diciembre 18, 2020

Está decidido .


 

Hace ya varios ayeres, decidí suspender mis actividades como docente. Tres años se pasaron volando. Como la vida misma.

 

Las razones fueron muchas. Cada una con un peso específico y con la importancia necesaria para aceptarlas. Y en ese entonces decidí hacer “una breve pausa”.

 

Hoy, son muchas más las razones por las que he decidido regresar a las aulas para este 2021. La vida es de metas y retos y así me he trazado a la docencia para este año que está por comenzar y dar continuidad a lo que como catedrático inicié en 1997, año en el que por vez primera estuve frente a un grupo de universitarios.

 

Siempre he creído en la docencia para transformar realidades. La veo como el arma más noble pero más valiosa.

 

Creo que es en las juventudes en donde existe la esperanza de que todo cambie. De que, al compartir información con él o la estudiante, ambos puedan llenar su mochila profesional y enfrentarse a lo que Chiapas y México exige día a día.

 

La docencia es algo que me apasiona. Que me nutre. Que me exige al actualizar mis conocimientos para estar a la altura de lo que los padres de familia esperan que sus hijos o hijas reciban en la universidad.

 

Que me hace sumar esfuerzos con mis colegas docentes para hacer un frente académico único, ese que esté coordinado por los temas a tratar en un mismo grado universitario y no ser simples merolicos de conceptos bibliográficos.

 

No, esa no es la docencia.

 

La docencia debe ser comprometida, responsable y hasta congruente. No coincido con aquellos que, en las aulas, comparten información que nunca han practicado. Conocimiento y experiencia profesional. Sumas que siempre darán resultados positivos.

 

Por ello estoy aquí, insistiendo nuevamente.  Siendo un férreo o un necio catedrático por pretender sumarme a una institución educativa para proponer elementos en la preparación y formación de los universitarios.

 

Queriendo nuevamente aportar para ellos, para los que en un futuro muy cercano, habrán de seguir construyendo el Chiapas que, seguro estoy, todos queremos.

 

Bienvenido 2021, en donde el aula presencial o virtual me permita unirme al talento y convicción que académicos y estudiantes poseen en Chiapas.

 

 

 

 

 


diciembre 15, 2020

Esos demonios


 

Los conozco. Si, uno a uno.

 

He platicado con ellos por años. Y me siento cual niño con juguete nuevo. Siempre agarro a mis demonios internos hasta que me llega el aburrimiento y los dejo colocados en el lugar menos esperado de mi mente.

 

Siempre he creído que me conozco tanto, que sería muy difícil que yo me engañe por voluntad propia.

 

La vida me ha golpeado y me ha sacudido tantas veces que me ha hecho rebotar en mis propias paredes. Y no sé si es bueno o malo. Porque ahí, de rebote en rebote, he estado con ellos, con mis demonios internos. Hemos conversado muchas veces y he de confesar que hoy simpatizo con ellos. Ya no les tengo miedo. 

 

Pero antes todo era distinto. Esos demonios que han hecho de mí lo que encuentro en mi historia. Que me lograron dominar siendo niño. O cuando en la adolescencia no quería expresar mis ideas hasta que lograron sellarme los labios. Si, me sujetaban de los cabellos y hacían de mi lo que ellos querían.

 

Fueron tantas cosas que por ellos no me atreví a realizar y pocas fueron las que a pesar de ellos logré concretar. Pero nada de lo que hice en el ayer fue grave. Hoy tengo la tranquilidad de que no hay cosas de las cuales me pueda avergonzar.

 

Esos miedos que han formado parte de mi vida son, quizá los más leales a mi persona. Leales y fieles. Jamás se irán de mi lado. Nunca me han abandonado. Esos demonios que no me dejaban ser feliz. Que no me permitían dar el paso. Que bloqueaban mis instintos. Que me generaban miedo. 

 

Y a pesar de que muchos de ellos han estado calmados, los tengo, viven en mí. Pero hoy todo ha cambiado. Los he encerrado en una prisión de máxima seguridad ya que existen sin autogobierno. A diferencia del ayer, hoy los controlo.

 

Y están en paz.


Y aunque mañana puedan acelerarse y realizarme un motín haciendo a mis  sirenas emocionales ulular como señal de que el peligro está por llegar, estoy tranquilo.


