Cuando se rompe el silencio.

Cuando se rompe el silencio.

Hoy estoy escribiendo con un poco de urgencia. Quise de inmediato plasmar en letras lo hoy presencié.

Y no escribo desde aquella cabaña en la que muchas veces imaginé escribir. Esa que se encuentra en medio de los cerros de los altos de Chiapas. En donde el frío era el común denominador de todos los días. Esa cabaña que no solo aparecía en mis sueños, sino también en mi corazón.

Y aquí estoy, tratando de apurarme para no dejar escapar ningún detalle de mi mente por lo que me tocó presenciar.

Y es que acudí a una sala de cine. Solo. Dispuesto a ver una película sin importar cual fuera ésta. Simplemente fui para “matar” al tiempo.

Y ahí, previo a que iniciara la película y en medio del silencio, una de las personas que se encontraba en la misma sala de cine activó un video en su celular, y el sonido retumbó en los oídos de todos los que nos encontrábamos sentados.

Por mi cercanía en la butaca, pude ver el video de “reojo”. 

Hoy en la Ciudad de México se llevó a cabo la carrera del Medio Maratón 2025. Más de 30 mil corredores se dieron cita en esa competencia. Todos con el deseo de hacer su mejor papel. Unos con el deseo de hacer su mejor tiempo y otros, con el anhelo de alcanzar sus sueños y hacer que todo el entrenamiento al cual se sometieron, pudiera rendir sus frutos.

Pero lo que a mi me llamó poderosamente la atención, fue que en el audio del video que se escuchó en esa sala de cine, las frases de “tu puedes amor, ya falta poco, no decaigas, vas muy bien, respira y sigue adelante, aquí estoy contigo, vamos, vamos” fueron una constante.

Pude ver las imágenes. Mi deducción es que era una pareja de novios. El era el corredor y ella, la novia que en un lugar en específico cerca de la meta, lo esperaba para alentarlo a terminar la  carrera.

Para muchos fue solo eso. Pero para mí, hay mucho más allá. 

Dentro de mis emociones, me puse a reflexionar que eso es lo que le da sentido a una relación. El apoyo mutuo.

El acompañarlo o acompañarla a construir sus sueños. 

A impulsar con esa buena vibra para llegar a la meta. Incluso, el meterse entre los corredores y cual novia enamorada, avanzar con su pareja tomados de la mano al mismo ritmo de la carrera. Sin importar el qué dirán ni el pensar que estaba prohibido meterse en el contingente de corredores. Rompiendo el silencio en esa abrupta mañana en la Ciudad de México para simplemente gritarle al oído al ser amado AQUÍ ESTOY CONTIGO con su sola presencia.

El video acabó. La película inició. La trama culminó. Y yo, salí disparado a escribir todo esto.

Para que, en letras, pueda reflexionar que en una relación de pareja, los sueños y las metas de nuestro ser amado nos importan. Que en un alma enamorada se debe de dar y se debe de recibir ese acompañamiento de quien dice amarnos. 

Que no basta con decir “gracias por compartirme lo que piensas”. Que no basta con que nos digan “todo estará bien”.

Para un ser enamorado, se necesita sentir esa mano que nos impulsa a seguir sin descanso. Se necesita de la palmada alentadora, del caminar juntos. De la empatía. Del abrazo antes de que todo inicie y del abrazo cuando todo ha culminado. Del escucharnos. De respetar nuestros sentimientos. De no juzgarnos y hacernos sentir que todo lo que opinamos está equivocado. 

Si, de todo eso se necesita. Y a la reflexión a la que llegué es que todo eso existe porque es producto del amor. Y si no hay amor, pues simplemente todo esto jamás llegará.

Por mi parte, agradezco a la vida ese audio y  video que, sin quererlo, pude presenciar en aquella sala de cine.

Ojalá que esa pareja de novios que en el video observé, hagan del apoyo mutuo, de la admiración entre ambos, del respeto del uno para el otro y del impulso para alcanzar sus sueños, las principales características de su relación.

Porque el amor, no solo debe de suponerse. 

Debe de demostrarse día a día. En cada amanecer, en cada anochecer. En cada mirada, en cada tomar de manos, en esas pláticas que se sostienen sin hablar, tan solo acompañar. En esas risas y en esas vivencias cotidianas. En cada canción escuchada. En esas tardes compartidas.

Y será responsabilidad de ambos el que ninguno pierda esa magia a través de los años. Que ni el hombre ni la mujer se sequen sentimental ni emocionalmente.

Será un verdadero apostolado para esa pareja el que todo eso perdure sin importar el tiempo que transcurra.

Y desde estas letras plasmo mi buena vibra para esa pareja de novios que, sin ni siquiera conocerme y mucho menos leerme, puedan lograr que la monotonía jamás llegue a su vida. 

Que sigan así. Que el amor lo vivan.

Porque estoy seguro que un amor que no se ve, no se demuestra o no se siente, es un amor que no existe. 

Deseando en todo momento que sigan rompiendo el silencio para gritarse ese amor que, seguro estoy, vive en ellos desde ya.

Que Dios los bendiga. 

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