noviembre 10, 2017

Festejando a los abuelitos



El Consejo Estatal para las Culturas y las Artes (Coneculta-Chiapas), mediante la Biblioteca Pública Central, organizó una celebración a las y los adultos mayores, en su Día del Abuelo, en las instalaciones del Centro Cultural de Chiapas “Jaime Sabines”.

Muy amablemente, ese organismo tuvo a bien invitarme a leer un texto de mi autoría, el cual lleva por título “La abuela Tita”, letras en donde reflejan diversas vivencias que pasan aquellos a los que yo llamo no adulto mayor, sino “abuelitos”, quizá por el alto grado de sentimiento que para mi representan.

En dicho evento, mis letras se mezclaron con las notas melodiosas de la marimba “Claro de Luna”, las cuales sensibilizaron el ambiente de festividad en el vestíbulo de la casa del poeta mayor chiapaneco.

En este marco, asistió el director de la Red de Bibliotecas Públicas Antonio Benitez Antiga, en representación del director general del Coneculta-Chiapas Juan Carlos Cal y Mayor Franco.

En su intervención, Benitez Antiga expresó que las y los abuelitos “representan el esfuerzo, el trabajo y la experiencia del pueblo chiapaneco”.

De igual forma, se contó con la presencia de la delegada en el estado del Instituto Nacional de las Personas Adultas Mayores (INAPAM), Zayna Andrea Gil Vázquez



Dinámicas divertidas, lectura de cuentos, pensamiento y reflexiones fueron parte del programa organizado en este día.


Maximiliano Gutiérrez Niño, nuevo valor en la oratoria




Fue un verdadero honor el poder sumarme al talento de Maximiliano Gutiérrez Niño, quien obtuvo el segundo lugar en el concurso de oratoria organizado por la zona escolar de primarias de Chiapa de Corzo, Chis.

Estoy completamente seguro que la tenacidad de Maximiliano le llevará a seguir cosechando más triunfos.


Muchas gracias a sus padres por el presente que tuvieron a bien darme y por permitirme seguir contribuyendo en tu formación en la oratoria.


2o Maratón Estudiantil de Derechos Humanos




Recibí la invitación por parte del Dr. Alfonso Martínez Lazcano para ser el Presidente del Jurado Calificador en el 2o Maratón Estudiantil de Derechos Humanos celebrado en la sala de usos múltiples de la Biblioteca central de la Universidad Autónoma de Chiapas.

Por más de tres horas, fuimos testigos de la participación de cada uno de los concursantes con los integrantes del jurado calificador, mismo que estuvo conformado por la Mtra. Merly Martínez Hernández y el Mtro. Heriberto Espinosa Grajales .

En ese evento, el cual estuvo convocado y organizado por el Colegio de Abogados procesalistas latinoamericanos CAPL, se presentaron diversas tesis sobres casos específicos en donde los derechos humanos, la vigencia del estado de derecho y la oratoria se hizo presente.

Y como pasa en toda justa, fue el equipo VOCATUS quien obtuvo el primer lugar. Un gusto ver como los nuevos profesionistas se preparan para los grandes retos que demanda el mundo laboral.


Felicidades Doctor Martínez Lazcano por impulsar estos proyectos y mi agradecimiento por la consideración para hacerme formar parte de actividades que fortalezcan la preparación académica en los universitarios.








noviembre 09, 2017

Conferencia en la Universidad Autónoma de Chiapas




Tuve la oportunidad de recibir la invitación de un grupo de estudiantes universitarios por conducto de la alumna Michelle Rizo para impartir una conferencia. Y sin dudar acepté.

En principio, por el gusto que me da siempre el estar en contacto con los universitarios. Es algo que me nutre de experiencias al conocer la realidad que viven como estudiantes.

Además, el compartir información es algo que busco en cada oportunidad. Creo que permite construir, edificar. Por tanto, acudí al auditorio de la Universidad Autónoma de Chiapas para reunirme con los alumnos de la licenciatura en administración de empresas.

Durante mas de una hora, tuve el honor de conversar con ellos sobre la competitividad personal para el desarrollo profesional.



Desde aquí mi agradecimiento al cuerpo de académicos que estuvieron atentos a cada uno de los puntos que dentro de la conferencia yo les compartí, pero especialmente al Dr. Ángel Estrada, la Dra. Montes de Oca y el Dr. Pérez Zambrano, docentes de la Facultad de Contaduría y Administración de la UNACH.




