Autor: Luis Luna León
Uno nunca puede imaginar lo que nos depara el destino.
Y nadie se equivoca. El propio presente es incierto. En
menos de 24 horas la vida cambia. Da giros. Se nos estrella en el rostro sin
darnos explicaciones.
De pronto nos quedamos ahí, parados, incrédulos. Sin
comprender por qué sucedieron las cosas. Unos gritarán, otros sufrirán.
Pero siempre hay que quedarse con la tranquilidad de
haber dado todo, de haber entregado todo.
Los mensajes que el ser humano recibe no son gratis,
dejan aprendizajes. Así que aprendes la lección al darte cuenta del lugar en el
que te pusieron.
Quizá no sea el que tu esperabas, pero siempre hay que
agradecer haberte dado cuenta.
Por eso uno debe seguir caminando, cerrando puertas para no
retornar a ese lugar al cual insistes en regresar pero que no te das cuenta
cuan mal te hará.
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