febrero 27, 2015

Wendy Mariela. Triunfando libremente



En la cabina de Reflejos nos acompañó la cantante Wendy Mariela, quien es originaria de Tuxtla Gutiérrez, Chiapas.

Con 20 años de edad hoy se encuentra triunfando en la música regional mexicana no sólo en México sino en el extranjero. Los principales programas de televisión en México, Bandamax y Video Rola difunden ya su talento a través de sus videos, siendo su reciente producción "Me siento libre".

Aquella niña que iniciara su carrera profesional a los 9 años formando parte del grupo infantil "Chispitas", hoy se encuentra alternando con Banda El Recodo, Tucanes de Tijuana y muchos más en diversas partes de México.

Su música y sus interpretaciones han sido reconocidos en muchos escenarios, hasta llevarla a estar nominada a los Premios de la Calle 2014, Revelacion banda 2014 en los Premios Vive Latinoamérica 2014 en los Ángeles, California; nominada y galardonada como “Artista Revelación 2014” por parte de la revista Mujeres.


Hoy Wendy Mariela se encuentra recorriendo el sur de los Estados Unidos de Norteamérica con su espectáculo musical y con sus caballos bailadores, haciendo que sus redes de seguidores se expandan más allá de las fronteras mexicanas.

Y tal y como el título de su último sencillo, así se encuentra ella, libre y triufando por todo México y norteamérica. haciendo de la música regional mexicana su aliada para poner en alto el nombre de Chiapas.

Aquí la entrevista completa: 




Abraham Coutiño. Voz, guitarra y sentimientos


"Empieza el llanto de la guitarra. 
Es inútil callarla. 

Es imposible callarla. 

Llora monótona 

como llora el agua, 

como llora el viento 

sobre la nevada. 

Es imposible callarla"


-Federico García Lorca



Yo tenía mucho interés de conversar con él. Había escuchado sus interpretaciones y algo despertaba en mi la curiosidad por saber si era talento nato o había escuela en el.

Finalmente logré concertar una cita. Y acudió a ella con ese carácter amable con el que lo describían sus seguidores en las redes sociales. Y nadie erró.

En la cabina de Reflejos Péndulo Radio contamos con la presencia de Abraham Coutiño, joven chiapaneco que se encuentra haciendo de la música el canal perfecto para transmitir emociones y tocar las almas.

Y platicamos de todo. Primeros amores, triunfos, sueños, anhelos. Cada uno de ellos explicados a detalle por quien aspira ser Embajador para apoyar a todos aquellos chiapanecos que al igual que él, pretenden llevar su música más allá de México.

Acariciando la guitarra desde niño, Abraham participó en varios proyectos musicales. Unos como aficionado, otros ya como todo un profesional.

Con la guía de sus grandes maestros como Pepe Molina "La araña" y de Julio César Gordillo, pero sobre todo, con el aprendizaje de su Padre con los primeros tres acordes, decide iniciar su propio proyecto.
 
Pero sin duda, el haber acompañado como guitarrista en el equipo del pianista Arturo Aquino le dio un sentido diferente a su proyecto personal.

En 2010 graba su primer disco como solista llamado Fiesta Chiapaneca, en donde rinde un tributo a la música folclórica de Chiapas y México; convirtiéndolo en el primer guitarrista chiapaneco en grabar la música del folclor de nuestro Estado, con arreglos para el requinto especialmente; rescatando así temas muy antiguos del acervo cultural de Chiapas.

Aquel niño que caminaba por las calles con la guitarra a cuestas, ya ha sido merecedor de reconocimientos por su labor creativa y aportación musical a la cultura de Chiapas, siendo un ejemplo de ello el recibido por parte de la Sociedad de Autores y Compositores de México, presidida por el Maestro Armando Manzanero.

Su música y su voz se han dejado escuchar en el extranjero, como el concierto que ofreciera el 15 de septiembre en la celebración de la fiesta nacional mexicana en la plaza México de Buenos Aires, Argentina por invitación expresa de Francisco del Rio, Embajador de México en ese país.

