a la poesía, literatura,
oratoria y a la comunicación.
Y mi mensaje no podía ir en otro sentido. Enaltecer el gran aporte que ha dado a la oratoria en Chiapas.
Y mi mensaje no podía ir en otro sentido. Enaltecer el gran aporte que ha dado a la oratoria en Chiapas.
Felicidades,
estimado hermano. Que sigan tus éxitos y tus triunfos. Que tu carrera siga
siendo como hasta hoy, humana y con alto sentido de responsabilidad para con aquellos que vemos en ti un gran
ejemplo a seguir.
Bendiciones
por siempre.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario