Luis Luna León miércoles, mayo 22, 2024 0 comments luis alberto luna leon luis luna leon murakami sonreir tormenta de arena La locura me da paz. Home » luis alberto luna leon » luis luna leon » murakami » sonreir » tormenta de arena » La locura me da paz. He de reconocer que, en días recientes, me siento extraño, incómodo. Confieso que en ocasiones escucho voces que me piden a gritos que me quede en silencio. Y me da curiosidad, volteo y observo. Me pregunto si todas esas personas que me rodean pasarán por lo mismo. De quedarse mudos ante lo que se vive. Y aclaro. No estoy confundido. Sé perfectamente lo que está sucediendo. Como en aquella ocasión que acudí a una reunión de trabajo y escuché a un empleado de gobierno decir cosas sin fundamentos y fuera de la realidad. Me dio pena ajena. No dije nada. Sólo sonreí para mis adentros y evité ponerlo en evidencia. Al final esa persona no aceptaría su error y estoy seguro que en la primera oportunidad que se le presente, volverá a cometerlo. Así me encuentro ahorita. Y estoy consciente que absolutamente todos tenemos algunas tristezas, demasiadas añoranzas y melancolías. Cosas que callamos. E incluso, existen cosas que no queremos platicar ni a nosotros mismos. Sabemos las respuestas y nos da tristeza aceptarlas. Y ante esto, se hace urgente que la curandera del pueblo o el señor de la botica nos venda un brebaje, o nos enseñe una receta casera para curar nuestras nostalgias. Pero como no conozco a ninguna curandera y en pleno siglo veintiuno ya no existen las boticas, hoy mejor le pongo mi mejor cara a la vida. Tratar de sonreír aún y cuando sepa que faltan muchos temas por atender. Aún y cuando sepa que tengo muchos errores por corregir. E incluso, saber que hay muchos temas que llevo cargando en la espalda que de pronto llegan a mi sin yo pedirlo. Algo parecido a que alguien sufra de una enfermedad venérea por confiar en su pareja. Sin saber que esa pareja no se cuida para cuidarse ella, al dejar entrar a su vida y a su cuerpo a otra persona de dudosa procedencia. Pero a pesar de ello, me queda claro que necesito sentirme pleno, con optimismo y con actitud positiva para enfrentar la vida. Me debo felicidad. Hoy tengo muchas madrugadas echándome de menos. Me extraño como era antes. Tengo muchísimos volcanes en erupción en mi cabeza, con mil textos y poemas borboteando en mi mente queriendo convertirlos en letras y en proyectos. Tengo demasiadas dudas, pero también cuento con muchas certezas. Y nadie me superará en las ganas inmensas que tengo por encontrar serenidad en algún libro y en tantos buenos recuerdos. Mi locura sigue intacta. Esa me sirve para plantearme proyectos nuevos y seguir avanzando en este mundo en donde solo los locos logran mover al mundo. Cuánta razón tenía Steve Jobs al decir que debe de existir un homenaje a los locos. A los inadaptados. A los rebeldes. A los alborotadores. A las fichas redondas en los huecos cuadrados. A los que ven las cosas de forma diferente. A los que no les gustan las reglas, y no sienten ningún respeto por el statu quo. Puedes citarlos, discrepar de ellos, glorificarlos o vilipendiarlos. Casi lo único que no puedes hacer es ignorarlos. Porque ellos cambian las cosas. Y aunque algunos los vean como a locos, nosotros vemos su genio. Porque las personas que están lo suficientemente locas como para pensar que pueden cambiar el mundo, son quienes lo cambian. Por eso hoy cuido mi locura. Aunque suene extraño, la locura me brinda una estabilidad mental y emocional. Por eso sonrío. Tengo recetas nuevas y enfermedades viejas. Y aunque mi buró pareciera una farmacia, ya conozco las dosis de cada pastilla. Me automedico de todo, incluso paciencia y optimismo. Por eso hoy estoy aquí, reflexionando. Sabiendo que no existirá enfermedad que me tire ni problema que me haga claudicar. Seguiré caminando así. Feliz. Imaginando un mundo en donde todo sea tranquilidad y levantándome todos los días a tratar de construirlo. No me importa que alguien se baje del coche. Cada quien es libre de tomar sus propias decisiones. El motor está en marcha y ahí voy. Tratando de dirigir la ruta hacia todo aquello que me brinde paz. Seguiré caminando. Y en el trayecto, trataré de corregir mis errores. Tratando de cambiar hasta encontrar mi mejor versión. No importa que nadie a mi alrededor quiera reconocer sus errores ni haga algo por cambiarlos. Yo, por mi parte, aceptaré estos momentos de mi vida como la tormenta de arena que escribiera el escritor japonés Murakami, porque me queda la tranquilidad de que cuando la tormenta haya pasado, no comprenderé cómo he logrado cruzarla con vida. Ni siquiera estaré seguro de que la tormenta haya cesado de verdad. Pero una cosa sí me quedará claro. Y es que la persona que surja de la tormenta no será la misma persona que entró a ella. Y ahí estriba el verdadero significado de la tormenta. Así que, a sonreír, mientras dure la tormenta y a ser más feliz cuando haya salido de ella. Share This To : Facebook Twitter Google+ StumbleUpon Digg Delicious LinkedIn Reddit Technorati
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