Porque hoy ya no existen sorpresas. La vida me ha violentado tanto que sé los giros de cadera que debo realizar para no recibir el derechazo que esos demonios me pretenderán propinar.

 

Mis reflejos emocionales han estado en el gimnasio y día a día están más fuertes, más atentos.

 

Quizá han sido muchas las veces que tuve que levantar la piedra que bloqueaba el camino, que indirectamente mis brazos se ejercitaron. Ya no me canso.

 

Lo que siempre me ponía mal era el miedo, a veces miedo de la cosa, a veces miedo del propio miedo. 


Y cuando tenemos miedo, nos sentimos impotentes, carentes de recursos y completamente paralizados.

 

Como si algo absorbiera nuestro poder personal y lo situase ante aquello que tememos para no actuar. Nos congelamos. Nos quedamos mudos, atónitos, sin poder dar un paso o emitir queja alguna. 

 

Todo por el miedo a perder eso que no tenemos. Todo por alejarnos de lo que nunca ha estado con nosotros. Miedo al apego de lo que no importa. De lo que no necesitamos. De todo aquello que sólo está en nuestra mente.

 

Nuestras fortalezas jamás brillarán cuando nuestros miedos nos buscan dominar. Y somos nosotros mismos los que debemos enfrentarlos. Nadie podrá asumir esa responsabilidad. Y lo debemos de hacer para poder avanzar.

 

Tonto aquél que conociendo a sus demonios les permita manipularlo a tal grado que sean ellos los que controlen su actuar.

 

Por ello, mi ahora está inundado de momentos de descanso. Quizá en algún lugar de mi futuro me lleguen a explotar en las manos. No lo sé.

 

Pero hoy he decidido a tomar las riendas de mi carruaje emocional. De ser yo quien dirija los caballos. Ser más feliz, más libre. Dándome los permisos que antes no me daba. Ser yo quien controle las cosas. De que sean mis manos y mi criterio el que me encamine hacia lo que realmente me haga feliz.

 

Y entre más más me conozco, mis demonios internos se quedarán sentados, ahora ellos paralizados, observando como tomo con mis manos sus mejillas y les dibujo una mueca a manera de sonrisa a mi antojo; dominándolos.

Porque no quiero llegar al día del juicio final, cuando esté sentado ante ese ser supremo y me pregunte si fui pleno y feliz en mi vida, yo tenga que contestarle que por mis miedos nunca lo fui. 

 

Por eso hoy, mi yo interno vive feliz, crece pleno y sin sobresaltos para poder caminar en paz. Esa paz y esa felicidad que desde hace mucho tiempo, me merecía y me merezco así, sin más. 

 

diciembre 14, 2020

¿Más claro? imposible.


 

A muchos no les ha quedado claro.


Para ellos, esta caricatura. 


Cuando las letras no son suficientes, están las peras y las 

manzanas.


La preparación.


 

Gracias a Samuel Camacho por invitarme a su programa "Régimen Empresarial" para hablar "del aula a la empresa", tramo indispensable en el que los universitarios dejarán ver su talento y su proceso de adaptación para convertirse en grandes profesionistas.

 

Para construir a Chiapas se necesita de todos, incluso de aquellos docentes que están en las aulas universitarias. Desde ahí hay que impulsar a la juventud para hacer de ésta una mejor sociedad.

 


noviembre 28, 2020

La docencia. Facultad Libre de Derecho Chiapas FLDCH


 


Cuando formaba parte activa en la Facultad Libre de Derecho como docente.

 

El estar frente a grupo, convivir con mi alumnado es algo que me ha llenado de satisfacciones a lo largo de 20 años.

 

Es una actividad que extraño y que ojalá pronto pueda volver a retornar para estar nuevamente en el aula, compartiendo con las y los estudiantes información sobre la administración pública pero sobre todo, el deseo por hacer de éste un mejor Chiapas.

 



Mi clave de vida.


 

La vida nos da la oportunidad de tener espacios para reflexionar. Unas veces nosotros hacemos el tiempo y en otras, lo que nos rodea nos lo ofrece sin pedirlo.

