Lo viví como alumno y como hijo, lo apliqué como docente y hoy lo observo como ciudadano.
La presión hace que un hombre trabaje, que un hombre hable. A los políticos también se les aplica. Ejercer presión siempre hace que el grano estalle.
Y hay dos caminos por los cuales un hombre transita cuando siente la presión. O lo hace bajo mentiras o bien, lo hace bajo verdades.
Pero sorpresas que da la vida. Mientras que unos son admirados por ser siempre sinceros, otros son navajeados por la sociedad. Se les desecha, se les elimina, se les hace a un lado del grupo solo por ser sinceros y decir siempre la verdad.
La sinceridad, para muchos, es pecar. Amparado en ella podemos decir lo que nunca imaginamos.
Hay personas que caminan por la vida con esa sinceridad pesándole en la espalda. Cual vil pipila, van andando y con ello, se van hundiendo y quedando solos.
Un hombre aplaude la sinceridad del otro siempre y cuando esa sinceridad no sea aplicada en su contra. Que hablen de las verdades del otro pero no de las mías. Esa es la ley de toda sociedad en México.
Muchos se rasgarán las vestiduras negándolo. Pero nadie puede engañarse a sí mismo. La sinceridad nos arde cuando es dejada caer en nuestra propia humanidad.
Al gobierno de Felipe Calderón por años los empresarios le han exigido números reales en las cifras del desempleo, de la economía, de la devaluación, de la inflación.
En lo que lleva de su mandato, han sido los empresarios los que han levantado la voz diciendo que Calderón los engaña con el manejo de sus estadísticas. Le han pedido en infinidad de ocasiones que sea sincero y que no engañe al pueblo.
Quizá esa presión caló hondo en la humanidad del presidente de México. Talves lo motivó a armarse de valor y a darles la sinceridad que tanto piden.
En la inauguración del 41 Foro de la Industria Química, efectuado en la ciudad de México, Calderón se dio gusto dándole gusto a los empresarios, esos que tanto le pedían que hablara con la verdad.
Sin tomar agua para acicalar la voz, Calderón, parado, con las manos en la palestra, y frente a las cámaras de las televisoras más importantes de México y del mundo que cubren sus actividades, tragó saliva y pronunció quizá las palabras mas sinceras de todo su gobierno. Y me atrevo a decir que las únicas que han sido sinceras desde que era candidato.
Dijó: “…es inaceptable que las grandes corporaciones empresariales pidan al gobierno de México establecer impuestos a los alimentos y medicinas de la gente más pobre, mientras pagan solo el 1.7 por ciento de impuestos. Esto ya no puede ser…”
El Presidente dejó en claro que sabe de las artimañas que utilizan los empresarios para darle la vuelta al gobierno y no pagar impuestos. Porque fue muy certero al mencionar que “…está bien que tengan actividades filantrópicas, patrocinen eventos deportivos y regalen a los gobiernos equipamiento médico, pero deben contribuir con el gasto público…”
Y el mandatario mexicano sin duda se dio cuenta de que sus palabras tendrían un efecto negativo. Se quiso curar en salud manifestando: “…Y no estoy pidiendo sacrificios, no le estoy pidiendo a las empresas de México que paguen más de lo que paga un dentista o lo que paga un empleado: les estoy pidiendo que pongan su parte, que cumplan con la ley...”
Uff. La sinceridad borboteando de los labios.
Sin duda somos los ciudadanos los que más aplaudimos esta sinceridad. Y lo aplaudimos porque esto es algo que sabemos todos. Los privilegiados en ese paraíso fiscal son los señores del costal (de dinero).
Sin embargo, hay algunas interrogantes que salieron disparadas de ese foro en el momento mismo de bajarse de la palestra.
Y es que yo no se que opinen los empresarios.
Pero, aquí en confidencial, me gustaría conocer cual es la opinión de tres grupos específicos de empresarios de México.
¿Qué opinaran los dueños de Cemex, América Móvil, Kimberly Clark, FEMSA, Bimbo, Wal Mart, Televisa, BBV Bancomer, Banamex, HSBC, Banorte, Santander, Inbursa y los grupos Carso, México, Posadas, Maseca y Saba?
¿Qué opinaran los empresarios que respaldaron, apoyaron y quizá hasta le aportaron dinero a aquel Felipe Calderón Hinojosa, entonces candidato a la presidencia de la República?
¿Qué opinaran los empresarios que dan vida y destino al Partido Acción Nacional, ombligo político de Felipe Calderón?
Porque no hay que olvidar que Acción Nacional es un grupo político que tiene como columna vertebral a los empresarios mas importantes de México.
Conocer esas respuestas será una verdadera odisea. Saber que piensan será como una completa excursión a escenarios naturales maravillosos e interesantes.
Por lo pronto, Ricardo Salinas Pliego ya se pronunció.
El hombre que maneja una de las Fundaciones que más apoyos ha llevado a los mexicanos ya levantó la mano y dijo que las empresas si pagan impuestos, mencionando que es el gobierno el del problema, al aplicar mal sus recursos, emanados de una mala planeación del gasto publico.
Salinas Pliego, considerado el cuarto hombre más rico de México con una fortuna de 6.3 miles de millones de dólares según el último ranking de Forbes, criticó los aumentos impositivos y la subida de precios.
En fin. La sinceridad pedida a Calderón, no fue nada grata para los empresarios.
Pero para los ciudadanos de a pie, los que día a día se levantan para ir a trabajar y que dependen de un sueldo quincenal, esa sinceridad fue aplaudida a rabiar.
“Ya era hora” fue el comentario que en la sociedad se generó al escuchar al Presidente hablarles así a los empresarios.
Pero creo que las cosas se van a tornar de un color diferente. Las represalias están a la vuelta de la esquina.
Y tan lo sabe el gobierno, que el Secretario de Hacienda Agustín Carstens ya salió al quite de la declaración de su jefe, manifestando que “…el gobierno de México no busca lastimar las finanzas de las empresas…”
Por lo pronto, nosotros como ciudadanos estaremos atentos al actuar del Presidente.
Veremos si Calderón sigue por el mismo camino, exigiéndole a los empresarios para llevar el beneficio de la ciudadanía; o bien, redirecciona su andar y se va por el camino de los empresarios, con los pasos mas medidos, cual bebé hacia los brazos de papá.
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