Sumando esfuerzos con los jóvenes

Que gusto me da saber que la juventud en Chiapas se está organizando y con deseos de construir en beneficio de la sociedad. 

Tuve la oportunidad de conversar con Eduardo Balcázar, José Juan Parada y Felipe Alamilla, jóvenes que tienen proyectos sociales en Tuxtla Gutiérrez convertidos en una realidad. 

Sigan caminando juntos y cuenten con mi apoyo en todo aquello que represente el bien común.


Éxitos.

noviembre 01, 2017

Luis Octavio Serrano Zuart, creciendo en la oratoria


La oratoria es por demás apasionante para quien hoy escribe.

Me ha permitido conocer muchas cosas. Desde la mentalidad de los autores de los libros que he leído a lo largo de mi vida, pasando por la generación de oradores a la que pertenezco generacionalmente hablando, hasta conocer a nuevos valores en la oratoria.

Y algo que aquilato, es el poder sumarme al talento que existe en esos nuevos oradores.

Hoy hago mención de un caso especial. Hoy dedicaré estas líneas a alguien que, a mi juicio, creo tiene un camino de laureles en la oratoria.

De carácter serio, amable y por demás introvertido. Así podría definir a Luis Octavio Serrano Zuart en mi primera impresión cuando tuve la oportunidad de conocerlo.



Sin embargo, cuando fuimos conversando y a lo largo de los días en los que estuvimos ensayando, pude darme cuenta de valores mucho más profundos que en él existen.

Disciplinado, necio con su deseo de aprender y con un carisma por demás sorprendente.

Y delante de mi fue creciendo poco a poco. Siempre presto a modificar aquello que yo le observaba y corrigiendo al grado de no volver a tropezar con ese error. Así se fue formando un nuevo orador en Chiapas.

Escucharlo disertar es un deleite. Con un estilo propio, sereno, elegante y muy convincente. Ese es hoy el sello que Luis Octavio impregna en sus palabras y en su desempeño en la tribuna.

Hoy escribo estas líneas para hacer público mi entusiasmo y mi orgullo por el campeonato obtenido en el Instituto Andes de Tuxtla por mi alumno Luis Octavio Serrano Zuart y con ello lograr su pase directo al Torneo Académico Intercolegial Nacional TAI a celebrarse en el 2018.

Fui testigo de su ensayar día a día. Que grato es ver que su esfuerzo tuvo grandes resultados.


Que sigan tus éxitos, Luis Octavio. Sigue siendo ese gran ser humano que hoy eres y nunca olvides que la constancia es la base del éxito. Y tú eres ejemplo de ello. 

Vamos por el nacional. Cuenta conmigo.


septiembre 20, 2017

Hoy las redes tienen rostro de niño



Hoy no sé cómo empezar con este escrito. Me encuentro muy consternado. Adolorido. Triste.

Una vez más el 19 de septiembre. Una vez más un sismo en México. Una vez más 32 años después. Una vez más la tragedia. Una vez más todo se vino abajo.

Y no hablo de lo material. Hablo de los sueños de muchos padres de familia, hablo de estudiantes, de oficinistas, de obreros, de enfermeras, de médicos. Hablo de la vida de muchos, infinidad de seres humanos.

Pero también hablo de esos niños que, debajo de los escombros, fueron sepultados junto con sus ilusiones. De esas sonrisas que jamás volverán a escucharse en esa casa que sólo quedó plasmada en una vieja fotografía, ya que hoy ni la casa existe. Se derrumbó.

Hoy las redes sociales tienen rostro de niño. Recorro la línea de tiempo de cualquier red social y veo con profunda tristeza esas miradas, esos brazos que jamás se volverán a enlazar con sus padres, veo los rostros de todos los niños que están desaparecidos.

Leo las letras, los mensajes de esos padres de familia que desesperados claman alguna información para encontrar a sus hijos. Y no puedo negarlo. Sufro con ellos. Me siento impotente. Soy papá de dos niños. Logro imaginar lo que hoy existe en el corazón de cada uno de esos padres que han perdido a sus hijos.

Pero también pienso en aquellos padres que no tienen una red social para publicar la foto de sus hijos perdidos debajo de los ladrillos y el cemento de esas viviendas que se vinieron abajo por el sismo.

Logro imaginar lo que esa madre de familia siente por no encontrar a su hijo y a su madre que dejó en casa mientras ella fue a trabajar. Logro dimensionar el dolor y la angustia de todos aquellos que no encuentran a sus hermanos, a sus padres, a sus sobrinos y hasta a sus amistades.

