noviembre 07, 2016
septiembre 05, 2016
Acusando recibo
Cuando te hagan llegar un
oficio, siempre se debe poner un sello, señalando hora, fecha y firma de quien
lo recibe y debes enviar el acuse de recibo a quién te hizo llegar el
documento.
El oficio lleva un mensaje, texto con información importante, por tanto
hay que dejar constancia de que ya fue recibido.
Pero si te mandan un detalle o tienen una atención contigo, esas atenciones también llevan un mensaje, una información importante para ti de quien te la envía o de quien tuvo esas atenciones. Por ello, no te olvides de hacer llegar tu acuse de recibo. Es tu sello, pues.
En el oficio, el acuse de
recibo es regla administrativa y es obligado hacerlo.
Pero en las atenciones que tienen contigo, no hay obligación, es simplemente agradecer si te nace. Y si no te nace, pues...no contestes nada.
Así quien tiene esas
atenciones contigo sabrá que debe ahorrarse esos detalles porque ni son
apreciados ni son valorados o, en el peor de los casos, no tienes el tiempo
para observar lo que te enviaron. Y eso es más lamentable, porque siempre hay
un minuto cuando se quiere tener ese minuto.
Bueno, al menos eso pienso yo. Cada quien pone su sello personal. Tanto en la oficina, como en la vida personal.
Y pensar que por un simple sello las personas tienen problemas en las auditorias. Hasta en eso, ¿no?
agosto 24, 2016
Orgullo vs. amor
Autor : Luis Alberto Luna León
En los seres humanos, la reflexión es lo
único que nos hace diferente a los animales salvajes. A ellos los domina el
impulso. Su esencia. Su reacción es inmediata a algo que les altera su entorno
y su vida.
Pero los seres humanos poseemos eso, el
pensar, el meditar, el analizar las cosas que nos suceden para poder tomar una
decisión, esa que nos permitirá seguir al lado de aquello a lo que amamos.
Pero mi verdad no es la única que vale. Mi opinión es sólo eso, una simple y llana opinión. Porque quizá habrá quien piense lo contrario y sostenga que el ser humano también actúa por impulso.
Y a ellos, a los que piensan eso, yo podría argumentarles que para esos casos, los seres humanos poseemos una virtud más, eso que muchos llaman arrepentimiento pero que pocos conocen, ya que el orgullo los hace sentirse tan poderosos que les nubla la vista a tal grado que todos los detalles y las atenciones que reciben por amor, nunca logran verlas y mucho menos valorarlas.
Pero la vida está sujeta a un destino. O lo
forzás o te dejas llevar para ir al encuentro de tu propio destino.
Y es ahí en donde de pronto, la vida misma te ubica en momentos en donde hay que decidir por mantenerte parada con las manos a los costados y firme en tu orgullo, o caminar pequeños pasos para ir al encuentro y seguir abrazada del amor.
Y es entonces cuando yo pienso que ha de ser muy difícil para un ser humano que en su interior luchen el orgullo y el amor.
Y hoy quiero confesar algo. Tengo duda por saber cómo será esa lucha en el interior de la mente y el corazón de ese ser humano. Tengo duda por saber cómo el orgullo y el amor se harán garras, se despedazarán, haciendo añicos todo lo que ha construido el amor por muchos años.
Sobre eso tengo dudas.
Porque de lo que estoy completamente seguro, es que la lucha será como sucede con los gladiadores: ganará el que esté más fuerte matando al que esté más débil.
Orgullo vs. Amor. Y todo se resuelve en horas. Porque para aquel que ama no necesita tiempo para decidir. Toma la decisión de inmediato. Hace a un lado a su propio orgullo para seguir conservando a eso que le da felicidad, para seguir al lado de la persona a la que dice amar.
Y para aquella persona, a esa que la domina el orgullo, tampoco le será necesario mucho tiempo para decidir que nadie, que absolutamente nadie puede obligarla a nada, que nadie puede controlarla. Que en ella nadie gobierna. Para seguir diciéndole al mundo que es una “fregona”.
Que tristeza. Ojalá esa persona supiera que cuando se ama, nada se siente o se considera como una obligación, ya que cuando se ama se hace todo de una forma tan natural, que hasta pareciera que se nace con ella.
Bien digo que cuando existe amor, éste siempre sale a la luz, lo puedes ver, lo puedes percibir. El amor es el que nunca muere. Pero yo hablo del amor, del verdadero amor.