En el año 2013 viaja a Lima Perú para ofrecer un concierto en el Festiadnu Festival de damas de las Naciones Unidas en el marco del 68 aniversario de las Naciones Unidas.

Recién regresado de Japón en donde ofreció conciertos, se encuentra realizando su segunda producción discográfica llamada Fiesta Chiapaneca vol.2 en donde prepara grandes sorpresas musicales.



De todo ello platicamos con Abraham Coutiño, quien a lo largo de la entrevista, me dejó ver qué voz, guitarra y sentimientos lo convierten en el poeta que con sus cuerdas acompaña a la tristeza, le sonríe al amor y le abraza a la melancolía.

Aquí la entrevista completa:












febrero 12, 2015

Cuento 8. Las voces mudas




Fue como un choque abrupto. Todas estas imágenes, todos esos momentos, todos esos recuerdos se fueron agolpando en la mente de Odiseo mientras estaba ahí, sentado en esa silla y hundido en ese silencio que solo da la melancolía.

Abrió los ojos. Volteo a ver su nueva realidad. Su cabeza se convirtió en un ventilador de pedestal. Observaba todo. Fijó su mirada en cada cuadro que había colgado frente a él. 

En cada grieta. Ahí estaban las fotos. Sólo fotos. Imágenes capturadas que colgaban de cuadros sostenidos por clavos oxidados. Eso era lo que quedaba de esa vida llena de éxitos y grandezas.

Una a una las fue analizando como si se tratasen de algo nuevo para él. Amigos del ayer, ausencias del ahora. Esa es la característica de aquel que tuvo y que hoy no tiene. No cabe duda que “don dinero” es el anfitrión predilecto de la sociedad.

Odiseo posó su mirada en cada foto. Las escudriñaba. Se observaba. 

De pronto, ellas cobraron vida y empezaron a hablarle y en ese cuarto se escuchó un murmullo que poco a poco iba cobrando fuerza en la mente de Odiseo.

Fue tan grande el ruido de ese silencio que una de ellas le llamó su atención. Era la foto de la inauguración de la segunda tienda. El corte del listón.

Las risas y la emoción reflejada en cada rostro ahí retratado. Imágenes que encierran emociones y sentimientos que son congeladas solo para ese momento, pensando en que quizá no volverán jamás. Y en efecto, no volvieron jamás.

La inauguración de la segunda tienda de accesorios para bicicletas fue, sin duda, el mayor de los orgullos de Odiseo. Y era así, porque no solo se trataba de una tienda más.

Representaba el haber construido un edificio de dos pisos. Era ir día con día, durante 90 madrugadas a supervisar a los albañiles para guiarlos en la consumación de su sueño. Y lo logró. Una vez más, Odiseo lo logró. Pero para todos era sabido que ese logro era más por Blanca que por él. Blanca era la que administraba y la que se quedaba en el negocio mientras Odiseo se escapaba con los amigos.

Para la edificación, él no contrató a ningún arquitecto. Pensaba que no iban a interpretar lo que tenía en la mente y decidió ser el mismo el responsable de la construcción.

Era un edificio con cimientos fuertes. La primera planta media de alto casi 3 metros. Siempre pensó que construir espacios con alturas pequeñas era un error. Un desperdicio. Creía que no daban la imagen de amplitud. La segunda planta era un espacio con las mismas características, sólo que estaba destinado para ser un lugar para las fiestas. Esas que ya empezaban a abundar.

Ese edificio fue construido en la calle cinco de Valle Nuevo. Relativamente cerca del centro de la ciudad. Para poder atenderlo, Odiseo y Blanca se habían dividido las actividades. Ella atendería la primera tienda y él la segunda.

Y lo habían decidido así, por insistencia de Odiseo. ¿A qué niño no le gusta jugar con juguete nuevo?

