Era la celebración del Día Internacional de la Mujer. Lo tengo presente como si hubiera sido ayer.
Ese día, con un buen café acompañándome, leía un comentario que reflejaba un sentimiento de enojo y coraje en el facebook de una entrañable amiga.
¿Su molestia? Sencilla: argumentaba que se estaba celebrando a la mujer en memoria de una tragedia. El incendio aquel en donde murieron quemadas muchas mujeres que protestaban por sus derechos en una fabrica de Nueva York.
Al principio, me desconcertó su molestia. A mi mente acudieron imágenes. Mujeres que hoy salen a votar cuando antes no lo hacían. Mujeres participando en igualdad de condiciones que el hombre. Mujeres decidiendo su propio destino, opinando sobre los hijos que quieren tener. En fin, se amontonaron datos y sucesos que bien pudieron ser los argumentos más válidos para estar a favor de la celebración del día de la mujer en un buen ejercicio de debate político.
Sin embargo, en el fondo, reconozco que mi amiga tenía razón.
Hoy en México la mujer está luchando por no retroceder en la historia. Hoy por hoy la mujer sigue sufriendo violencia intrafamiliar, vejaciones de la sociedad, maltrato sicológico, laboral, acoso, abusos, muertes. Citar a Ciudad Juárez, Chihuahua será el botón suficiente para demostrar que en materia de procuración y administración de justicia hacia la mujer estamos en pañales.
Pongo todo este antecedente porque hoy estamos ante otra celebración. En agosto, específicamente el día 12, se celebra a la juventud del mundo.
Fue en la Asamblea General que adoptó el 17 de diciembre de 1999 la recomendación hecha por la Conferencia Mundial de Ministros de Asuntos de la Juventud, en la que se declaró el 12 de agosto el Día Internacional de la Juventud.
La Asamblea recomendó que actividades de información pública sean organizadas para apoyar este Día, para promover una mejor toma de conciencia del Programa de Acción Mundial para los Jóvenes hasta el año 2000 y años subsiguientes, adoptado por la Asamblea General en el 1995 (resolución 50/81).
Y es en este punto al que quiero llegar.
No podemos culpar a la mujer por su actual situación. Fue y actualmente sigue siendo presa de la propia sociedad que la arrincona, le tapa la boca y no deja que camine hacia el triunfo. Sin duda hay avances, pero no a la altura de lo que se merece la mujer, esa que hoy lucha por sobresalir y en la medida de sus propias fuerzas lo esta haciendo y de la mejor manera.
Pero lo de los jóvenes si me resulta alarmante. En este tema no solo la sociedad no confía en ellos, sino que además, el propio joven del siglo XXI tiene a su peor enemigo dentro de si mismo. Ni el cree en si mismo. La mujer en general quiere destacar. ¿Y los jóvenes? solo pocos de ellos.
Si, la juventud de hoy está sin brújula, sin destino. Analicemos los datos.
De acuerdo a un informe realizado por la Secretaría de Seguridad Pública federal, el 54% de los delitos en México son cometidos por personas de entre 12 y 29 años de edad.
Solo en el 2008, siete delitos concentraron el 83.8% de los ilícitos en el país. Del total de homicidios, 32.59% son personas entre los 18 y 24 años; en ese mismo rango de edad se concentraron el 28.56% de las violaciones; 39.31% de los robos; 18.53% de los casos de posesión de armas prohibidas y 18.33% de los casos de abuso sexual. Se estima que en 30% del total de estos casos los implicados tenían antecedentes de delincuencia juvenil.
Tan preocupante esta la situación de la juventud, que hoy en día se presentan mas delitos cometidos por personas de escasa edad. Por tal razón, se han llevado a cabo propuestas en la reducción de la edad penal.
Desde 2004, el Instituto Mexicano de la Juventud alertó que 45 mil 593 menores de edad realizaron actividades delictivas, siendo el robo, con 41% de casos, el delito de mayor incidencia; 29% fueron faltas administrativas; 4%, delitos sexuales; 6%, delitos contra la salud, y 10%, crímenes contra la vida e integridad de otras personas, entre otras.
En el rubro de adicciones, el Centro de Integración Juvenil (CIJ) de la zona Sur-Sureste, dio a conocer durante en segundo informe que las adicciones en los jóvenes comienzan a muy temprana edad, porque han recibido niños de 10 años para que se les proporcione atención.