Hoy el país está unido. Unos poniendo sus manos, su entrega y su tiempo en la búsqueda de esos mexicanos atrapados entre los fierros, el cemento y la tierra de los edificios caídos. Otros, enviando ayuda, aportando, haciendo donativos, sumando a lo lejos. Unos más elevando plegarias y oraciones para que los desaparecidos los encuentren con vida. Otro grupo proporcionando información. Todos en torno a una tragedia, todos con el objetivo ubicado: ayudar.

Hoy las redes tienen rostro de niño. Y nunca antes en mi vida me había dolido tanto ver tantas sonrisas, tantas miradas en aquellos rostros infantiles desaparecidos. Me duele muchísimo.

Y no sé a quién culpar. No sé si culpar a la naturaleza, no sé si culpar a los que construyeron esos edificios escolares con material barato. No sé si culpar al tiempo por hacer de los edificios unos esqueletos débiles. No sé si culparme a mí por querer buscar culpables en donde no lo hay. Lo único que sí sé es que este 19 de septiembre, como el 19 de septiembre de 1985, me dolerá por siempre.


Que Dios bendiga a cada familia.

septiembre 19, 2017

Dando respuesta



Hace poco tiempo me preguntaron si para escribir mis remedos de historias me basaba en alguien en especial.

Aquí dejo este texto que describe perfectamente mi respuesta. 

A la manera de Murakami. 


3er. maratón estudiantil de Derechos Humanos




Participar con jóvenes es algo que siempre me enriquece.

Recibir ese comentario directo y franco es algo que se requiere para conocer la realidad que la juventud en Chiapas vive día a día en su andar académico.

Muy grato fue para mí el participar en el 3er maratón estudiantil de Derechos Humanos organizado por la Universidad del Sur en la ciudad de Tuxtla Gutiérrez, aquí en Chiapas.

Dicho evento, el cual estuvo bajo la dirección del Dr. Alfonso Martínez Lazcano, permitió la participación de los estudiantes del derecho de ese centro de estudios, quienes a través de la integración de grupos de estudio pudieron defender su tesis y exponer su antítesis del rival.

Una fiesta académica que permitió conocer la manera en la que los jóvenes hacen uso de la voz. Y fue precisamente ese tema el que motivó mi presencia en el evento, ya que pude exponer la importancia de la preparación académica y la relevancia de la oratoria en este nuevo sistema de justicia denominado juicios orales.










Todo cambia cuando todo sigue igual




Él estaba sentado. Recordando, añorando.

Mil escenas estaban en su mente. La memoria es mágica y es muy exacta. Todo registra. No olvida nada.

A su mente llegó aquél momento en la carretera, viajando en un día nublado. Tomados de la mano, con unas cervezas y a mitad de la noche, desafiando al frío, a la policía de caminos y al mismo tiempo desafiando al mismo destino.

Escuchando una melodía, o quizá dos o quizá tres, aquellas que cuando las vuelvan a escuchar los hará recordar esos momentos vividos.

De pronto otra escena llegó. Eran esas tardes que alrededor de una mesa, comían y bebían. Riendo, conversando en esas pláticas interminables.

Se juraban amor. Se decían los enamorados perfectos. Siempre tomados de la mano. Esa era la línea de aquella relación que inició en un octubre cualquiera.

Pero la vida es muy caprichosa. Se empecina en demostrarle al mundo que nada es como lo imaginan. Que todo va en sentido contrario a la imaginación y a los deseos más profundos. 

Soy de la idea que siempre la realidad supera a los sueños. Es más, la realidad siempre le quiebra el esquema a los sueños.

En la mente de él estaban las veces que presuroso buscaba brindar ayuda a ella. Fueron muchos los momentos en los que siempre estuvo, ahí, en las etapas más difíciles de ella.

Él corrió mil veces. Aunque en honor de la verdad, no fueron tantas, quizá más de veinte veces. Menos de cien. Pero fueron muchas las que estuvo al lado de ella.

Desde lo mecánico de su coche, pasando por las groserías recibidas de ella cuándo insistía en llevarla al médico, hasta las veces que tenía que adivinar si estaba de buen humor para poder enviarle un mensaje de texto a ella.

Pero no importaba. Siempre al lado de ella. La amaba y por ello no importase nada. Desde lo que él le perdono, hasta las veces que ella insistía en conservar sus recuerdos en fotografías, esos recuerdos con personas que ella misma decía que le hicieron daño en el ayer.

Y todo lo superó. Lo único que quería es estar ahí, a su lado; siempre presente buscando solucionar, remediar. Más allá de lo económico, él buscaba hacerla sentir eso que los poetas llaman amor.

