Luis Luna León jueves, enero 15, 2015 0 comments . luis alberto luna leon aula luis luna leon cátedra docencia escuela Una breve pausa Home » . luis alberto luna leon » aula luis luna leon » cátedra » docencia » escuela » Una breve pausa Después de 16 años ininterrumpidos en la docencia y de 12 años continuos de impartir clase en la Universidad Maya, por decisión personal no me matriculé en este cuatrimestre como docente. ¿Las causas? No se generaron las condiciones para ello. Son decisiones que hay que tomar y hay que hacerlo de la mejor manera. La vida es así: tomar y tomar decisiones. Como aquella que tomé hace muchos años al querer incursionar en la docencia. Es curioso. Cuando compartí esta decisión con mis contactos de facebook, una de ellas -que coincidentemente había sido mi alumna en el primer grupo que recibí para ser titular como docente- me trajeron al presente a la persona que me había dado la oportunidad de ser su adjunto como catedrático en nivel licenciatura. José Guadalupe Hernández Telesfor fue el maestro que confió en mi. El que me permitió acompañarle en las aulas universitarias. De quién recibí orientación, observaciones y hasta una que otra severa llamada de atención. Adusto en su forma de dar clases. Tajante. Duro. De un rostro serio y parco. Algunas veces hasta incómodo por lo mucho que cuestionaba al alumno en el aula. A él le pedí apoyo y me abrió las puertas de sus grupos. Hábil en el manejo de la información de las materias resultado de sus conocimientos y experiencia me permitió aprender observándole. Hernández Telesfor fue de quién aprendí quizá todo lo que sé en la docencia. Y no me refiero a la información administrativa. Me refiero a como armar una clase, a como usar la pedagogía, a cómo interactuar con los alumnos, a como dibujar en la mente del alumno cada tema y hacerlo comprender. A debatir, a cuestionar, a examinar, pero sobre todo, a construir conocimiento en el alumno. Y así, llenando la mochila de su ejemplo, me empujó en cada clase. Siempre dándome la seguridad necesaria para que la voz no se me quebrara ni las piernas me temblaran al pararme frente a los alumnos, esos que tendrían tan solo algunos años de edad menos que yo o, en el peor de los casos, mayores que yo. Mi agradecimiento por siempre a quien por siempre será mi maestro. Han pasado ya muchas generaciones desde aquella primera vez en la cátedra. Pero hoy, hago una pausa. Para quien me lee quizá esta decisión tomada no sea de mayor importancia. Pero para mí, que veo a la docencia como mi más grande pasión profesional, si representa una difícil determinación. ¿Duele? Si, claro. El saber que las clases iniciaron y no estaré frente a grupo hace sentir melancolía. Máxime que soy un nostálgico al extremo. Pero detrás de cada decisión hay razones y por eso, se asume con tranquilidad. No me resta más que desear éxitos a toda la comunidad universitaria. Espero verlos más adelante. Hasta muy pronto. Share This To : Facebook Twitter Google+ StumbleUpon Digg Delicious LinkedIn Reddit Technorati
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