Luis Luna León martes, septiembre 15, 2009 0 comments genero igualdad lucha luis alberto luna leon luis luna leon mujeres voto femenino El enemigo con rostro de mujer Home » genero » igualdad » lucha » luis alberto luna leon » luis luna leon » mujeres » voto femenino » El enemigo con rostro de mujer El género femenino acaba de estar de luto. En la ciudad de México falleció Margarita García, regiomontana a quien, junto con otras mujeres intelectuales de la época, se le debe el que la mujer hoy día pueda tener voz, voto y rostro propio en nuestro país, al presentarle un proyecto al entonces candidato presidencial Adolfo Ruíz Cortines. Dicho documento contenía diversas modificaciones a la Constitución Política, que buscaban el reconocimiento a la mujer. A votar y ser votadas. Existieron muchas voces en contra de esa propuesta hasta que finalmente, en 1953, lo logró. Y es que hablar de la participación de la mujer en el mundo, es referirnos a años de luchas para buscar un reconocimiento en una sociedad que se negaba a cederle y concederle un espacio entre los hombres. Pero ellas lo han logrado. Deportistas, intelectuales, periodistas, escritoras, científicas, empresarias, obreras, ministras, promotoras de causas sociales, artistas plásticas y creativas, dentro de muchas disciplinas más, son la muestra palpable que han sabido aprovechar cada espacio ganado, cada peldaño escalado. A diferencia del pasado, hoy ya no están dispuestas a dejarse subajar por nada ni por nadie. El caso reciente de Caster Semenya, la campeona mundial de los 800 metros, es un claro ejemplo de ello y es, quizá, el motivo perfecto para abrir el mayor debate en el mundo en relación al género femenino. Sucede que la atleta de 18 años -que arrasó en la final del Mundial de Berlín- esta metida en el ojo del huracán por ser mujer y haber ganado. Y es que de acuerdo a pruebas practicadas, estas dejan ver que presenta órganos reproductores de ambos sexos y es, por tanto, hermafrodita. La Federación Internacional de Atletismo (IAAF) ha dejado entrever que de ser cierto esto, es probable que le sea quitado el título a Semenya. Por su parte, la atleta manifiesta que ella es mujer y que esos son artilugios para quitarle su medalla por representar a un país de poca relevancia en el mundo. Por ello, el gobierno de Suráfrica ya advierte sobre una "tercera guerra mundial". Si, así como se lee. Ese país esta dispuesto a todo si la Federación Internacional decide excluir a Semenya de las competiciones femeninas y declararla en un 'limbo deportivo', es decir, ni mujer ni hombre. Por su parte, la juventud también ha aprovechado los escenarios para dar a conocer su punto de vista sobre la lucha del género femenino. Carolina Lili Juárez Méndez, veracruzana estudiante de la carrera de derecho, ha publicado en diversos medios de comunicación, la urgente necesidad de hacer valer esa igualdad de género que tanto han buscado las mujeres a lo largo de la historia. En un documento denominado Universitarios por la Equidad, Juárez Méndez hace énfasis en que la lucha no es contra el hombre, sino más bien, es en contra de una cultura arraigada en toda la sociedad. Pero la pregunta es: ¿Por qué citar estos tres puntos? ¿Por qué abordar la muerte de la mujer impulsora del voto en México, el caso de la mujer deportista Semenya y el ensayo de Carolina Juárez, abogada en ciernes? Simple, porque ellas vienen a representar lo que la mujer esta haciendo por seguir avanzando en la consolidación de su reconocimiento como género, como mujer. Yo comparto esa lucha. Soy un eterno admirador del intelecto femenino. Sé de los grandes sacrificios que hacen por salir adelante. Sin embargo, he podido observar que la mujer tiene en si misma a su principal enemigo. Y así lo dejé de manifiesto cuando publiqué en marzo de este año, una columna que lleva por título “Mujer contra mujer. La lucha no termina”. En dicho material, hice referencia a que la mujer tiene en su género a su propio verdugo. En ese entonces, muchos lectores entraron a mi blog para hacerme saber su inconformidad hacia lo que yo escribí. Otros, en cambio, me manifestaron estar de acuerdo en ello. El tiempo ha pasado desde esa publicación y, los hechos recientes también me han dado su postura ante el atrevimiento que yo tuve al escribir eso. Y es que en días pasados, se presentaron acontecimientos en el Congreso de la Unión que han dejado entrever que para algunas mujeres, el avance de su género les importa un comino y de nada ha servido. En la Cámara de Diputados, con tan solo 120 horas de haber rendido protesta, ocho mujeres de cuatro partidos políticos presentaron su solicitud de licencia. Renunciaban. El caso hubiera sido irrelevante, si no se hubiera hecho publico que estas solicitudes presentadas, son el resultado de “componendas” acuerdos” amarres” que ellas mismas hicieron previo a las elecciones para permitir la llegada de sus suplentes, la mayoría del sexo masculino. Cuando uno observa estas acciones, cuando uno se entera de esas artimañas confabuladas “en lo obscurito” por las propias mujeres, surgen diversas interrogantes… ¿Y la lucha de la mujer? ¿y el avance? ¿Sabrán estas diputadas que fue una mujer la que luchó por el espacio que hoy ellas patean como si fuera una bacinica?¿No acaso es la mujer la que le gritaba al mundo que eran los hombres los que la usaban como muebles? Que lamentable que sean las propias mujeres las que le griten al mundo que en efecto, que los hombres las usan, pero con su consentimiento. Lo dicho. La mujer contra su propia esencia. ¿Y quienes son estas diputadas federales que solicitaron licencia? Olga Luz Espinoza, Anel Nava Pérez, Yulma Rocha, Ana María Rojas Ruiz, Carolina García Cañón, María Ivette Ezeta Salcedo, Katia Garza Romo, Laura Elena Ledesma Romo. Lamentablemente para el que esto escribe, dos de ellas son chiapanecas. Al interior del propio congreso ya también se dejaron escuchar voces. Diputadas del PAN y PRD, levantaron la mano en contra de lo que consideran un abuso de los partidos hacia las mujeres políticas, porque la verdadera intención es que ésta le deje un lugar a un varón que no ganó en urnas. Pero se olvidan que no fue un abuso. Las mujeres estaban de acuerdo en ello. Existe consentimiento por parte de ellas. Sin embargo, lo que para muchas mujeres es una vergüenza, para otras es una hazaña, digna de aplaudir y de vanagloriar. Y es que la diputada María Hilaria Domínguez, defendió a las mujeres que presentaron estas solicitudes y criticó a las que pretendan cuestionar las decisiones individuales para dejarle la curul a un hombre y con ello alterar los porcentajes de género que se han logrado en los últimos años. No sé cual sea la postura de la opinión pública. No se cual sea el pensar de la mujer que día a día, lucha por salir adelante con la responsabilidad de los hijos y de la oficina. No sé cual sea la postura de la mujer que hoy me lee. Pero lo que si sé, es que dentro de la población de mujeres, existen grupos que no quieren reconocer lo que ellas mismas han logrado. Yo, por lo pronto, comparto con las lectoras esa esperanza que la estudiante de Derecho Juárez Méndez señala en su ensayo: ”debemos luchar contra una ideología que cada uno de nosotros debemos analizar y en su caso cambiar”. Pero esta esperanza ¿la compartirán todas las mujeres en México? 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