Y pensar que lo primero que tratamos de ocultar, es lo primero que dejamos ver.
Orgullo vs. amor. ¿Difícil decisión?
agosto 23, 2016
La vida que va
Autor: Luis Luna León
Uno nunca puede imaginar lo que nos depara el destino.
Y nadie se equivoca. El propio presente es incierto. En
menos de 24 horas la vida cambia. Da giros. Se nos estrella en el rostro sin
darnos explicaciones.
De pronto nos quedamos ahí, parados, incrédulos. Sin
comprender por qué sucedieron las cosas. Unos gritarán, otros sufrirán.
Pero siempre hay que quedarse con la tranquilidad de
haber dado todo, de haber entregado todo.
Los mensajes que el ser humano recibe no son gratis,
dejan aprendizajes. Así que aprendes la lección al darte cuenta del lugar en el
que te pusieron.
Quizá no sea el que tu esperabas, pero siempre hay que
agradecer haberte dado cuenta.
Por eso uno debe seguir caminando, cerrando puertas para no
retornar a ese lugar al cual insistes en regresar pero que no te das cuenta
cuan mal te hará.
Padrino de Generación. Lic. en Admón de Empresas
No puedo
iniciar mi entrada en el blog, sin antes hacer un acto de justicia.
Y este acto
de justicia es el agradecimiento sincero a los alumnos de la Licenciatura en
Administración de Empresas, por haberme distinguido para ser su Padrino de
Generación.
Para un
catedrático, esto representa un alto honor, es una enorme distinción. Muchas
gracias por ello, muchachos. Me lo guardo en lo más profundo de mi corazón.
Y es que acudir a un evento de este tipo es de mucha trascendencia.
Estar en
una ceremonia de graduación, es quizá el acto más importante en la vida de todo
universitario.
Representa
el ver culminar los sueños, el cerrar un ciclo, llegar a la meta trazada.
El decirle
al mundo que si se pudo. Decirle a la vida que si pudieron. Eso es lo que hoy
existe en la mente de muchos de ustedes.
Y hoy, comparto la felicidad de cada uno de los egresados. A Ofmang, a Marroquín, a Tania, a Dianaisis, a Arévalo y a Luz mi deseo para que siempre los éxitos sean una constante en su vida laboral.
abril 13, 2016
Homosexual.
Ayer estuve conversando con un grupo de amigos. El tema
estaba en el aire pero nadie quería abordarlo de manera directa. Tuve que
hacerlo. Me molesta que la gente evada situaciones y yo debería de ser
congruente en ese momento.
La homosexualidad es algo que a muchos les irrita. Y en
ese grupo de amigos no se hizo la excepción.
De manera directa les pregunté sobre el por qué les
molestaba tanto que un hombre o mujer fuese homosexual. Dos de ellos me
voltearon a ver asombrados. Uno más hizo mutis. El otro dio un trago al contenido
de su copa y exhaló molesto.
De inmediato me cuestionaron del por qué preguntaba “esas
pendejadas”. Que ese tema no era propio de la mesa. Mesa de hombres es para
temas de hombres. “Hablemos de mujeres, de fútbol o de coches”.
Pero el tema debería de abordarse. Insistí en ello.
Uno de mis amigos me hizo un planteamiento. Me dijo que
no se imaginaba estar en una operación con un médico homosexual a cargo. Otro
más me dijo que no aceptaría que un enfermero o instrumentista estuviese
presente en un quirófano, toda vez que puede tener SIDA y lo puede contagiar.
Otro me hizo saber que no tolera que lo atienda un mesero
que tenga apariencia física femenina o se comporte de manera por demás sutil y
delicada.
Pude darme cuenta que ante tales argumentos podía yo
ofrecer algunos fundamentos. Decirles que cada quien es libre de tener la
preferencia sexual que más le acomode. Que yo no tengo problema en que una
mujer o un hombre elijan como pareja de vida a alguien de su mismo sexo.
Pero ante la actitud y el enojo de mis amigos en el tema,
era mejor escucharlos y atisbar a decir que yo opinaba diferente pero que
respetaba sus puntos de vista.
Qué bueno que Esdras, nuestro amigo de la infancia y a quién
todos apreciamos como a un hermano, no estuvo presente en esa cena.
No hubiera sido nada grato para él escucharlos. Su hijo
es homosexual.
abril 05, 2016
abril 04, 2016
marzo 16, 2016
Cuento 12. El triunfo de Horacio
La convocatoria los había emocionado. La felicidad que ese día llegó a
la casa de Blanca fue por demás apoteósica. A todos cimbró.