Le lloró. Le suplicó. Le rogó. Le gritó desesperado cada uno de sus sentimientos en esas noches frías por las calles de aquella ciudad colonial sin que ella voltease a verle. Siempre recibió lo que ella quiso darle.

“Deja que la vida te sorprenda”. Esta es una frase que él leyó hace muchos años. Y a manera de broma siempre decía que la vida siempre le sorprendería.

Nunca se imaginó que su broma se convertiría en una gran verdad porque en una mañana cualquiera, ella se fue, se esfumó. Así, sin más.

Ella dejó muy claro que nada la obligaría a estar al lado de ese hombre que muchas veces dio todo por hacerla feliz, amada, respetada. Por hacerla sentir que a él ella le importaba.

No hubo eso que llaman despedida. Tampoco hubo un adiós. Ni un hasta luego. Es más, ni un hasta pronto. Sólo un mensaje deseando lo mejor y después partió.

Fue algo muy sencillo para ella. Borró de su celular el nombre de “su pecoso” y con eso borró cada recuerdo. Borró cada escena, cada “te amo”, cada “eres mi todo” que de sus labios salía en aquellas tardes que juntos disfrutaban.

Cada letra se fue con la misma intensidad con la que fue escrita. 

Y no hubo nada que la detuviera. Borró sin despedirse. Se fue sin decir adiós.

Abandonar a alguien cuando más necesita del apoyo es algo que no se le desea a nadie.

Abandonar en momentos cruciales no es sinónimo de amor, de apoyo. Abandonar es algo deleznable.  Y eso hizo ella.

Ella se fue como llegó. De pronto y sin avisar.

La vida es un completo aprendizaje. Somos alumnos de la vida misma. Y en cada lección a veces hay alegría pero también puede haber dolor. 

Pero la vida sigue su ruta. No se detendrá.

Los esquites seguirán estando en el mismo lugar. El camarón en pulpa en aguachile seguirá en el mismo plato. Las papas a la francesa serán bañadas por la misma catsup. Los frapuchinos seguirán fríos, los micheclamatos seguirán escarchados en el vaso, los capuchinos calientes serán soplados con las mejillas infladas para mitigar su calor, las jarras de vino con manzana seguirán haciendo reír a quien las beba;  las pizzas serán servidas con las mismas salsas, netflix seguirá con nuevas películas, los perfumes tendrán nuevos aromas, los relojes seguirán con nuevos modelos, el calzado seguirá con nuevos estilos, los cumpleaños se seguirán celebrando, el ginecólogo seguirá dando consulta, la ciudad de México seguirá siendo un lugar hermoso para visitar, las cremas de mezcal seguirán mareando, la señora del pedicure seguirá pintando uñas, San Cristóbal de las Casas seguirá teniendo su clima frío, la señora de los masajes seguirá tardando una hora por sesión, las camionetas seguirán teniendo bluetooth para programar una canción de Olga Tañón, banda MS o cualquier canción de Ana Gabriel o de María José desde el celular;  el “medio costillar” seguirán sirviéndolo, los ramos de flores seguirán enviándolos en un día cualquiera; los dijes y los aretes seguirán siendo de oro, los anillos serán entregados como muestra de amor y seguirán perdiéndolos como muestra de que nada importó; el vigilante seguirá dejando pasar al estacionamiento en una tarde lluviosa y unos tacos seguirán siendo el soborno perfecto para que el policía siga permitiendo el acceso a donde sólo se entra con un tarjetón, el despertar por las mañanas seguirá siendo hermoso y las pijamas seguirán siendo nuevas. Es más, ella seguirá riendo.

Lo único que cambia es la persona con la que decides vivir todo lo que la vida te da cuando todo siga igual.

Por ello, que la vida siga. Que la rueda siga rodando.

Dios acomoda a las cosas en el lugar que le corresponde. A cada quien le da el espacio que se merece.

Hoy nadie culpa a nadie. Que él y ella sigan siendo lo que son. Dos seres humanos que saben amar a su estilo, a su forma. Aunque esas formas no sean de la misma manera.

Pero cuando el tiempo pase, cada quien ocupará el lugar que desea tener. Sólo hasta entonces, cuando el tiempo transcurra,  se logrará saber quien tuvo la razón. Si fue “él” con su manera entregada y cursi de amar; o ella, que amó a su estilo. Y no hay medicinas para el amor. El naproxeno no cura el dolor en el corazón.


Cuentan que él siguió en búsqueda de la felicidad. Siendo el mismo de siempre, entregado y cursi para amar. Total, aquí o allá, ya sea sólo o acompañado, el siempre será igual. Dando y dando aunque le correspondan mal.

Sólo me queda una reflexión. 

Muchos dicen que los seres humanos aman con los sentimientos que llevan dentro.

Que nadie da lo que no tiene. Que nadie entrega lo que no existe dentro de su corazón. Y por eso hoy queda la duda.

¿Porqué si ella decía amarlo ... decidió alejarse e irse así, sin más?

Y como todos estamos condenados a los silencios, y como nadie asumirá su responsabilidad y como nadie está obligado a decir lo que lleva dentro, sólo me resta decir que la respuesta vendrá al tiempo, sólo al tiempo.





septiembre 07, 2017

Conferencia en la Universidad Valle del Grijalva



Tuve la oportunidad de estar en las aulas de una Universidad en la ciudad de Tuxtla Gutiperrez, Chiapas.

El auditorio estuvo ocupado por sus alumnos de maestría. Todos a la expectativa sobre el tema a impartir. Y es que hablar del liderazgo personal para la competitividad profesional es algo complicado.

Es reconocer que existen áreas que no hemos explotado en lo personal y que son muy necesarias para proyectarnos en el ámbito profesional.

Durante una casi noventa minutos pude compartir con esos alumnos ávidos de respuestas. Y a cada una de ellas acudí presuroso con mi opinión.

Desde aquí hago expreso mi agradecimiento a la Universidad Valle del Grijalva campus Tuxtla por haberme invitado a impartir la conferencia "Liderazgo personal para la competitividad profesional".


A todos, que sigan sus éxitos.




Te busqué



Si, te busqué.

En cada rincón de la casa aquella en la que viví de niño; en los mensajes enviados; en las viejas libretas de apuntes; en el mirador del parque aquél; en las cartas de hojas amarillentas por el tiempo; en las siglas escritas que hoy ya están roídas por las ratas del olvido.

Pregunté como un desesperado. Deseoso de encontrarte hasta cansarme. Buscando solo un rastro tuyo o encontrar la esencia de tus días.

Revisé en mi memoria, exprimiendo mis ojos con la misma fuerza con la que me decías que era tu todo o cuando me decías que eras parte de mi vida.

Pero en ningún lugar encontré los trazos de tu nombre ni las huellas de tus mejillas. Por más que me encapriché por encontrar un sello tuyo, un tatuaje formado con la tinta de tus actos, no lo logré.

No encontré tus palabras de aliento, tus manos de apoyo y mucho menos tu hombro como refugio en ese momento que tanto te necesitaba pero siempre te busqué.


Y esto lo sé porque al no encontrarte, me doy cuenta que nunca estuviste. Que amé a una ausencia de labios lindos y de sonrisa tierna. Que amé a un ser que siempre tenia pretextos para no estar a mi lado y que amé a sabiendas que mi amor fue una simple gota de rocío regada en las piedras de un corazón árido, duro y frío.

Te busqué y no te encontré. Y lamento que no lo reconozcas. Lamento que en tu realidad seas tú la parte ofendida, sin darte cuenta que el amor no sólo es risas y alegría. Ojalá algún día comprendas que amar significa entrega, apoyo, eso que siempre recibiste de mi aún en los peores momentos de mi vida.

Pero lo más importante, ojalá que algún día comprendas que que cuando se ama nunca se abandona al ser amado.


Quizá por eso te busqué y no te encontré. Y quiero que sepas que no fue por mi búsqueda.


No te encontré sencillamente porque nunca te decidiste dejar tu huella, mucho menos a dejar como rastros la tierra sumida por tus hermosos pies en ese camino que, en mi fantasía, a tu lado y de tu mano recorrí como el niño va sonriendo al encuentro de su propia alegría.





septiembre 05, 2017

El diablo no llegó






Disfruto mucho leer. Es algo que me permite conocer dimensiones desconocidas. La mente siempre tiene caminos insospechados y leer lo que otros escriben me permite conocer lo que en ellos existe. Y me he llevado muy enriquecedoras sorpresas.

Hace pocos días estuve inmerso en una crisis de salud de mi padre. Y mientras aguardaba el diagnóstico médico me dispuse a leer un libro. Sin dudar, tomé un libro que un gran amigo que radica en la ciudad de México tuvo a bien obsequiarme.

