El Ayuntamiento Constitucional de Chiapa de
Corzo y la Asociación civil que encabeza el Mtro. Rubiel Gamboa Munza han
decidido realizar acciones que van enfocadas a promover la oratoria en la niñez
y en la juventud en el Estado de Chiapas en este 2019.
Y dentro de estas acciones, se encuentra el
organizar un concurso en donde se den cita aquellos que han hecho de la palabra
su instrumento para demostrar su preparación, su lectura, los libros, el
conocimiento de la realidad social, pero sobre todo, el inmenso sentimiento que
por la oratoria tienen para abrirse paso en este mundo tan diverso y tan
complejo.
Y han decidido denominar al concurso con el
nombre de quien hoy escribe.
Ellos refieren que lo han nombrado así, por el reconocimiento
al trabajo que por la oratoria he realizado por muchos años en la niñez y en
los jóvenes de Chiapas y de México.
Alumnos míos han participado en muchas
competencias y, gracias al inmenso talento que en ellos existe, han podido alcanzar
los primeros peldaños de las diversas competencias municipales, estatales,
nacionales e internacionales en las que han incursionado.
Hoy recibo con profunda emoción esta distinción.
Ver mi nombre encabezando la convocatoria que
regulará los trabajos del concurso que se desarrollará en Abril de este año es
algo que me honra, pero a la vez me compromete.
Me compromete a seguir leyendo; a seguir
estudiando; a seguir de cerca con los jóvenes; a seguir de necio para que
encuentren su yo interno cuando practicamos para un concurso; a continuar
moviendo emociones en ellos para que confíen en ese ser que desde dentro les
grita que si pueden; a seguir reflexionando con ellos que la derrota es
parte del éxito; a seguir convencido que es en los niños en donde está la
semilla del cambio; a seguir en las aulas para quitar las vendas en mis alumnos
y puedan darse cuenta que la verdadera escuela está fuera de los salones y hay
que prepararse día a día antes de salir a ella para enfrentarse con coraje pero
también con valores.
No, agradecer no basta.
Hoy seguirá mi compromiso en seguir buscando y
apoyando a los jóvenes que no forman parte de las estadísticas de la
delincuencia; me compromete a seguir creyendo en el niño que tiene sueños y a
decirle sin mentiras que un hombre ya pisó la luna que aparece en los cómics de
su súper héroe en la ciudad gótica.
Me compromete a hablar con los jóvenes para hacerles ver que un orador no participa sólo con
su discurso sino con también con sus actos.
A que comprendan que son frases vacías aquellas
que no se viven, no se sienten.
A que entiendan que intentar y no ganar es sinónimo de avanzar.
Me compromete a decirle a mi alumna que no importa quien la acompañe a su lado sino que importa más quien ella lleve dentro de sí, esa que ella misma puede construir para convertirla en una mujer inquebrantable, resiliente, con valor y de valor.
A que entiendan que intentar y no ganar es sinónimo de avanzar.
Me compromete a decirle a mi alumna que no importa quien la acompañe a su lado sino que importa más quien ella lleve dentro de sí, esa que ella misma puede construir para convertirla en una mujer inquebrantable, resiliente, con valor y de valor.
Me compromete a decirles hasta el cansancio a mis alumnas y mis alumnos que
el mejor orador no es aquél que discute detrás de un teclado.
Me compromete a seguir haciendo de la oratoria
el instrumento perfecto para que la niñez y la juventud pueda cambiar su mundo
para después cambiar el mundo.
Para que transformen su miedo a los concursos
por la emoción que brinda el hablar con sentimiento.
Sí, me compromete y es algo que asumo con la
responsabilidad que me da el saber que la tarea no está terminada.
Que aún falta mucho por hacer y que tengo que
seguir haciéndolo porque agradecer no basta; ya que sería como que el campesino
se limitara a agradecer la lluvia y dejará de cuidar los frutos de lo sembrado.
Y no. Una vez más, no.
Agradecer no basta.