La sonrisa en los labios no se la quitaron a pesar de la crisis económica
en la que estaba el mundo. Su mundo.
Pero al llegar la noche y cuando las emociones se enfrían, todos se
fueron a sus habitaciones. Y ahí, en la penumbra, había alguien que estaba con
sentimientos encontrados.
Blanca no pudo dormir esa noche. Estaba muy emocionada con la ilusión de
su hijo pero en el fondo, sabía que ese concurso representaba gastos. Ella no
quería truncar los sueños de su hijo.
Aún con el desvelo a cuestas, al amanecer, se dirigió a la recamara de
Alfonso.
- hijo, despierta. Tenemos que
hablar.
-¿Qué pasa, mami? –dijo
Alfonso mientras se incorporaba preocupado.
-Tu hermanito está muy
emocionado con el concurso pero no tenemos dinero para poder apoyarlo. ¿Qué
hacemos, hijo?
-mmm…¿de plano no tenemos
dinero?
-No hijo, no hay. Tu papá está
gastando mucho dinero. Ya se lo dije pero dice que él sabe lo que hace.
-¡pero no podemos decirle esto
a Horacio, mami!
-lo sé, hijo, lo sé, pero ¿qué
hacemos?
-tenemos que buscar apoyo,
alguien que nos preste dinero.
-eso es imposible hijo, no
tenemos nada con que garantizar esos préstamos. Todo está hipotecado. Todo lo
debemos hijo.
-pues no sé cómo le haremos,
pero tenemos que ayudar a mi hermanito. Es su oportunidad madre, si gana el
concurso representara a Valle Nuevo en el concurso nacional y su vida cambiará.
A partir de ese momento, madre e hijo se dieron a la tarea de buscar los
pocos amigos con los que contaban. Muchos les habían retirado la amistad por el
actuar de Odiseo.
Sin embargo, reconocían que Blanca era una mujer responsable y les unía
a ella un sentimiento de respeto. Tendrían que apoyarse en ello para lograr su
objetivo.
Fue un gran peregrinar el de Alfonso y Blanca. Madre e hijo acudieron a
todos aquellos que creían les podían tender la mano. Pocos fueron los que
ayudaron.
Mientras esto pasaba, Horacio estaba metido en el diseño de lo que sería
su obra maestra, de aquella obra de arte que le permitiera ganar el concurso.
Los días pasaban y poco a poco fue fluyendo el dinero. Un tío de ellos,
hermano de Blanca, fue quien brindó todo el apoyo económico. Pagó todos los
gastos. Desde el traje que Horacio portaría en el evento hasta quien le hizo el
corte de cabello.
Mientras tanto, Odiseo jamás se percató de todo esto. Se limitó a
presumir a su hijo menor con los amigos y a decir que si ganaría la
competencia. Lo que para Odiseo era fiesta, para Blanca y para Alfonso era una
preocupación. Sin embargo, los ánimos nunca decayeron.
El día del concurso había llegado. Horacio estaba vistiendo un elegante
traje con corbata roja y se alistaba para acudir puntual al evento. Aunque, en
el fondo, esta situación siempre le preocupaba porque la puntualidad jamás fue
su máxima virtud.
Los jueces vieron desfilar las obras de arte participantes. Las
favoritas eran coreadas por el público asistente y dentro de ellas, no estaba
la de Horacio. Sin embargo, algo en su interior les decía que la suerte estaría
de su lado.
El veredicto fue hecho público. Horacio había sido el elegido. Horacio
había ganado.
El júbilo fue inmenso para todos los de la mesa de Horacio. Los abrazos
y las felicitaciones empezaron a surgir como una erupción de geiser. Horacio
lloró en el momento de recibir su premio.
A partir de ese momento, la vida de todos cambió. Pareciera que la vida
se empeñaba en hacer contrastes muy duros. Por un lado llegaba la felicidad y
en ese preciso momento, empezaba la tristeza. Algo siempre empañaba el momento
después del éxito.
Odiseo y Horacio estaban engolosinados con el triunfo del segundo. La
alegría los inundaba hasta rebalsarlos. No caían en sí mismos. Todo era hablar
del primer lugar y los planes no se hicieron esperar. Pero para Blanca, el
éxito de su hijo ocupaba solo una parte de su pensamiento. Su pensar también
estaba fijado en cómo pagar el dinero usado en el concurso de Horacio. Y
Alfonso también compartía en su interior tenía esa preocupación.
