Nunca he
imaginado como será mi sepelio.
Sería
interesante saber lo que sucederá ese día. En una tarde lluviosa o una mañana
soleada. No lo sé. Pero sucederá en la fecha que allá arriba me marquen. Ni
antes ni después. El reloj ya no
caminará más para mí. Y juro que estarás ahí.
Y quiero
confesarte que me carcome la duda en qué parte de la vida sucederá mi retiro. No
sé si será pronto, pero sé que estarás conmigo.
Y te veré ahí, parada ante un
féretro que no me quedará exacto porque habrá un espacio vacío.
En el ayer
quedarán los aromas de tu piel, de tu cabello y de tu alma. Pero el día de mí
partida solo emanará el aroma de las flores, esas que muchas veces viste llegar
a casa. Pero a diferencia del ayer que llevaban una tarjeta de amor para ti, hoy
traen una gruesa banda con el nombre de quien me las envía.
A la
distancia imagino la escena. Muchos de los que me aprecian estarán ahí. Algunos
platican, otros callan. Pero todos, absolutamente
todos piensan que ya no te veré. Y por primera vez nadie se equivoca conmigo.
Ya no te veré jamás.
Y ese día quisiera
convertirme en un vulgar ladrón para robarte las lágrimas y llorarlas por ti.
Para no permitir la tristeza en tu rostro y en tu alma.
¿Sabes? me duele saber
que te dolerá.
Y como
sombras los veré caminar. Y no hablo de los que acudieron a mi último adiós. Me
refiero a mis sueños, a mis ilusiones, a mi esperanza. Mi futuro camina en su
andadera con su sonaja en la mano con la cara triste y balbuceando tú nombre.
Apenas creciendo muere conmigo.
Sentado en
el fondo del velatorio está mi pasado y a mi lado veo doblada a mi sonrisa,
como la señal de un adiós que lastima y que al igual que todos, llora
desconsolada.
Aún no puedo
entender porque la vida es así, porque esperamos la partida para tratar de
romper el pecho y gritar nuestros sentimientos.
Nuestro
último suspiro es como ese silbato que anuncia la partida del barco, ese que
nunca más regresará. Y es cuando tratamos de bajarnos de él para decir, para
gritar, para volcar la voz con todas nuestras fuerzas y hacerle saber al ser
amado cuanto lo amábamos. Pero las anclas ya se levantaron y las veletas ondean
a la mar. Mi barco partirá.
Y cuando
eso pase, me llevaré los recuerdos de tu sonrisa, de tu mirada. El calor de los
abrazos que miles de veces nos dimos. Las carreras que emprendíamos por toda la
casa cuando el “señor tenazas” se apoderaba de mis brazos para hacerte reír a
carcajadas haciéndote cosquillas siendo niña.
Ya no
saldremos a caminar juntos como en el ayer. Ya no me contarás lo destacada que estás
en la escuela ni lo que piensas de la vida. Ya no pintaremos cuadernos
acostados en el piso de la sala. Ya no te llevaré en brazos de la sala a tu
cama mientras el sueño te vencía. Ya no comeremos juntos. Ni nos tomaremos
fotos chuscas. Ni estaré sentado en las gradas en aquellos festivales escolares viendo
como danzas cual ángel sin alas.
Extrañaré tu voz.
Y es que
solo un padre puede comprender lo que se siente cuando se tiene a una hija.
Pero no hablo de tenerla como los animales para botarla al menor descuido.
Hablo de tenerla, de sentirla suya, de dar la vida por ella. Hablo de
protegerla sin importar nada. De querer nutrirle su corazón de felicidad y de alegría.
De hacerla sonreír. Verla sonreír.
Y hoy con estas
líneas quiero decirte que solo una cosa me preocupa.
Hoy
quisiera saber si a mi partida, te dije cuanto te amaba. Quisiera saber si fui
tu alegría, tu apoyo.
Quisiera
saber si los miles TE AMO que te dije fueron suficientes para hacerte sentir
amada. Quisiera saber si no quedaron palabras guardadas en mí.
Quisiera saber
si fui ejemplo, espejo y moral. Si te dije lo orgulloso que estoy de
ti. Y no me importa la edad que tengas cuando todo pase. En cualquiera de ellas
estaré orgulloso de que tú seas mi hija.
Quisiera
saber si te di los principios, las bases, las armas para enfrentarte a la vida
y a las falsas sonrisas de los payasos sin circo, esos que sin duda acudirán a
ti tratando de robarte una caricia que ni siquiera se merecen.
Y hoy
quiero decirte que esto es lo que me duele. Quisiera pedirle tiempo al tiempo para estar
contigo en los momentos más difíciles de tu vida para orientarte y apoyarte.