Grata fue mi sorpresa descubrir que el libro “El diablo no llegó” y otros relatos, estaba escrito por César Garizurieta, hombre de la vida pública en México en los años cincuentas. Abogado, Embajador de México en Haití, Magistrado en el Poder Judicial dentro de otros cargos más es lo que caracteriza a Garizurieta en su trayectoria profesional. 

Sin embargo, lo que lo mantiene vivo en los pasillos de cualquier oficina gubernamental es que aquella famosa frase de su autoría “vivir fuera del presupuesto es vivir en el error”, propia de la sorna mexicana y del coloquio de los mexicanos.

Con estos antecedentes, me dispuse a leer el libro de corte infantil.

De la pluma del también denominado en el mundo literario como “el tlacuache”, me vi envuelto en las letras de cuentos como “el diablo no llegó”, “un agujero en el zapato” y “el apóstol del ocio” que si bien es cierto fueron escritos en la década de los cincuenta, su lectura es por demás actual.

El escritor mexicano hizo con el personaje de “el diablo”, una suculenta historia en donde la inocencia de los niños protagonistas de la historia se entremezcla con esos mitos y leyendas que existen en cada rincón de nuestro país.

Un libro de ágil lectura que invita a leerlo en una tarde cualquiera, ya sea en una mañana fresca en los bosques de mi bello San Cristóbal de las Casas, aquí en Chiapas; o bien, como lo hice yo, en una tarde nublada, mientras estaba a la espera de los resultados de una operación de amputación de la pierna derecha de mi padre a causa de la diabetes, que me dio el tiempo perfecto para leerlo en los pasillos de una institución de seguridad social de una ciudad cualquiera.

Pero lo más curioso de mi lectura fue que, tal y como sucedió en el cuento “el diablo no llegó”, en la operación de mi padre el diablo tampoco llegó y hoy se encuentra en completa recuperación haciendo de su lectura la mejor de las anécdotas.



junio 09, 2017

Homenaje a Gertrudis del Carmen Arzat Herrera



Todo mundo espera la puntualidad. Así nos fue enseñado desde niños en la escuela y en nuestras casas. Todos convocados y todos confirmados. Nadie dejó de asistir a ese encuentro en donde la memoria del ayer se enfrentaría con la realidad del hoy. Estábamos emocionados.

Cada uno de los que asistimos a ese desayuno tenía en la mente sus propios recuerdos, sus propias anécdotas. Unas grupales y otras personales. Pero al final, todos teníamos un motivo para estar ahí, presentes.


La Profesora Gertrudis del Carmen Arzat Herrera llegó como siempre llegaba al aula en el ayer en la escuela Primaria.  Siempre con algo en las manos para sus alumnos. Y en esta ocasión se hizo acompañar de unas bolsas blancas de plástico. Dispuesta a regalar no algo material. Ella siempre regalaba emociones. Y esa mañana del sábado no fue la excepción.

Se integró un comité informal de bienvenida por parte de los que hace más de 30 años fuimos sus alumnos en la Escuela Primaria Juan Benavides en Tuxtla Gutiérrez.

De inmediato, las lágrimas hicieron acto de presencia, sólo al verla, sólo al abrazarla. Estaba ahí la que nos tuvo bajo su responsabilidad en su grupo escolar.

Y es que los que formamos parte de la Generación de alumnos 1979-1985 decidimos realizar un merecido reconocimiento a la que en el ayer fuera más que nuestra maestra de la primaria. Y con la disposición de siempre, la profesora Gertrudis acudió.

Siempre erguida, siempre bien presentada. Con esa voz que refleja disciplina y firmeza. Con una sonrisa apenas dibujada en los labios, pero que siempre nos inyectaba ternura y confianza.

En el apartado del Restaurante en donde estaban las mesas se encontró con el resto de los que formamos aquel grupo “A” que estaba a su cargo cuando egresamos.

Ahí estábamos sus ex alumnos, esos que en el ayer estaban igual que esa mañana, parados hoy alrededor de cuatro mesas redondas, a diferencia del ayer que esperábamos en los pupitres de madera esperando a que entrara al aula la maestra Gertrudis. De pie, atentos.

De inmediato todos aplaudieron. Presurosos nos acercamos a abrazar a la que muchas veces nos abrazó siendo niños. Unas veces para hacernos entender del porqué del regaño en clase o bien, para darnos aliento por conocer de nuestros problemas en casa.

Y al igual que hace más de 30 años, nos abrazó. Ya sin la necesidad de agacharse para abrazar al niño del ayer. Hoy frente a ella estaban los hombres y mujeres padres de familia, los profesionistas.