 

Soy de la firme convicción que nuestras decisiones deben ser el fruto de esos momentos de análisis, de la toma de conciencia de lo que vivimos para poder avanzar.

 

Lo peor que le puede pasar a un ser humano es abrir los ojos para ver la realidad y volverlos a cerrar. Avanzar y soltar, clave de vida para la felicidad.


Entrevista "Del aula a la empresa" con Samuel Camacho del programa "Régimen Empresarial"


 

Hoy el mundo empresarial exige más y más.

 

Por una parte, está el universitario, ese que buscará un espacio laboral a como dé lugar. Por otro lado, está la empresa, esa que día a día está evolucionando.

 

Y en medio de estos dos, se encuentra un puente.

 

¿Cómo accesar?

 

El alumno busca empleo cuando está a punto de terminar su carrera. Y no lo hace por decisión propia. Lo hace “motivado” por la necesidad del dinero para poder egresar. Pagos por la titulación, pagos para el examen profesional, pagos por la encuadernación de la tesis, entre otras cosas, son los causantes de esa búsqueda laboral.


Y cuando busca trabajo, el alumno espera ser contratado en un cargo directivo por el solo hecho de ser ya un profesionista. Gran error.


No se da cuenta que el alumno debe de entrar a trabajar desde que inicia su carrera. No importa el área, no importa el nivel.


Lo que las empresas quieren es saber si tienen como parte de su personalidad a la estabilidad laboral. Si se han enfrentado a la normatividad de una empresa. Si saben de cumplir horarios. Si han pertenecido a equipos de trabajo y saben laborar como tal.


Pues bien, creo que como catedráticos y como alumnos tenemos mucho por hacer. Hay que cambiar la brújula formativa. Debemos de tener siempre presente que lo que en las escuelas de todo México se imparte es solo INFORMACIÓN, más no CONOCIMIENTO.



Ese hay que construirlo a partir de una nueva actitud en el alumno. Pero para que ello se logre, ambos deberán de coincidir.

 


Y sobre estos temas conversamos con Samuel Camacho, joven a quien le agradezco me haya invitado a conversar con el auditorio de su programa “Régimen empresarial”.


La entrevista :





 

 


Entrevista "Liderazgos juveniles" en PROPULSOR - IF Matters Digital


 

Hablar de liderazgos juveniles es algo que me apasiona, pero también, me genera el mayor de mis respetos.

La juventud es esa etapa en donde empezamos a hacer realidad lo que de niños soñamos, imaginamos, anhelamos.

Por ello, mi caminar por las universidades por más de 20 años en este 2020, me ha permitido conocer a las juventudes.

El aula enseña. Pero no solo al alumnado. También a los que hemos sido catedráticos. Saber como piensan las y los jóvenes representó mi más grande reto. Debía conocer lo que mueve al alumnado para despertar su interés en mi materia. Y al hacerlo, me adentré al mundo de ellos.

Por tal razón, hoy tengo una visión sobre su propia construcción, pero sobre todo, porque la comparé con mi construcción como persona y como profesionista y pude darme cuenta que tenemos un mismo anhelo: avanzar y sobresalir.

Aquí dejo mis reflexiones, haciendo manifiesto que las expreso con el mayor de mis respetos para ese o esa joven, que desde hoy está buscando construir y labrar un nombre, enfrentándose a ese monstruo de mil cabezas que representa el mundo laboral.

 


 La entrevista:





Entrevista en programa "Café con Pan" con Jorge Estrada Soto

 

Las coincidencias no existen en la vida. Siempre he creído que Dios nos coloca frente a personas que aportarán algo positivo a nuestras vidas y, en otro sentido, a personas que nos llevarán al fracaso.

Y es nuestro deber hacer a un lado de nuestras vidas a las segundas. Sin embargo, con las primeras, es una obligación mantenerlas presentes, abonando a una amistad para aprender y construir con ellas.


Ese es el caso de Jorge Estrada Soto, hombre culto y amable que, sin que mediara tema de por medio, la vida me permitió conocer y aprender de él.


Bastó una conversación acordada en una oficina para poder darme cuenta de su calidad humana y de la fuerza de vida que en él habita.


Grande fue mi sorpresa cuando me extiende la invitación a participar en un programa que de manera virtual él realiza a través de las redes sociales.