Por otro lado, es el propio INEGI quien cita datos que motivan la reflexión. Existe un apartado dedicado a la participación de jóvenes en actividades del narcotráfico.
Sólo en 2008 se detuvieron a 1 mil 719 personas de edades entre 18 y 19 años por presuntos delitos del fuero federal; de estos, 949 fueron por delitos relacionados con el tráfico de narcóticos, mientras que 545 más fueron detenidos por violación a la Ley Federal de Armas de Fuego y Explosivos.
Estos datos no buscan el sensacionalismo. Lo que en realidad se busca es exhibir a una juventud que está ahí, respirando, viviendo, sin metas, sin objetivos. Y no lo digo yo, lo dicen las propias estadísticas. Lo dicen los delitos cometidos por los propios jóvenes.
Una juventud perdida en la búsqueda de un protagonismo irreal. Sumida en el alcohol y en las drogas. Hundida en la búsqueda del dinero fácil. En el deseo por pertenecer a “una clase social alta, para ser respetados” como cita José Emilio Pacheco en su libro Las Batallas en el Desierto.
Y no importa lo que haya que hacer. Matar, robar, violar. Lo que importa es lograrlo. ¡Que tontería!
Jóvenes que no pasan un examen de admisión por no saber. Jóvenes que en plena universidad andan mendigando un punto con el maestro para poder pasar la materia. Jóvenes que sobornan por una nota alta.
Jóvenes que no conocen el significado de la palabra trabajo. Una juventud carente de valores, a tal grado que no se reconoce así misma. Jovenes que encuentran en el suicidio la mejor de las salidas a sus problemas, reflejo de la falta de orientación y de una guía moral.
De acuerdo a cifras del INEGI y del Instituto Psiquiátrico Ramón de la Fuente, los suicidios de jóvenes entre los 15 y 19 años han aumentado considerablemente, al grado que se han convertido en la segunda causa de muerte entre este grupo poblacional.
Entre los factores predisponentes a un suicidio se encuentran la acelerada urbanización, la migración, la disolución de las familias y el creciente consumo de drogas y alcohol entre los jóvenes. De hecho, son muchos los casos de jóvenes que se suicidan bajo los influjos de estas dos variables.
Y ante todo este escenario, surgen interrogantes. ¿En donde están los padres de esa juventud?¿En donde esta la guía familiar?¿en que momento se rompieron los esquemas tradicionales de autoridad que antes se tenían?¿en que momento los padres dejaron de imponer reglas para establecer acuerdos?
Padres que se preocupan mas por no traumar al hijo. Padres que endosan la educación de sus hijos a la muchacha del servicio de la casa o a los maestros de la escuela. Padres que presumen su “modernidad” en la relación con sus hijos. Padres que suplican a los hijos en vez de imponer reglas. Padres que tienen una vida social de lujo pero una vida familiar deplorable.
Si este asunto lo midiéramos a nivel estadística, los resultados que ofrecen “los padres modernos” estarían por debajo de los “padres antiguos” Y lo dicen los números. Antes la juventud tenia más valores, más principios, más reglas que acatar. Y nadie creció traumado.
Hoy las cosas están para reflexionar. Una sociedad que no le abre las puertas a los jóvenes por la propia desconfianza que este le ocasiona. Empresas que no le dan la oportunidad a la juventud por su inexperiencia laboral. Partidos políticos a los que tuvieron que imponerles un porcentaje en las candidaturas para los jóvenes, cuando de por si les merece un lugar. Becas para los jóvenes dadas a los hijos de los “picudos”, a los altos funcionarios del gobierno o bien, de los recomendados.
Estoy seguro que el problema de la juventud es el resultado de varias coyunturas. En ellas están las empresas, el propio gobierno, los padres de familia, la iglesia, la propia sociedad.
Me da mucho gusto que hoy se celebre el día internacional de la juventud. Sé que en México hay muchos jóvenes de gran valía que están destacando en diferentes ramos. Jóvenes que engrandecen a México.
Pero…¿y los demás jóvenes? ¿los de las estadísticas citadas?¿qué, no importan? ¿está avanzando la juventud? ¿hacia donde?
Que será mas importante: ¿celebrar? ¿o reflexionar y hacer algo?
Derechos Reservados para Luis Alberto Luna León
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