El perro.

 

Siempre he sostenido que en los animales hay enseñanzas.

Y específicamente en los perros, hay un comportamiento que me llama mucho la atención. Y me refiero a la lealtad.

Los perros reconocen a quien les da de comer, a quien los cuida, a quien convive con ellos. A quien los ha protegido y con quien ha convivido y jugado a través de los años.

Incluso hay escritores que han hecho películas que reflejan la lealtad de un perro.

Es por eso que hoy, quiero referirme a algo que observé en un perro.

Su amo lo sacó a la calle, le quitó la cadena que traia en el cuello y se apartó de él.

El perro se quedó solo. Su amo no lo veia. Tenia la libertad de moverse a su antojo. Nada lo detenía. No era observado. Nadie se daría cuenta de lo que él hiciese o déjase de hacer.

Y ahi estaba, en la calle, y observó a todos los que transitaban por esa vía.

Sobra decir que frente a él pasaron muchas personas que le hacían cariños, que le ofrecían alimento, dulces.

Incluso hubo un transeúnte que le acercó un pedazo de jugoso filete al hocico.

El perro solo lo observó. Y de inmediato volteó la cabeza en sentido opuesto y emprendió su marcha buscando a su dueño.

Y no descansó hasta encontrarlo.

Por mi parte, yo observaba sorprendido.

Reflexionando...

Cuanta lealtad existe en un ser que no analiza, que no piensa y que actúa con base en su instinto animal.

¡Más bien un perro!