Fueron dos horas que disfruté al máximo, conversando con él y con Edith Biester, quien nos acompañó en la emisión y a quien desde aquí le expreso mi gratitud por brindarme su tiempo y la riqueza de su plática.






 

 

 




Concurso "Alexander Domínguez Mendoza" realizado en Chiapa de Corzo.


 

Tuve la oportunidad de participar como jurado calificador del concurso que se realizó en homenaje a un gran orador chiapaneco, y me refiero a “Alexander Domínguez Mendoza”, a quien le guardo respeto a su trayectoria, pero sobre todo, a su sencillez como persona. En dicho concurso, pude coincidir con grandes oradores de Chiapas.

 

Que sigan siendo los concursos en donde el ayer y el ahora sigan manteniendo viva a la oratoria de Chiapas.

 

septiembre 04, 2020

Curso "La importancia de la oratoria en el derecho y en la ciencia política" . Facultad Libre de Derecho en Chiapas


 


Quiero hacer uso de este espacio para agradecer a las autoridades educativas de la Facultad Libre de Derecho de Chiapas FLDCH por invitarme a impartir el Curso en línea denominado “La importancia de la oratoria en el derecho y en la ciencia política”.

 

El que hoy los profesionales del derecho se fortalezcan en la oralidad es una de mis satisfacciones, ya que el nuevo sistema de justicia penal acusatorio adversarial demanda precisamente el uso de la voz para buscar lo que todo jurista debe de seguir como su eje rector: hablar con fundamento y con ello, buscar la verdad para alcanzar la justicia.

 

Y en lo que respecta a la ciencia política, pues el mensaje es claro. Hoy la sociedad demanda de liderazgos que comprendan la importancia de saber transmitir las ideas, los proyectos y todas aquellas estrategias que permitan cambiar la realidad que hoy vivimos. Todo ello apoyado en la verdad y el conocimiento de lo que vive el tejido social. Desde mi perspectiva, sólo se puede hablar de lo que se conoce. Y es precisamente la oratoria lo que permite alcanzar estos importantes preceptos.

 

La dinámica del curso fue para mí por demás enriquecedora. Escuchar al final de mi exposición los diferentes puntos de vista de las y los que participaron, me hace saber que somos muchos seres humanos los que vemos a la oratoria como una herramienta indispensable en cualquier ámbito de nuestra vida.

 

Desde aquí mi agradecimiento para todas y todos aquellos que acudieron al llamado de la FLDCH. Gracias por permitirme construir con ustedes. Solamente cuando se une la información con la voluntad activa y positiva de las y los profesionales de cualquier disciplina podemos avanzar en la construcción de una mejor sociedad.

 

 








Video:





abril 23, 2020

Política. Cuando los jóvenes crecen



Hace apenas unos días, estuve sentado en la oficina de un personaje de la política chiapaneca. No lo conocía, pero sabía de quien se trataba. Sin embargo, quiero confesar que el concepto que tenia de él, se quedó corto cuando lo escuché hablar.

Era una reunión acordada pero improvisada. Ni uno ni otro sabía de lo que hablaríamos, pero si teníamos un punto en común: el gusto de servir al pueblo a través de la política. El, como su oficio cotidiano. Yo, con la visión de que para eso sirve la política.

De viva voz me fue nutriendo con su trayectoria. En dos horas, aprendí de ese líder más de lo que hubiera aprendido en un buen libro de política como lo es El Caballo Rojo de Eugenio Corti.

Con su conversación, pude confirmar que la experiencia no es algo que se compra en la tiendita de la esquina. Es algo que vas adquiriendo con los golpes de la vida. Lo tienes que sufrir. Lo tienes que vivir. Y él la poseía.

Y ahí, en esa oficina, me estaba compartiendo su experiencia. Así, sin más trámite que el tiempo necesario para escucharlo. Y eso es algo que para mí no tiene precio.

Yo desde muy chico tengo una profunda admiración y un enorme respeto por los hombres de la vieja escuela. Siempre he pensado que de ellos hay mucho que aprender.

Que la manera de ver la vida cuando un hombre tiene experiencia es diferente a cuando se es adolescente. Que las dificultades o los problemas son “cualquier cosa” cuando se tiene experiencia. De eso me pude dar cuenta con su plática. Y de eso me gusta aprender.

Sin darse cuenta, me permitió ilustrarme de lo que hace un buen político cuando tiene como objetivo el servir a un pueblo que tiene la esperanza de que alguien lo ayude a salir del atolladero.


De una manera sencilla, pero formal, me compartió fragmentos de su vida profesional. Yo estaba sorprendido. No comprendía como una persona con tanta experiencia, podía estar sentado a la par de un completo extraño, narrándole su formación política. Después entendí que eso caracteriza a un buen político. El sentarse a la par del pueblo.

Todo esto lo saco a colación porque en esa plática tocamos el tema de las elecciones. Ellas siempre traen consigo movilizaciones de los hombres y mujeres que buscan ser elegidos por la sociedad para un cargo político.

Y todos en conjunto acudimos a las urnas a depositar nuestro voto por aquel que nos haya llamado más la atención, que nos haya caído bien o, en el peor de los casos, votar por lástima o compasión por aquel hombre que manifieste que, antes de morir, quiera ser diputado.

Y un sector tan buscado por los políticos es el que representan los jóvenes. Si, en efecto, es un grupo poblacional que es tan ansiado por captar, que el candidato hace todo con tal de que voten su a favor, incluso hasta mentirles.

Mentira tras mentira. Como si fueran gotas de lluvia, así los candidatos dejan caer las mentiras en los jóvenes.

Ya olvidé el número de mítines, eventos, paneles y mesas redondas en las que participé siendo un adolescente de 18 años. Con los demás jóvenes de mi generación, vimos pasar a muchos políticos frente a nuestros ojos. Incluso, los saludé de mano. La emoción nos embargaba siempre.

Lo lamentable de esto es que nosotros los vimos, pero ellos, los candidatos, ni nos recuerdan. Tan no nos recuerdan que jamás volvieron a acercarse a nosotros. Después de obtener nuestro voto y de llevarlos al triunfo, “los jóvenes” quedamos en el olvido.

Bueno si, si volvieron a acercarse con nosotros. Cuando las elecciones regresaban, ellos también. Ahí estaban, nuevamente tocando a la puerta de nuestra confianza. Esa puerta que cuando se es joven se le abre a cualquiera que nos saluda y nos da una palmadita en la espalda.

Pero los políticos se olvidan que los jóvenes crecen. Y con ellos, también crece la experiencia y la desconfianza. Los de mi generación ya no somos aquellos imberbes que se emocionan al escuchar decir al candidato que los jóvenes son “el presente y el futuro de México”. Que risa.

Hoy los jóvenes ya hemos cambiado. Nos hemos preparado. Estamos adquiriendo nuevos conocimientos, estamos cambiando paradigmas. Nos renovamos día con día. Académica, profesional, intelectual y analíticamente estamos cambiando.

Y hoy, con profunda tristeza puedo ver que los que no cambian son los políticos. El discurso no ha cambiado en ellos. Y no los culpo, es una fórmula que les ha funcionado y quizá por ello no quieren desecharla.

Y sin ser candidato ni político, tengo una obligación moral con los jóvenes. Con esos jóvenes de 18 años que como yo en mis ayeres, están siendo convocados por los candidatos. Con esos jóvenes que, una vez más, los están llamando “el presente y el futuro de México”.

Con esos jóvenes que les dan palmaditas en la espalda. Que cuando acuden a un evento político se sienten grandes por el hecho de que el candidato les saludo de mano o les guiñó el ojo. Con esos jóvenes que los mandan a colgar pendones o gallardetes a media noche. Con esos jóvenes que hacen vallas para que pase “monsieur candidaté”.


Con ellos esta mi obligación moral y aquí sigo cumpliéndola.

A ellos quiero decirles que la política es la más pura de las esencias para servir a un pueblo. Que la política es el camino para el desarrollo y el bienestar de una sociedad. Que gracias a ella se ha construido nuestra realidad. Que la política sirve para llegar a acuerdos, para lograr la unidad, para negociar en beneficio de una colectividad. A ellos quiero decirles que para eso, y solo para eso, sirve la política.

Por ello, quiero pedirles que no se dejen engañar por el canto de las sirenas. Que pasarán ante sus ojos muchos candidatos. Que serán invitados a muchos mítines, a muchas mesas redondas, a muchos paneles, a muchas reuniones. Y a todas ellas hay que acudir. Con la pasión de todo ciudadano.

Pero hay que hacerlo para también exigirle al candidato preparación, compromiso, pero sobre todo congruencia.

Porque no es posible que hoy un candidato se reúna con los jóvenes y después presuma ante los medios de comunicación que… ”como candidato vengo a escuchar a los jóvenes, a entenderlos y aprender de ellos para que juntos podamos enfrentar los desafíos futuros, al ser los jóvenes un pilar fundamental en la vida nacional, estatal y regional”.

¡Por favor!

Y digo que no es posible, cuando ese candidato a diputado federal ya ha sido diputado federal, diputado local y hasta senador y nunca, absolutamente nunca, hizo algo en beneficio de los jóvenes. Ni una iniciativa de ley, ni un punto de acuerdo, ni un posicionamiento, ni una gestión y mucho menos una visita a la comunidad para saber lo que los jóvenes necesitan.

Hoy los jóvenes tienen en sus manos no solo el voto. Hoy tienen la oportunidad para jugar el papel más importante de sus vidas y esto es el asumir el liderazgo que cada uno de ellos posee por el simple hecho de ser jóvenes.



Que vengan pues los candidatos comprometidos. Los candidatos que emanan de la sociedad y no de la clase política. Los candidatos congruentes. Esos son los que queremos. Como sociedad nos lo merecemos. 


¿O no?


marzo 06, 2020

Primer viernes de Marzo. Día nacional de la oratoria




Soy un eterno convencido que la oratoria une a las familias, pero además, crea familia.

Un abrazo a todas las oradoras y oradores. 
¡Que siga la palabra viva ! Feliz día nacional de la oratoria.

marzo 02, 2020

Cámara Junior SCLC. Cambio Mesa Directiva



Muchas gracias a los jóvenes de la Cámara Junior de San Cristóbal por invitarme al cambio de su mesa directiva, evento en donde se contó con la presencia de Emannuel Chagoya, Presidente Nacional de la JCI.

Siempre será mi interés el estar en actos en donde el liderazgo juvenil y el deseo por construir una mejor sociedad sea la gran constante.

Mi reconocimiento para la administración saliente y el mejor de los éxitos para los que inician trabajos en este 2020.



enero 11, 2020

Mi maestro. José Guadalupe Hernández Telesfor




Tuve la oportunidad de saludar al LAE. José Guadalupe Hernández Telesfor. El que me dio la primer oportunidad en la docencia. El que me enseñó lo que hoy hago en las aulas. El que creyó en mí cuando nadie lo hizo. Al que le aprendí mucho, o quizá todo lo que soy en la docencia. El que me formó como catedrático.

Mi agradecimiento por siempre para el que nunca se detuvo para darme un consejo o para llamarme la atención.


Pero sobre todo, por enseñarme que a los jóvenes siempre hay que darles esa oportunidad que tanto anhelan para formarse y salir adelante en la vida profesional. 

Gracias. Siempre gracias.



Cuento 13. La decisión



Un domingo ella se levantó con algo en la mente. Preparó el desayuno para los hombres de la casa. Los esperó. Eran unas vacaciones de verano. Alfonso y Horacio estaban en la casa. Horacio de visita, Alfonso no salió de casa. 

Casualmente Odiseo no se encontraba. Había ido a visitar a unos clientes desde muy temprano y esperaban su llegada hasta el medio día.

Se sentaron a la mesa y ellos notaron que Blanca tenía algo. Algo le pasaba. La conocían demasiado como para pasarlo desapercibido.
-¿pasa algo, mami?
-Si hijo, tenemos que hablar los tres. 
-¿de que se trata, mama?¿estas enferma?-preguntó Alfonso con una angustia oprimiéndole el pecho.

-No hijo, pero quiero decirles que he pensado muy bien las cosas. Que ya no puedo soportar un día más con su padre. Que ya me cansé de todas sus mentiras, de todos sus engaños, de cada una de sus infidelidades. Que ya basta de doblegarme y humillarme por amor.
-Mucho tiempo estuve callada por el gran amor que le tengo. Era mi todo, hijos. Mi todo.