Y es que las familias presentan siempre estas contradicciones,
estas características. Aún y cuando provienen de la misma formación y de los
mismos padres, los hijos siempre poseen diferentes personalidades, diferentes
formas de ver la vida, de actuar, de pensar.
Mucha gente opina que esto se debe a una cuestión meramente natural. Es
decir, que no existe ningún factor que lo determine, que así es siempre.
Otros opinan que la personalidad de un hijo está estrechamente
relacionada con los sucesos que han matizado a su propia vida.
Un hijo que ve la vida real desde muy pequeño, que se enfrenta a
problemas desde muy niño, aprende a madurar también desde esa misma etapa.
Y es quizá esto último lo que daría el fundamento necesario para
comprender el hecho de que mientras Horacio se empeñaba por dejar crecer sus
alas, Alfonso se aferraba a dejar crecer sus raíces.
Alfonso, el hermano mayor, quería consolidarse en su tierra, con su
gente, hacerse de un nombre, de un prestigio, y ya con esto a cuestas, poder
emprender el vuelo profesional. Es decir, hacer que su nombre trascendiera pero
el, siempre pegado a su familia, siempre al lado de sus padres, a su abuela y a
su tía, a “su gente”, como el la denominaba cariñosamente.
En cambio, con Horacio se presentaban otras cosas. Horacio quería irse
de Valle Nuevo. Conocer otros lugares. Aventurarse. Y con el triunfo y con el
pasar del tiempo, él poco a poco se empezó a perder en la soberbia “respaldado”
en sus sueños.
De una o de otra menara, se logró reunir el dinero para cubrir los
gastos por el concurso de Horacio. El problema estaba resuelto pero no era la
solución para todo lo que estaban pasando.
Esto hizo que Blanca hiciera una seria reflexión de todo lo que estaba
pasando. Una más de las que estaba teniendo en su vida.
Se dio cuenta que por amor ella había entregado vida, alma y pensamiento
a Odiseo. Que jamás ella había chistado ni exigido nada. Todo lo había aceptado
tal y como él lo pedía o dictaba.
Pero hoy ese amor profesado hacia Odiseo, su esposo por muchos años, ya
estaba generando estragos más profundos. Y lo estaba haciendo casualmente con
lo que ella amaba con las fuerzas de su corazón. Sus hijos. Eso la sacudió.
Alfonso y Horacio siguieron con el desarrollo de sus propias vidas.
Horacio se fue de Valle Nuevo y fue la ciudad de los ángeles su nuevo destino.
Alfonso continuó con sus estudios para posteriormente empezar a laborar
en el gobierno municipal.
Pero Blanca sabía que habían asuntos pendientes. Que su vida había sido
obscura, soportando humillaciones, golpes, desprecios, traiciones y hasta
olvidos por parte de Odiseo.
Volteaba la vista hacia el cielo y lo que ella observaba eran solo nubes
negras. Es el paisaje que ven aquellos que tienen problemas.
Y solo un haz de luz había frente a ella. Y eran sus hijos. Ellos eran
lo que la motivaba a tomar una decisión que marcaría su vida. Pero tomar
decisiones nunca ha sido fácil. Y más aún, cuando esas decisiones significan
dejar de ser quien uno es.
Pero Blanca lo había decidido y para allá forjaba su carácter. Solo
faltaba una pieza para armar el rompecabezas de su vida. Y ya sabía en dónde
encontrarla.
Cuento 11.- Los hijos crecen
Cuento 11.- Los hijos crecen
Cuento 1.- La ausencia del ayer.
marzo 03, 2016
Para los cómicos
“En la civilización
del espectáculo, el cómico es el rey”.
Y lo aclaro, no es indirecta para aquellos que se hacen los graciosos para ganar simpatías o buscando protagonismos.
La frase no es para nadie
en especial. No se sientan ofendidos. Porque pareciera que todos nos ponemos un
saco que nadie confeccionó.
Esta frase la escribió
Mario Vargas Llosa en su ensayo "La civilización del espectáculo".
Y subrayo, no es para
nadie, salvo para los cómicos.
Me preguntan si soy feminista
Hoy por la mañana me preguntaron si soy
feminista.
La verdad me sorprendió esa pregunta. Digo, ¿Qué
importancia tiene el que un hombre sea feminista o no?
Dudas de hombres, esas que a veces no comprendo
su relevancia.
