Para mí la oratoria es el lugar en donde
los libros cobran vida.
La oratoria es fuerza, es mensaje, es
bien común y por qué no, también es inspiración y melancolía.
A través de la palabra el mundo se ha construido.
Y en Chiapas esto no es excepción.
A través de la historia, muchos son los
hombres y las mujeres que han hecho uso de la oratoria para edificar, para
transformar.
De mi generación, esa de los noventas,
nacieron oradores de gran talento. Claudia Orantes Palomares, Carlos Montesinos
Kramsky, Luis Gabriel Sánchez Velázquez, Francisco Díaz, Ansberto Arafat Nájera
Pérez y José Alberto Gordillo Flecha son sólo algunos de los que a mi mente
vienen y que participaron y ganaron concursos por doquier.
Sin embargo, mención especial merecen Víctor
Cruz Roque, Alexander Domínguez y Juan Alonzo Cruz López como dignos
representantes de la generación de los ochentas. Todos ellos talentosos en
donde intelecto, mensaje, voz y convicción reunían en demasía.
Pero hoy, en pleno siglo XXI, muchos
jóvenes chiapanecos siguen escribiendo historia, ganando las competencias
estatales y nacionales en oratoria.
Justo es otorgarles un
reconocimiento no como algo que alimente su vanidad, sino que sirva como un
claro ejemplo que la constancia siempre rinde frutos y que ello, pueda ser
inspiración para las niños y las niñas de Chiapas. Aquí mi mensaje sobre ello.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario