Si, te busqué.
En cada rincón de la casa aquella en la que
viví de niño; en los mensajes enviados; en las viejas libretas de apuntes; en el
mirador del parque aquél; en las cartas de hojas amarillentas por el tiempo; en
las siglas escritas que hoy ya están roídas por las ratas del olvido.
Pregunté como un desesperado. Deseoso de
encontrarte hasta cansarme. Buscando solo un rastro tuyo o encontrar la esencia
de tus días.
Revisé en mi memoria, exprimiendo mis ojos con la misma
fuerza con la que me decías que era tu todo o cuando me decías que eras parte
de mi vida.
Pero en ningún lugar encontré los trazos de
tu nombre ni las huellas de tus mejillas. Por más que me encapriché por
encontrar un sello tuyo, un tatuaje formado con la tinta de tus actos, no lo
logré.
No encontré tus palabras de aliento, tus manos de apoyo y
mucho menos tu hombro como refugio en ese momento que tanto te necesitaba pero siempre te
busqué.
Y esto lo sé porque al no encontrarte, me doy cuenta que nunca estuviste. Que amé a una ausencia de labios lindos y de sonrisa tierna. Que amé a un ser que siempre tenia pretextos para no estar a mi lado y que amé a sabiendas que mi amor fue una simple gota de rocío regada en las piedras de un corazón árido, duro y frío.
Te busqué y no te encontré. Y lamento que no lo reconozcas. Lamento que en tu realidad seas tú la parte ofendida, sin darte cuenta que el amor no sólo es risas y alegría. Ojalá algún día comprendas que amar significa entrega, apoyo, eso que siempre recibiste de mi aún en los peores momentos de mi vida.
Pero lo más importante, ojalá que algún día comprendas que que cuando se ama nunca se abandona al ser amado.
Quizá por eso te busqué y no te encontré. Y quiero que sepas que no fue por mi búsqueda.
Pero lo más importante, ojalá que algún día comprendas que que cuando se ama nunca se abandona al ser amado.
Quizá por eso te busqué y no te encontré. Y quiero que sepas que no fue por mi búsqueda.
No te encontré sencillamente porque nunca te decidiste
dejar tu huella, mucho menos a dejar como rastros la tierra sumida por tus hermosos pies en ese
camino que, en mi fantasía, a tu lado y de tu mano recorrí como el niño va sonriendo al encuentro de su propia alegría.
Cuantos jamás nos encontramos.? O hemos buscado? Para dejarse huellas es necesario, una arena suave y unos pies firmes..
ResponderBorrarMuy cierto , Rocío. Voluntad para todo.
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