Y es que nadie de los que asistimos al desayuno dudó un solo momento en acudir al encuentro.

Todos queríamos ser parte de esa celebración. Y aunque las casi cuatro horas que duró ese desayuno fueron más lágrimas que risas, todos necesitábamos de eso, de sacar los sentimientos más profundos hacia la mujer que fuera nuestra maestra, la exigente, la disciplinada, la puntual, la organizada, la que siempre caminaba derecha, la que nunca nos dejó solos en el aula, la que no faltaba a clases, la que siempre sabia quienes éramos, la que no hacia distingos, la que no tenia consentidos, la que siempre nos presionaba, la que encontraba talentos en cada uno de nosotros.

En resumen, la que siempre nos trató como seres individuales y no como un grupo, a pesar de que en nuestro salón éramos más de cincuenta alumnos a su cargo.


De pronto, la maestra se paró al lado de una de las mesas en donde estábamos sentados. Y sin darnos cuenta tomó una de las manos de mi compañera Alicia Vázquez Lazos y empezó a cantar aquella canción que desde mi primaria me ha acompañado y que en donde quiera que la escucho me pone nostálgico…

…”Tu eres mi hermano del alma realmente un amigo. 
Que en todo camino y jornada este a siempre conmigo. 
Aunque eres un hombre aun tienes alma de nino. 
Aquel que me de a su amistad, su respeto y carino. 
Recuerdo que juntos pasamos muy duros momentos. 
Y tu no cambiaste por fuertes que fueran los vientos. 
Es tu corazon una casa de puertas abiertas. 
Tu eres realmente el más cierto en horas inciertas”…


De inmediato todos nos tomamos de las manos y nos unimos en coro a la voz de la maestra. Todos nos veíamos y sonreíamos. Por breves momentos nos trasladamos a nuestra ceremonia de graduación en donde siendo niños cantábamos en aquella ceremonia oficial parados al frente y siendo observados por nuestros padres, esos que hoy ya pintan canas y otros padre de familia, hoy ya nos observan desde el cielo. 

Empezó el desayuno. De inmediato comenzaron las fotos del recuerdo, las selfies que captan rostros para la posteridad. Cada uno de nosotros con esa sonrisa que denota alegría.

Y es que la etapa de la escuela primaria es por demás especial para mí.

Creo que en ese ciclo de vida, en esos seis años, la amistad se entrega sin nada a cambio. Te haces amigo por el simple hecho de jugar el mismo deporte, por brincar listón con la misma pericia, por sentarte a comer tu “lunch” en la hora del recreo con tus amigos. Todo ello sin importar si eres hijo de un alto funcionario o de un rico empresario. Sin saber cuánto vale el coche de papá o de mamá. Ahí la amistad es por demás pura, sincera. Y en esa escuela, así nos pasó a todos los que conformamos esa generación.

Terminamos de desayunar y dentro del orden del día establecido para la profesora homenajeada, estaba la entrega del reconocimiento. Y mis amigos me pidieron que hiciera uso de la voz.

Nervioso, muy nervioso y mucho más nostálgico. Así me paré al frente a tomar el micrófono y expresar unas palabras. Fue un difícil momento, porque mi mensaje debería de contener las palabras exactas que reunieran los sentimientos de todos los que ahí estábamos.

Frase a frase y con el reconocimiento en mi mano izquierda fui desahogando mis ideas. Pude superar las emociones hasta ese momento. Pero cuando me pidieron que leyera el mensaje grabado en la pieza que le entregaríamos a nuestra profesora, ahí si dudé.

Sabía que en algún párrafo la voz me traicionaría. Y en efecto. Así fue. No hubo molestia de mi parte que en el video que muchos grabaron con su celular quedara la evidencia de mi voz quebrada por la emoción. No me molesta dejar ver que soy así.

Cedí el micrófono a un gran amigo. Él radica en la ciudad de Monterrey, Nuevo León; pero vino especialmente a este homenaje. Y se hizo acompañar de una sorpresa. Uno de sus talentos es componer. Y que mejor oportunidad para dedicar la letra de una canción en honor de la profesora Gertrudis.

“Mis Huellas…” es el nombre de la canción que en ese momento el mismo interpretó en compañía del guitarrista que contratamos para la ocasión. Con esa mirada que caracteriza a una madre, así observé a mi maestra ver a Jair, mi ex compañero de aula y hoy mi amigo, mientras cantaba.

Un abrazo selló el agradecimiento de la maestra hacia Jair. Por nuestra parte, el aplauso.

