Luis Luna León lunes, febrero 12, 2018 0 comments Sorpréndeme Febrero Home » Unlabelled » Sorpréndeme Febrero Siempre me han gustado las sorpresas. De hecho, mi vida ha estado rodeada de ellas. Desde aquella vez en las que el destino me acercó a personas que le dieron un significado especial a mi vida y que se fueron de ella haciéndome ver que me había equivocado; hasta aquella ocasión en las que mi compadre me llamó con engaños para pedirme que fuera a su casa y ahí regalarme una cachorra bulldog que hoy alegra mis llegadas a casa. Sin embargo, nunca creí que mi salud iba a ser pretexto para una sorpresa. Si, una dolorosa y urgente sorpresa. Por situaciones laborales tenía que trasladarme a la ciudad de México. Era el primer vuelo del día y tuve que madrugar para acudir al aeropuerto a la hora indicada. Con mis amigos y compañeros de trabajo nos trasladamos al lugar en donde habría que desahogarse la reunión. Pero teníamos el tiempo suficiente para desayunar previo a nuestra cita. Ahí se acentuaron los dolores. Una punzada por debajo de la costilla derecha me hizo pedir algo ligero para el desayuno. Fruta fue la elección. Sin embargo, conforme los minutos pasaban el dolor se incrementaba. Durante la reunión de trabajo todo cursó sin novedades. Todo menos mi dolor. Ese iba en aumento. Y para la tarde ya era insoportable. Desde la ciudad del smog y ya en el aeropuerto esperando mi vuelo de regreso a Tuxtla Gutiérrez hice algunas llamadas. Una de ellas fue para Benigno Rodríguez Ovando, amigo mío desde la escuela primaria. Por los síntomas que presentaba el diagnóstico a "ojo de buen cubero” que Benigno tuvo fue la vesícula. Me hizo saber de la necesidad de realizarme un ultrasonido para confirmar o descartarlo. Me citó en su consultorio y a mi arribo a Chiapas me dirigí a verlo. Y así fue. La vesícula presentaba complicaciones y necesitaba extraerla. Al otro día, busqué una segunda opinión. El resultado fue el mismo. Por lo que me indicaron que era urgente la operación y ante ello, no hubo argumento para un receso. Es más, el dolor que yo presentaba no me permitía pensar en un remedio paliativo. Y pues hoy heme aquí, en completa recuperación. Con el ánimo positivo al 100 por ciento. Con la mejor de las actitudes. Esperando que el tiempo haga lo correspondiente en mis heridas. Recibiendo los mensajes de texto y las llamadas telefónicas de aliento y de buenas vibras de aquellos que siempre han rodeado mi vida. Y nuevamente lo reitero. Las sorpresas han sido y seguirán siendo parte de mi vida. Y creo que febrero me sorprendió como nunca antes. Y de enero, ni se diga. Hasta la próxima operación. Share This To : Facebook Twitter Google+ StumbleUpon Digg Delicious LinkedIn Reddit Technorati
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