Nadie dijo nada. Alfonso y Horacio, escuchaban a Blanca, sabedores que en el fondo, ella tenía razón. 

-Por eso - continuo Blanca – quiero decirles que voy a divorciarme de su papá. Y quiero que ustedes me perdonen por esta decisión. Ya están grandes y pueden tomar sus opiniones. Me dolió que por él pasamos hambre y penurias con ustedes.

-Por el amor a el acepté todo. Pero hoy por el amor a ustedes y a mi, decidí que todo eso se acabó.

Alfonso no daba crédito. Horacio fue el primero en celebrarlo. Le daba gusto que por fin su madre renunciara a Odiseo. En el fondo, tenía coraje hacia su padre. De hecho, muchas veces le reclamó a Blanca porque aceptaba ser humillada. Por tanto, esa noticia lo colmó de mucha felicidad.

-Adelante mamá, me da gusto ver que por fin decides hacerte a un lado de lo que te esta matando en vida.

Alfonso estaba atónito. No podía volver de su realidad. 

Blanca sorbió sus lágrimas, acarició la cabeza de su hijo y se alejó sin responder.

Se hizo un silencio en ese espacio. Las respiraciones agitadas eran los únicos sonidos que peleaban por romper la nada.

A partir de ese momento, no había duda. Quedaba claro que la vida de Blanca tomaría un rumbo diferente. No quiso advertir a nadie, sabía que si lo hiciera su casa se llenaría de personas felicitándola o bien, recriminándole su decisión.

Al final a ella eso no le importaba. Sabía que lo que estaba decidiendo era lo correcto. Su corazón así se lo señalaba.

No hacía demasiado tiempo que vivía con esa luz de esperanza, de saber que un momento sería el que vendría a dar un vuelco con su vida. Quería dejar atrás lo que era.

No, mejor dicho, en lo que se había convertido por amor hacia Odiseo.

Sin embargo, hoy estaba decidida a actuar también por amor. Pero ahora, ese amor era para sí misma, por ella y para nadie más.

Sus hijos ya estaban grandes, formados y pronto harían su propia vida. De hecho, ya lo estaban haciendo.

En Valle Nuevo ellos se habían convertido en jóvenes conocidos. La gente que los identificaba los conceptualizaba como entusiastas, de buena educación y muy trabajadores.

Pero había una sombra que la acompañaba. Y era esa que al voltear a verla, nos deja ver huecos en el alma. La vida con Odiseo, había sido, indudablemente, una marea de buenas intenciones, siempre en buenos deseos, todo en la búsqueda de la eterna felicidad, esa que  jamás llegó.

Y allí estaba, en el fondo del abismo, silencioso, con los ojos cerrados y la cabeza echada hacia atrás, con las piernas cubiertas por los mantos de la resignación y la melancolía. Y ya no quería seguir así.

Blanca había llorado tanto en su soledad que no le quedaban lágrimas para llorar la evidencia de la muerte de su marido.

Porque prácticamente para ella el divorcio sería eso. Matar espiritualmente ese amor que tanto tiempo profesó y ahora, darle vida a ese amor que tanto necesitaba ella. Convertirse en su propia proveedora de amor.

Fue un día difícil, de muchas encrucijadas mentales. Pero todas apuntaban a la misma dirección. Separarse de Odiseo.

Y estaba dispuesta a enfrentarse al gigante, a lo más fuerte. Ya los hijos estaban enterados de su decisión pero, faltaba él, Odiseo, su esposo.

La tarde anunciaba su llegada. El sol se estaba escondiendo como aquél que no quiere ser testigo de un momento no grato.

A su llegada, Odiseo entró silbando como acostumbraba a su regreso de cualquier lado.

Por chispa de vida nunca paró. Siempre ameno, siempre jacarandoso, aunque después se convirtiera en el más temido monstruo. 

Blanca se sentó a la mesa con el mientras le preparaba su merienda. Odiseo de inmediato notó que algo sucedía y le pregunto el motivo de su actitud.

