Luis Luna León sábado, diciembre 30, 2023 0 comments La espera Home » Unlabelled » La espera Me encuentro en una habitación, a media luz. Cerca de mí se encuentra mi hermanita. Y estamos a la espera de que todo avance satisfactoriamente en la salud de mi mamá. Y en este lapso, me pongo a conversar con quien yo jugaba siendo niño. Hoy, su plática y su opinión de mujer, es muy valiosa para mí. Ver las cosas desde diferentes ópticas es algo que yo siempre procuro. Chimamanda Adichie, una escritora nigeriana, dictó una conferencia que se encuentra en youtube que la llamó "El peligro de la historia única". Y lo que esa escritora expresa, viene a confirmar lo que siempre he pensado... "una golondrina no hace verano". Pasa lo mismo con las opiniones: una opinión no nos define. Todo acto o suceso tiene varias formas de verlo. Diferentes perspectivas. Y dentro de nuestra conversación, abordamos varios temas. Y uno de ellos fue el tema de la espera. Ahí nos centramos en esperar la mejoría de mi mamá y, ante ello, le comenté sobre un cuento de un escritor argentino que es de mis favoritos. Y me refiero a Jorge Bucay. Aquí les comparto este hermoso cuento que usa al amor como el vehículo para transportarnos y hacernos ver que esperar, o hacer esperar, es algo tan valioso como el propio amor. Aquí el texto : Érase una vez una preciosa princesa que buscaba con quien casarse. Su padre le presentaba nobles y príncipes de todos los reinos cercanos, pero ella quería encontrar el amor verdadero. Por eso, propuso al rey que se casaría con el joven (noble o no) que se quedara durante un año al otro lado del muro de su habitación, esperando que ella lo eligiera. De esa forma conocería a la persona capaz de dejarlo todo por su amor, el joven que de verdad la quisiera con todo su corazón. Así, el rey hizo el anuncio y se presentaron miles de jóvenes. Todos llegaron con mucho ánimo, pero enseguida comenzó el frío invernal, y la falta de alimentos y cobijo. Muchos de los pretendientes decidieron que el amor de la princesa no valía la pena y se marcharon a sus casas. Cuando llegó el verano, la comida y el agua eran prácticamente inexistentes, y el calor hizo que casi todos se marchasen finalmente a sus hogares. Solo un joven decidió quedarse, ya que amaba en secreto a la princesa desde la primera vez que la vio. No era noble, y esa era su única oportunidad de conseguir su amor, así que se mantuvo allí. La princesa se fijó en él, y no tardó mucho en picarle la curiosidad y querer conocerle. Se disfrazó de campesina, y cada semana le visitaba con agua y alimentos. Poco a poco fue conociéndole, y dándose cuenta de que aquel joven la amaba de verdad. Unos meses antes de que se cumpliera un año, la princesa ya había decidido que al terminar el tiempo establecido se casaría con él, y así se lo hizo saber a su padre. El rey se puso muy contento y comenzó los preparativos, avisando al joven de que su presencia era requerida en la sala del trono el día que se cumplía un año del comienzo. Cuando ya solo le quedaban unas horas para cumplir un año, el joven se levantó del sitio en el que había pasado los últimos 364 días, y se marchó a su casa. Su madre, extrañada, le preguntó por qué no había podido aguantar unas horas más, si ya había sido capaz de soportar casi un año con tal de casarse con su amada princesa. El joven, abatido, le contestó que le habían contado que la princesa llevaba meses visitándole, y que había decidido casarse con él, pero aún así, ella no le había evitado el sufrimiento de pasar allí hasta la última de las noches y los días correspondientes. La princesa había decidido que le amaba, pero no lo suficiente para dejar de hacerlo esperar hasta cumplir el año y no hacerle sufrir más. Una persona así no merecía que se sufriera por ella, aunque fuese la princesa a la que amaba desde niño. "Una persona tan egoísta, ciega y desconsiderada no merece mi amor", le expresó el joven a su madre. Esta corta historia nos muestra cómo una persona que verdaderamente te ama, si puede evitarte una noche de sufrimiento, lo hará. En todas las relaciones hay momentos bajos, e incluso momentos de dolor; el problema llega cuando la otra persona, aún sabiendo que su ausencia y la espera te produce dolor, no deja de hacerlo conscientemente y, peor aún, te observa sin hacer algo, igual que la princesa observaba al joven. Cuando estás en una relación, y te das cuenta de que pudiendo evitarte una mínima parte de sufrimiento, el otro no lo hace, es porque todo se ha terminado. Por ello, a todos aquellos que sean importantes para nuestras vidas, jamás los hagamos esperar y mucho menos, los dejemos esperando de un te amo, de una caricia, o de hacerle saber lo mucho que los necesitamos. Share This To : Facebook Twitter Google+ StumbleUpon Digg Delicious LinkedIn Reddit Technorati
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