En el día de la inauguración muchos rines de bicicletas fueron demostrados. Demasiados para el gusto de los invitados. Pero Odiseo lo puso así para proyectar la buena inversión que había realizado en esa empresa.

Los mejores accesorios, las mejores marcas estaban exhibidas y listas para ser comercializadas, todas en lujosos vitrales. Nada comparado con los exhibidores de la primera tienda.

En esta ocasión, los vecinos del lugar no fueron invitados. Había más dinero, más amigos, más compromisos que atender. La prosperidad se había convertido en una constante para Odiseo y para Blanca.

Dicen que hasta las invitaciones cambiaron. Ya no fue el tocar de puertas de Blanca y de Lucía en las casas de los vecinos. En esa ocasión, se diseñó una invitación especial. Odiseo había comprado infinidad de juguetes con la figura de bicicletas a escala y las había pegado en una bonita tarjeta con los datos de la inauguración.

Ya no fue aquel viejo aparato musical de doble casette lo que amenizó el acto. Para este evento se había contratado a un tecladista. El más famoso de Valle Nuevo.

Tampoco fueron los guisos de doña Mariana los que se sirvieron. Se cambiaron por lujosos banquetes servidos por meseros contratados para la ocasión. Bocadillos de “La boutique del mollete”, la más reconocida de la ciudad.

Y lo más curioso del caso, es que también los sentimientos habían cambiado. La gratitud del ayer demostrada por Odiseo a doña Amelia ya no existía. De hecho tampoco ella fue invitada.

El amor expresado en aquel abrazo que él prodigara a su hermana, a su madre y a Blanca en la primera inauguración se había evaporado. Quizá con el calor de los nuevos amigos.

Tampoco la fraternidad, la alegría sana y la solidaridad de aquellos vecinos estaban presentes. Muchos de los asistentes estaban ahí, porque Odiseo era un hombre rico y pues, había que estar con los del dinero.

Y nuevamente Odiseo, Blanca, doña Mariana y Lucía estaban ahí. Acudiendo a una cita más con el destino.

Todos vestían impecablemente. Odiseo encabezaba la lista. Con una guayabera blanca de manga corta, de pantalón blanco y calzado del mismo color. Además, portaba sus lentes con armazón dorada de gota de aviador y de cristal transparente.

Blanca tenía un vestido casual en colores verde y negro. Doña Mariana con un vestido floreado y con el cabello recogido en una “cebollita”. Lucía vestía un pantalón en color crema y con una blusa de manga larga con cuello de tortuga en color shedrón.

Cada uno vestido con la elegancia que ameritaba la ocasión. Todos listos para la gran inauguración.

Pero todo había tomado una forma diferente. El dinero había entrado a la casa y con ello, la sonrisa se había convertido en algo eterno, pero solo en el rostro de Odiseo.

Fueron veinte años los que separan a una tienda de la otra. Años en los que Odiseo hizo negocio tras negocio. Todos ellos con la perfección necesaria para lograr consolidarlo como un empresario.

Blanca, por su parte, se la pasó llevando a cabo la administración del dinero. O mejor dicho, tratando de cuidar el dinero.

Odiseo se estaba acostumbrando a malgastar el capital amparado en la frase “mañana lo recupero” y lo hacía sin recordar que el dinero jamás regresa. Es agua que sigue su ruta. Si no se “represa” para alimentar a las flores, el agua se va.

Las aventuras sentimentales de Odiseo también fueron creciendo. Pero esta vez, ya no cuidaba las formas. Se dejaba ver por los lugares más lujosos en compañía de diversas mujeres.

La vida es muy caprichosa con las imágenes que nos regala. Platican que por un lado Odiseo se paseaba en coches de lujo con sus amantes y, por otro lado, en ese mismo instante, Blanca de la mano con sus hijos parada en la calle esperando un taxi para trasladarse bajo el sol candente. 

Así de cruda es la vida. Pero todo cambia cuando menos lo esperamos. O, en el mejor de los casos, todo cambia cuando uno desea que cambie. Así es la vida. Y la de Blanca no es la excepción. Por ello, ya empezaban a caminar en su mente futuras decisiones.