-Tengo que pedirte algo, Odiseo.
-¿Qué pasa? Ya mujer, habla que no quiero sorpresitas.
- El amor que existía ha muerto. Debes de irte. ¡Te quiero pedir que te vayas de la casa! Sentenció Blanca.
Odiseo se quedó estupefacto. Se le congelaron las manos y claramente sintió como un hormigueo empezaba a inundar su sangre por todo el cuerpo.
-¿Qué estas diciendo, Blanca?
-si, quiero que te vayas de la casa, nos vamos a divorciar.

Odiseo jamás preguntó los motivos de su decisión. Sabía que en cualquier momento la bomba estallaría. El mismo le había puesto un detonador de tiempo y este había llegado.

-Solo muerto me sacaras de esta casa, Blanca. Jamás te voy a dar el divorcio ¿me entendiste? ¡jamás!

Ella solo agachó la cabeza y se levantó de la mesa. Atrás de ella dejó a un Odiseo gritando palabras sin sentido.

Alfonso y Horacio habían presenciado todo desde la entrepuerta del cuarto del primero. Vieron como Odiseo se salió de la casa.

De inmediato salieron en la búsqueda de Blanca quien, esta vez, no derramó ninguna lágrima. Estaba tranquila, serena, con un gesto de paz y de satisfacción por haber tomado quizá la mejor decisión de su vida.

Solo atinaron a abrazarla. Ella sonrió al hacerlo.

En su interior se pudo dar cuenta que la fuerza de su esposo se había agotado. Le había llegado la hora, el destino había querido que se fuese así.

Odiseo, en la calle, no pronunció ninguna palabra, solo sus dedos temblorosos se agarraban del volante del coche que manejaba sin destino.

Por un momento, se ahogó en sollozos y después se repuso con aquella fuerza que había aprendido desde niño. Pudo conducir hasta una calle sola. Ahí se estacionó.

Esperó a que amaneciera, y aún desde allí parecía escuchar todavía las palabras de Blanca.

Después. todo se precipitó. Buscó desesperadamente el respaldo de los amigos, sus amigos. Nadie lo escuchó. 

Después vino el proceso jurídico. Odiseo fue emplazado por los abogados del pueblo para que acudiera a la cita por la demanda del divorcio solicitado por Blanca.

Era una sola firma la que se necesitaba. Blanca sabía que había muchas deudas y que todo lo que poseían tenía que ser vendido al precio que fuera para poder cubrir tales compromisos.

Alfonso y Horacio tuvieron que concientizar a Odiseo de que tenía que cooperar para tal efecto. Los títulos de propiedad tuvieron que ser endosados por Odiseo para venderlos. Y así lo hicieron. 

Odiseo sabía que esas deudas no podían cubrirse de otra manera. Blanca quiso sanear todo indicio de incumplimiento económico. No le preocupaba Odiseo. Lo hacía por sus hijos. No quería que ellos fueran llamados a juicio por culpa de sus padres.

Fueron días agotadores. Pero al final, todo se pagó. Lo único que se pudo salvar fue su casa. Y no se vendió porque no se podía vender. Estaba embargada y por tanto, imposibilitada para comercializarla. 

Los hijos, obedeciendo las órdenes de su madre, no aparecieron aquel día del divorcio. Eran mayores de edad y la patria potestad no era un impedimento para el juez en el momento de dictar la sentencia. Blanca no pidió pensión alguna. No reclamó ningún bien porque ya no había ninguno.

La muchedumbre familiar de inmediato se comunicó con Blanca. Ya ella les había contado sobre su divorcio y pues, querían saber del suceso.

Ella solo les decía que todo había salido sin problemas. Que Odiseo acudió puntual a la cita. Lo que no dijo es que ella se sentía liberada. Que al salir del juzgado sintió como una roca había desaparecido de su espalda. 

Que veía la vida de manera diferente. Que podía ver el sol con una luz que nunca antes la había observado. Que las calles las veía con cada detalle que poseían. Detalles que antes no se percataba porque cuando caminaba sobre ellas, su mente iba perdida y su pensamiento solo estaba en cosas que Odiseo necesitaba.


Hoy la vida era diferente para Blanca. Así se lo había propuesto y para ello estaba marcando los nuevos rumbos, los nuevos caminos. 

Pero, aún algo le preocupaba.

Cuento 12.- El triunfo de Horacio
Cuento 1 .- La ausencia del ayer