Todo estaba por finalizar. Así que nos dispusimos a ir al jardín del lugar para tomarnos la foto del recuerdo. Un fotógrafo nos aguardaba presto para captar ese momento e inmortalizarlo por siempre.


Para la fotografía, nos colocamos sin respetar el “por orden de lista” y tampoco respetamos “del más alto al más bajito”.

Lo que si dejamos ver fue que las “niñas” se colocaran por delante de “los niños”. Al menos la caballerosidad del ayer sigue presente en nosotros.

Una vez tomada la foto del recuerdo, regresamos. Ya la mañana había transcurrido y muchos estaban por marcar retirada a sus respectivas realidades laborales, sociales o familiares.

Sin embargo, nadie había reparado en lo que la maestra Gertrudis había llevado en unas bolsas blancas cuando arribó al lugar y que aún estaban en el apartado del restaurante.

Pero ella se nos adelantó y entró para darnos una indicación. “Se colocan en dos filas” fue lo que se escuchó de sus labios y así lo hicimos.

De las bolsas fueron saliendo playeras para cada uno de nosotros. No sé cómo le hizo para calcular las tallas, pero a todos nos quedaron a la perfección.

Pero nadie sabía lo que en esas playeras se encerraba. Nadie tenía el más mínimo conocimiento de lo que nos aguardaba al extender esas playeras.

La mente siempre tiene registros. Recuerdos,  escenas, imágenes, momentos, vivencias que se alojan en alguna parte del cerebro que solo necesitan de un factor para que de inmediato salgan corriendo y se nos coloquen frente a los ojos. Como para volver a vivir ese ayer.

Esto lo comento porque ahí, en la playera, venía un mensaje que hablaba de la importancia de la amistad y de la sencillez que en los seres humanos debe de existir.

Pero el mensaje, era un pensamiento de nuestro amigo Fernando, el que también cursó la primaria con nosotros. El que llevaba botas de vaquero y su cuerda para florearla en el recreo. El güero, el pecoso, el que a todos les caía bien, el que siempre sonreía. Ese que en cada uno de nosotros sembró recuerdos de su amistad pero a quien Dios lo llamó hace muchos años para llevarlo a su lado. Y la añoranza y la tristeza entraron a ese salón para sentarse junto a nosotros. 

Fernando Hortal Arzat es hijo de nuestra profesora Gertrudis y fue nuestro compañero y amigo en “la Juan Benavides”. Su foto plasmada en la playera fue, sin duda, motivo de rostros con los ojos enrojecidos. Dedicamos una porra al amigo, al viajero. Y aplaudimos.

Era el momento de partir. La hora del desayuno ya se había unido a la hora de la comida y el tiempo es el único que no se detiene. Así que nos dispusimos a retirarnos.

Hoy me encuentro sentado frente a este teclado tratando de reunir cada momento vivido en ese desayuno.

Sin duda la alegría por estar con mis amigos con los que cursé mi escuela primaria se hace presente.

También está la alegría de haber convivido con la maestra que formó parte importante en nuestra formación escolar. De haberle dicho frente a frente “Gracias”, esa palabra que a muchos cuesta decir, pero que a otros el decirla nos reconforta y alimenta el alma.

Pero también, hoy me acompaña la tristeza. Por saber que muchos de los que formamos parte de esa generación escolar ya se nos adelantaron en la vida.

La vida es de momentos, de vivencias, y hay que disfrutarlas al máximo porque muy difícilmente la vida nos vuelve a poner en un mismo lugar dos veces.

Por ello, queda este testimonio para que, pasado el tiempo, podamos volver en el tiempo y ver que la exigencia, la disciplina, la organización, el orden y la presión en el aula, muchos alumnos siendo niños, de grande lo agradecerán.

A nuestra profesora Gertrudis del Carmen Arzat Herrera, todos le decimos ….¡gracias!


 Con afecto, sus ex alumnos...

Argueta Avendaño Mary Cruz

Castillejos Oliva Carlos Alberto

Cruz Amezcua Eduardo

De los Santos Valdiviezo Rubí

Domínguez Vázquez Amada

Gutiérrez Ruíz María Catalina

Ibarra González Bardo

Jiménez Albores Laura Cecilia

López Trejo Dora María

Luna León Luis Alberto

Nucamendi Meza Virgilio

Rodríguez Ovando Benigno

Santiago Najar Elizabeth

Sotelo Ortíz Entonio Eduardo

Vazquez Lazos Alicia

Zúñiga Morales Julio César