Cuento 1.- La ausencia del ayer
Cuento 2.- La aventura
Cuento 3.- Construyendo el sueño
Cuento 4.- La sangre de Odiseo
Cuento 5.- La mirada de Blanca
Cuento 6.- La esperanza
Cuento 7.- La familia



febrero 04, 2015

Cuento 7. La familia


Blanca y Odiseo tuvieron dos hijos. Alfonso y Horacio. Solo dos años separaban a cada uno en edad, pero los unía el amor con el que fueron procreados. Porque nadie podía negar que Blanca y Odiseo se casaron completamente.

Y es que en aquel jóven matrimonio había emoción, compañía, complicidad, travesura, pasión. Esos matices que dibujan al amor. Los embarazos de Blanca fueron muy similares. Esperados y sin contratiempos ni dolores. Para Blanca, el nacimiento de sus dos hijos representó la cúspide de la felicidad. Pero en el fondo, ella sabía que sus dos hijos vinieron a llenar los huecos que faltaban por llenarse.
Para Blanca no existía otra cosa mas preciada para ella que tener a sus hijos cerca. Verlos, cuidarlos, amarlos.

Los niños nacieron con los cuidados de Blanca, pero poco a poco los fue cediendo a doña Mariana y a Lucía -mamá y hermana de Odiseo-. Y no lo hizo por falta de amor. Alguien tenía que cuidarlos mientras el matrimonio trabajaba. Y como doña Mariana estaba en el departamento todo el día, ella misma se ofreció a cuidarlos.

Odiseo por su parte también estaba loco de felicidad. Cuentan que fue tal su emoción al saber que su primer hijo sería hombre, que corrió a comprar una bicicleta muy grande. Fue el hazmerreir de los amigos.

-Como fuiste a comprar una bicicleta tan grande para tu hijo si es apenas un bebé…jajaja…

-No me importa, algún día la manejará.

Y todo porque Odiseo era muy exagerado para comprar. Si necesitaban dos cosas el compraba cuatro. Si llevaba juguetes, siempre llevaba más de lo que era necesario. Siempre comprando de más. Era algo que él lo consideraba una virtud. El dar siempre de más. Dicen que lo que buscaba era siempre halagar.

Al crecer con los años, Alfonso y Horacio -aunque provenientes de los mismos padres- fueron demostrando un carácter diferente. El primero más tranquilo y sereno, mientras que Horacio más inquieto y suspicaz.

Los dos hijos entraron a estudiar a la escuela primaria “Juan Benavente”. Era la que estaba más cerca de la tienda de bicicletas. En una esquina estaba el edificio de la escuela. De color verde. En esas aulas cursaron toda su primaria.

La construcción ya era vieja. Contaba con la planta baja y un primer piso. En su interior, estaban dos cosas que llamaban la atención de cualquier que la visitaba. La cancha de basquetbol y a un lado, un enorme árbol, con un tronco tan grande que era lugar propicio para trepar en él y jugar a mas no poder.

Ese árbol estaba rodeado de una especie de cimiento elevado, el cual servía para que los alumnos pudieran vender lo que la escuela ofrecía para comer y beber a la hora del recreo. Y siempre así lo hacían.

Pero Alfonso y Horacio eran de los niños privilegiados, porque Blanca siempre les llevaba tortas en punto de las once y media. Al sonar la campana que anunciaba el recreo, ellos corrían a la puerta de la entrada y desde ahí, veían venir a su madre presurosa, quien aprovechando un rato de tranquilidad, se escapaba del negocio para llevarles los alimentos.

Y así transcurrieron 12 años. Con ese andar cotidiano de la escuela a la tienda y al departamento. Sin más mundo de lo que la cuadra les ofrecía como vida.

Para los hermanos su infancia fue tranquila. Pero hubo algo que la caracterizó. Y era que Odiseo les exigía trabajar. Alfonso, el hijo mayor, siempre tenia que ayudar en la tienda de bicicletas, mientras que a Horacio, le asignaban actividades menores.

