Las coincidencias no existen en la
vida. Siempre he creído que Dios nos coloca frente a personas que aportarán
algo positivo a nuestras vidas y, en otro sentido, a personas que nos llevarán
al fracaso.
Y es nuestro deber hacer a un lado de
nuestras vidas a las segundas. Sin embargo, con las primeras, es una obligación
mantenerlas presentes, abonando a una amistad para aprender y construir con
ellas.
Ese es el caso de Jorge Estrada Soto,
hombre culto y amable que, sin que mediara tema de por medio, la vida me
permitió conocer y aprender de él.
Bastó una conversación acordada en una oficina
para poder darme cuenta de su calidad humana y de la fuerza de vida que en él
habita.
Grande fue mi sorpresa cuando me extiende
la invitación a participar en un programa que de manera virtual él realiza a
través de las redes sociales.
Fueron dos horas que disfruté al máximo,
conversando con él y con Edith Biester, quien nos acompañó en la emisión y a
quien desde aquí le expreso mi gratitud por brindarme su tiempo y la riqueza de
su plática.
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