Pero bueno, después de dar mi respuesta,
salieron por arte de magia los verdaderos motivos de la pregunta. No era curiosidad.
Era conocer mi postura para que en caso de ser feminista, me atacaran a través
de la mofa.
Grande fue la sorpresa con mi respuesta. Y para
evitar incógnitas sobre ello, aquí dejo un texto en donde expreso mi sentir
sobre el tema.
febrero 25, 2016
Mi opinión sobre los oradores de Chiapas
Para mí la oratoria es el lugar en donde
los libros cobran vida.
La oratoria es fuerza, es mensaje, es
bien común y por qué no, también es inspiración y melancolía.
A través de la palabra el mundo se ha construido.
Y en Chiapas esto no es excepción.
A través de la historia, muchos son los
hombres y las mujeres que han hecho uso de la oratoria para edificar, para
transformar.
De mi generación, esa de los noventas,
nacieron oradores de gran talento. Claudia Orantes Palomares, Carlos Montesinos
Kramsky, Luis Gabriel Sánchez Velázquez, Francisco Díaz, Ansberto Arafat Nájera
Pérez y José Alberto Gordillo Flecha son sólo algunos de los que a mi mente
vienen y que participaron y ganaron concursos por doquier.
Sin embargo, mención especial merecen Víctor
Cruz Roque, Alexander Domínguez y Juan Alonzo Cruz López como dignos
representantes de la generación de los ochentas. Todos ellos talentosos en
donde intelecto, mensaje, voz y convicción reunían en demasía.
Pero hoy, en pleno siglo XXI, muchos
jóvenes chiapanecos siguen escribiendo historia, ganando las competencias
estatales y nacionales en oratoria.
Justo es otorgarles un
reconocimiento no como algo que alimente su vanidad, sino que sirva como un
claro ejemplo que la constancia siempre rinde frutos y que ello, pueda ser
inspiración para las niños y las niñas de Chiapas. Aquí mi mensaje sobre ello.
febrero 19, 2016
Diego Iván Reina Zúñiga. Un orador en ciernes
He tenido la oportunidad
de apoyar a niños en el mundo de la oratoria.
Todos ellos con la
esperanza de triunfar en las tribunas. Eso me motiva a poner mi máximo esfuerzo
y darles las técnicas que creo, puedan serles de utilidad en el momento de
disertar en la palestra.
Escribir un discurso,
modular la voz, el uso de las manos, el lenguaje corporal y gestual. Todo entra
en juego cuando de un campeonato se trata.
Y de esos niños
con los que he compartido clases, existe uno que hoy motiva estas palabras.
Diego Iván Reina Zúñiga
obtuvo el Primer lugar en el concurso de oratoria celebrado por la Secretaría
de Educación en Chiapas.
Y lo ha conseguido
después de haber logrado el primer lugar en el Torneo Académico Intercolegial
realizado en Chihuahua a principios del mes de Febrero, en donde se impuso ante
más de 60 oradores de todo México y de algunas partes de Sudamérica.
No tengo palabras para
describir mi orgullo y mi felicidad por este logro. A Diego Iván tengo la
fortuna de conocerlo más allá de ser mi alumno en oratoria .
Sé de su disciplina, de
su entrega, de su compromiso consigo mismo. Dedicado y ávido de reinventarse en
cada concurso.
Porque él y yo coincidimos que un orador no se construye con simples consejos. Esos los da cualquiera.
Porque él y yo coincidimos que un orador no se construye con simples consejos. Esos los da cualquiera.
Subir a tribuna y
pronunciar un discurso que alguien elaboró para ello no es ser orador. Quizá así se inicia en el mundo de la oratoria.
Un orador se construye
día a día, practicando, equivocándose y corrigiendo. Quedarse sin voz por tanto
ensayar el discurso. Aprender a respirar. Leyendo y sacando las frases más importantes de los libros
o de las notas de los periódicos. Rescatando la esencia de los poemas para
poder acomodarlos de una manera suave a la mitad de un discurso para hacer ver
que poesía también es oratoria. Y hoy todo esto lo hace Diego Iván.
Por todo ello hoy, desde
este espacio, le hago mi reconocimiento público a su gran talento en la
oratoria, pero sobre todo, a su sencillez como ser humano. Sin duda alguna esto
es lo que le abrirá cualquier puerta en la vida.
Que sigan tus éxitos,
Diego Iván. Te lo dije... Eres un grande!!! Dios te bendiga siempre.