-No me pidas papá que yo atienda a los clientes. Me da pena -decia Alfonso.

-No me importa que tengas pena. En cuanto veas que alguien se detiene a ver algún producto, tu acércate e invítalo a que pase. Tienes que ser amigable, Alfonso.

-Pero papá…

-No hay pero que valga. Tú haz lo que te digo. No sea llorón. Si nos compran comemos. Así que hay que vender.

Por ser niños, siempre buscaban los pretextos exactos para escabullirse de la presión paternal. Por ello, y con tal de no ir a apoyar, Alfonso hasta se hacía “el dormido”. En una hamaca, trataba de engañar a Odiseo, quien sabiéndoselas “de todas todas”, siempre lo levantaba con jalones de oreja o de las patillas. Con esa realidad frente a sus narices, los hijos de Odiseo y Blanca fueron creciendo.

Blanca con toda las ilusiones puestas en su familia. La vida, a lo lejos, observándola, con una sonrisa burlona.


Cuento 8. Las voces mudas

Cuento 2.- La aventura
Cuento 4.- La sangre de Odiseo
Cuento 5.- La mirada de Blanca
Cuento 6.- La esperanza

febrero 03, 2015

Legálitas, con el triunfo estatal y regional en Juicios Orales.


Por: Luis Alberto Luna León

La juventud chiapaneca está de manteles largos. Celebraciones al por mayor es lo que generó la noticia. Chiapanecos ganaron una justa académica a nivel nacional relativa a los Juicios Orales.

Por ello, nos dimos a la tarea de contactar a los abogados en ciernes con el objeto de escucharlos hablar sobre el triunfo, pero también de su preparación.

Así pues, uno a uno fueron llegando a la cabina de Reflejos, en donde tuvimos la oportunidad de conversar ampliamente.

Con el primer lugar a nivel estatal, el grupo de estudiantes de Derecho se prepararon arduamente hasta obtener el campeonato a nivel región sureste del país por encima de Tabasco, Campeche, Yucatán y Oaxaca.

Y cabe mencionar que es la primera vez que Chiapas gana un campeonato regional y participa en un concurso nacional.

Bajo la batuta del Dr. Luis Enrique Pastrana López  y con el apoyo del Dr. Camilo Constantino lograron llegar a la etapa final del concurso regional obteniendo rotundo primer lugar por encima del Estado de Yucatán.

Y es que la relevancia de las competencias descansa en lo significativas que son en el mundo jurídico. Los juicios orales representan un nuevo modelo de justicia que se busca implementar en el país y Chiapas no es la excepción.

Así pues, fueron los cinco chiapanecos los que lograron imponerse ante los representantes de otras universidades en los concursos organizados por la Comisión Nacional de Tribunales CONATRIB.

Rebeca Ruíz Ruíz, Alejandro Hernández Bonifaz, Alberto Leví Coutiño Rodríguez, Rachid Solís Salas y Emmanuel Luna Mendoza son los jóvenes que conforman el grupo Legálitas, y que nos compartieron sus experiencias en este tipo de concursos, buscando ser un referente para aquellos que buscan incursionar de manera profesional en este nuevo esquema de impartición de justicia.

Con un amplio conocimiento del tema, cada uno de los integrantes de Legálitas nos hizo referencia sobre este nuevo sistema procesal judicial en los que reina los principios fundamentales del juicio oral la inmediación, la contradicción, continuidad, concentración y publicidad, rigen la naturaleza de los actos que integran esta audiencia.

Con mucha claridad nos hablaron de la transparencia en este nuevo sistema de justicia, toda vez que los casos son ventilados públicamente, frente a la presencia del Juez y de las partes, y donde acusados y víctimas tienen la oportunidad de presentar sus argumentos de viva voz, frente a todos los que acudan a los juzgados implementados para ello.

Ojalá que la entrevista sea de su completo interés.