Para brindarte un abrazo y un consejo. Para caminar a tu lado y entregarte al
hombre que elijas como tu compañero de vida. Para limpiarte las lágrimas cuando
en alguna ocasión el amor desgarre tu corazón. Para agarrar a golpes a la
frustración evitando que se abrace de ti cuando la vida se empeñe en hacerte
sentir mal o para llorar contigo de felicidad cuando la maternidad llegue a tu
vida.
Hoy
quisiera saberlo para tener la tranquilidad de que, cuando tu comprendas las
cosas, sepas que te amo y te amaré como solo un padre ama a su hija. Para que
sepas que todos los días rezo una oración para que algún día llegues a perdonarme
por aprender a ser padre contigo, pidiendo que algún día saques de tus
recuerdos lo duro que fui.
Y hoy que
te imagino ahí, frente a un féretro que no me queda exacto porque queda un
espacio vacío, quisiera volver los ojos al cielo y pedir que el dolor que sentirás se fuera conmigo.
Para que solo
así, en esa brillosa caja acojinada, juntos se vayan mi cuerpo y tu dolor
llenando ese espacio vacio.
Pero
mientras ese momento llega, mientras mi partida anuncia mi retiro, hoy que
estoy aquí me dedicaré a amarte, a seguir haciendo de ti el pretexto perfecto
para ser feliz, a continuar disfrutando tu presencia; para seguir siendo esa
familia que tantas veces soñamos juntos, para que cuando yo acuda a la cita con
mi destino yo me quede sin dudas, sabiendo que tú te quedas como hija recordando
a quien la hizo feliz y yo como padre muera tranquilo.
"...saber si te di los principios, las bases, las armas para enfrentarte a la vida y a las falsas sonrisas de los payasos sin circo, esos que sin duda acudirán a ti tratando de robarte una caricia..." Felicidades Luis es una carta muy bonita, en la que reflejas el amor de padre
ResponderBorrarGracias, amiga. Saludos !
Borrarno pudo haber más exactitud en tus palabras...lo enajnaste de la mente de muchos de nosotros y lo impactaste a modo tal que hace que la piel se enchine y la mente remonte a la muerte, gracias luis!
BorrarGracias a ti, Cecilia!
BorrarCasi se me escapa agua de los ojos, en forma de gotitas. Excelente reflexión Lic, hasta la sentí como propia, un fortísimo abrazo, salu2!!!
ResponderBorrarExtremadamente conmovedor... Cuánto me gustaría escribir como usted, sin embargo, me consuela el hecho de sentir exactamente lo mismo que usted.
ResponderBorrarBellísimo el texto.
Muchas gracias !
BorrarAmishi me has hecho llorar. Al principio de tu texto creí iba dirigido a tu esposa, pero poco a poco tus hermosas palabras me llevaron de la mano a tu pequeña destinataria. No cabe duda que Dios bendijo el tiempo en que escribiste esta carta. Tqm!
ResponderBorrarPor el "amishi" sé quién escribió éstas líneas. Muchas gracias por tus palabras, Coco Araiza. Saludos amiga.
BorrarSaludos Elesban !
ResponderBorrarLuis me gusta:
ResponderBorrarExtrañaré tu voz.
Y es que solo un padre puede comprender lo que se siente cuando se tiene a una hija. Pero no hablo de tenerla como los animales para botarla al menor descuido. Hablo de tenerla, de sentirla suya, de dar la vida por ella. Hablo de protegerla sin importar nada. De querer nutrirle su corazón de felicidad y de alegría. De hacerla sonreír. Verla sonreír.
Y hoy con estas líneas quiero decirte que solo una cosa me preocupa.
Hoy quisiera saber si antes de tu partida, te dije cuanto te amaba. Quisiera saber si fui tu alegría, tu apoyo.
Quisiera saber si los miles TE AMO que te dije fueron suficientes para hacerte sentir amada. Quisiera saber si no quedaron palabras guardadas en mí.
Luis, cambié unas palabras..... Porque mi hija se me adelantó en el camino. Al leerla me invadió enormemente la tristeza. hermoso texto.
No importa el cambio de palabras, Doña Vicky.
ResponderBorrarEso busco al escribir. Que quien me lea haga suyo el texto. Gracias por leerme. Saludos respetuosos.
Es imposible no hacer de uno esta carta, cuando se tiene un hijo se convierte en lo mas importante en la vida y con el brota una sensibilidad k tal vez nunca habia tenido y es k vez de manera distinta el dia a dia y las enseñanzas k uno le pueda dar. Me encanto!!!
ResponderBorrarLuis: los hijos son lo mejor de la creación, me encanto como plasmaste con tus palabras el amor de un padre a una hija, eres un ser humano EXTRAORDINARIO. muchas felicidades exitos mil.
BorrarMuchas gracias por el comentario. Saludos enormes.
BorrarLuis, Gracias por llegar a un punto en que las palabras se transforman en ese sentimiento que te invade. Ahora como padre de una hermosa niña, te agradezco que compartas esto, para cuando yo no esté.
ResponderBorrarNada que agradecer. Bendiciones por siempre.
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